A Conveniencia te cuento: las atrocidades de Boves, Morales, Moxó y Morillo:
Te cuento lo que me dijeron, pero no soy tan valiente para agregarle nada. Cada uno mira con su óptica y refiere a su conveniencia. Siempre habrá diferencias sobre lo que se describe, dependiendo de quién lo escriba.
El 16 de agosto de 1815, Salvador de Moxó, jefe Superior de Policía de Caracas, le comunicaba a su jefe y superior, Pablo Morillo, su visión sobre los ciudadanos de esa capital:
Tampoco debo ocultar a V. E. los males consiguientes a la entrada de los Emigrados [en Caracas desde el centro del país]. Había de varias clases: los que lo hicieron por temor de Boves sin tener parte activa en el gobierno revolucionario […] los corifeos de la revolución; los que ocuparon los primeros empleos y sirvieron armas contra las tropas del Rey; los que vendían las cabezas de los europeos y celebraban con armoniosos conciertos el sacrificio de millares de víctimas; […] y los que en fin escandalizaron al mundo con sus horrendos e inauditos crímenes. ¿Qué han de hacer ahora, que se ven —si no perseguidos— despreciados, sin representación civil, sin haciendas y sin empleos?.
En esos mismos días, Luis Level de Goda, cumanés, escribía —también desde Caracas— un extenso memorial dirigido a Fernando VII (el 4 de noviembre de 1815). Le informaba sobre la situación del país y reclamaba el accionar de las tropas al mando de Morillo, también da referencias sobre las pasadas acciones del gobierno de los insurgentes. Level le escribía a su rey, sin suavizar palabras.
Andrés Level de Goda había nacido en Cumaná el 14 de junio de 1777, cuando se conformaba la Capitanía General de Venezuela, estructura que no coartaba la independencia política de sus provincias, entre ellas la de Cumaná o Nueva Andalucía. Apoyó la causa realista durante la Guerra de Independencia y, posteriormente, participó en la vida política de la nueva República.
Se graduó en la Universidad de Caracas como licenciado en Derecho Civil en 1801. Su esposa fue María Ascensión Bermúdez, hermana de Josefa María Bermúdez, casada con el general realista Francisco Tomás Morales. Ambas eran hermanas del patriota y futuro general José Francisco Bermúdez, uno de los reconocidos Libertadores de Oriente. Estos vínculos matrimoniales reflejan la complejidad de los lazos familiares en tiempos de guerra, cuando convicciones y fidelidades políticas podían dividir familias y alterar ópticas y conveniencias.
Level escribe inmediato a los añicos de la patria. Con sentimientos aflorados describe su país como un conjunto de provincias unidas, donde los criollos eran relegados en favor de los peninsulares, los pardos apenas reconocidos y negros e indios completamente ignorados.
Haciendo gala de su pluma nacionalista, prolija y educada, pinta con acierto el panorama tras los sucesos de 1814 y la emigración al oriente. Narra las condiciones que padecían familias y ciudadanos. Se presenta como un paladín que, con coraje, expone a su rey lo que otros nunca osaron decir.
El país estaba invadido, intervenido, tomado y gobernado por el mariscal Pablo Morillo, quien meses antes había llegado desde Cádiz con su tropa expedicionaria a la playa muerta del Puerto Santo, en la medianía de la península de Paria.
Sobre la llegada de Morillo, le escribe a Fernando VII:
El general Morillo, a su llegada, encontró el distrito entero bajo el gobierno de V. M. […] sin enemigos, porque casi todos habían muerto a manos de Boves y Morales […] Quiere decir, Señor, que Morillo ni aún halló población, pues de la poca que había pereció casi la mitad, y todos hombres. El censo de la capital de Cumaná, que tenía 16 mil almas, se hizo ahora […] y solo consta de 5.236 almas, con más de 3.000 mujeres y apenas 1.221 hombres. […] ¿Y no cambiarían con todo su corazón el hambre por el pan, la desnudez por el vestido, la mendicidad por la abundancia, los tormentos por el gozo, y el suelo extraño por su propia patria que tan apegadamente quieren?.
Level concluye que las riquezas confiscadas no benefician ni a la Corona ni al Estado, sino que se pierden irreparablemente.
Los emigrados de Caracas habían llegado a Cumaná el 24 y 25 de agosto de 1814. Tanto a ellos como a los propios cumaneses se les ensañaron los tomases: Boves y Morales, hasta casi aniquilarlos. Un año antes del escrito de Level, la avanzada de Boves había llegado a las puertas de Cumaná, luego al mando de Boves se enfrentaron el 16 de octubre a las desiguales tropas del general Manuel Piar en la sabana de El Salado. Cumaná, sufrió tanto o peor que Barcelona, Ocumare o Valencia; cada una tuvo sus propios degüellos, al son de los fandangos.
En Madrid, el 31 de julio de 1815, el doctor José Ambrosio Llamosas, vicario y capellán primero del ejército de Boves, presentó otro memorial confidencial al rey. Allí relató los sucesos sangrientos de 1814 y parte de 1815, confesando que había sido enviado por Morillo y Morales para informarlo. Morales —huye— adelantándose a denunciar a su fallecido jefe y compañero, responsabilizándolo del cúmulo de crímenes. En parecida acción a la de los victimarios de Lope de Aguirre, en la medianía y bajo la oscuridad del siglo XVI.
Llamosas advertía al rey:
Todas las anteriores providencias serán ineficaces […] si V. M. no aplica la más importante y necesaria: que para los empleos generales de aquellas provincias […] se nombre a quienes administren justicia y manejen fielmente las rentas, pues la inobservancia de este sistema ha sido la raíz de la insurrección de Caracas y demás países de América.
Morillo conocía bien la bajeza de Moxó; él mismo lo había acusado de «duro, injusto y corrupto». Ya en España lo habían señalado de «deshonesto». Aun así, lo mantuvo como jefe de policía por conveniencia. Y luego -cuando marcha a la Nueva Granada- lo deja como Capitán General interino.
Llamosas acompañó a Boves durante toda su campaña y luego a Morales, y fue el parlamentario que este último envió para rendir la isla de Margarita antes de la llegada de Morillo. Siempre oficiando su rito, siempre bendiciendo su obra. Sin embargo, se presentó ante el rey libre de toda mancha, como si nada hubiera tenido que ver.
El rey estaba plenamente enterado. No se puede exculpar a la Corona española alegando ignorancia. El monarca y sus asesores movían los hilos de la guerra desde la distancia, y fueron los derrotados con la independencia. También fueron autores intelectuales de los crímenes que sus tropas cometieron en nuestros territorios, al son de deguello y «Piquirico».
Estos acontecimientos deben servir de espejo a los venezolanos actuales, para que la historia no se repita ni alimente el descontento. Las recomendaciones del sacerdote Llamosas y la lúcida percepción del cumanés Level de Goda no deben quedar en el olvido; pero, a la luz de las circunstancias y en contraste con su propio accionar, han de ser leídas, comentadas y mantenidas siempre sobre la mesa… para que nadie, jamás, pueda —impunemente— lavarse las manos.
por: Rommel Contreras
