lunes, 3 de junio de 2024

HEROES DE ORIENTE

por: Dr.      Kelvis  Campos  

La guerra de independencia dio a entender que realmente la Capitanía General de Venezuela tenía por lo menos 2 naciones diferentes con diferentes culturas, dialectos, tradiciones, comidas, economías, manera de vivir y hasta sus propios héroes y heroínas. Recordemos que, desde la llegada de los europeos, se constituyeron 2 provincias una que comenzaba en la península de la Goajira hasta el río Unare por el norte; por el este desde el Unare hasta el río Negro, por el oeste desde la Goajira al Casanare y por el sur desde el río negro al Casanare y se le denominó Provincia de Venezuela y su capital o ciudad principal o más importante era Caracas. Y la otra región desde el río Unare hasta el río Esequivo incluyendo las islas de las Margarita, Trinidad y Granada por el norte, por el este desde la desembocadura del Esequivo hasta la sierra Acaral, desde allí hasta el río Negro por el sur y desde el río negro hasta la desembocadura del río Unare por el oeste. Y su capital o ciudad principal es Cumaná. Con administraciones diferentes, tributos y responsabilidades diferentes, autoridades Eclesiásticas y Militares diferentes, y mientras la provincia de Venezuela recibía su ordenes por intermedio del Virreinato de Nva. Granada, la de Nva Andalucía o Cumana las recibía de la española o Virreinato de sto. Domingo. Así vemos que España traslada a América las mismas estructuras políticas, religiosas y administrativas usadas allá. Sin embargo, fueron acatadas a medias en la Provincia de Venezuela y menos en la Provincia de Cumaná. Recordemos también que la masa humana hispánica que viene a América la componen individuos jóvenes la gran mayoría del sector inferior de la nobleza: hidalgos segundones, guerreros, clérigos, licenciados y bachilleres, un mínimo número de agricultores, algunos obreros y marinos de diversa extracción, recibiendo ayuda para su adaptación influenciado por el clima y los aborígenes y todos se llaman Señores como un fenómeno de hidalguización. Esto hacia hasta que las autoridades decían: “se acepta, pero no se acata”. En la actualidad vemos esos resabios de la colonia cuando vemos algunos funcionarios que dicen: “el presidente manda allá y yo aquí”. 

Las primeras rebeliones se dan con el enfrentamiento del indio guerrero en defensa de su tierra y posesiones y hay escritos de 1514 donde en el Oriente los indígenas secuestran y asesinan a 2 frailes por una negociación con españoles que no pagaron y se llevaron a parte de su pueblo en sus barcos. Igualmente sucedió en varias ocasiones antes de 1532 en Cumaná. En 1552 en las minas de Buría, se rebela el negro Miguel, vengando los vejámenes sufridos por su raza, luego lo hará Miguel de Castellanos en 1583.  En 1603 los negros utilizados en la pesca de perlas se revelan por el trato inhumano que se extiende a Cumaná, con una represión brutal. Ya para 1628 se levantan en Nirgua los negros movidos por la rebelión del negro Miguel y no pudiendo dominarlos las autoridades y la villa organizo su cabildo con “gente de color”. Y se le llamó republica zambos y mulatos. Pero es la Compañía Guipuzcoana con su monopolio comercial la que logra el primer frente unitario para la resistencia venezolana. El zambo valenciano Andresote inicia en 1732 una guerra contra la Guipuzcoana y se mantiene en lucha por casi 3 años con la ayuda de los criollos y los holandeses. Luego se rebela el negro Guillermo. En 1781 Juan Vicente Bolívar escribe a Miranda y se ofrece junto a Martin Tovar y el Marques de Mijares seguirlo como a un caudillo. Este mismo año en Táchira, Mérida y Trujillo se produce un tumulto denominado rebelión de los Comuneros de los Andes como consecuencia de la rebelión de Túpac Amaru. En mayo de 1975 se levanta José Leonardo Chirinos, en ese mismo año llega a la guaira el reo Juan Bta. Picornell quien estimula a Manuel Gual y a José María España a su rebelión fracasada. En 1806 llega Miranda a Coro y no recibe apoyo del pueblo. Es la burguesía de Caracas con su junta patriótica que desencadena los acontecimientos del 19 de abril de 1810. Por otro lado, no debemos olvidar que en el Oriente se sabe de asonadas en 1798 en Carúpano y Río Caribe sofocadas por Luis Mocia y en Cariaco por Vicente Emparan. La región que se descubre por los españoles en 1493 sin nombre verdadero sin gente aparentemente, es en 1810 real y empieza a aparecer en el mundo con una mezcla de sangre, culturas, intercambio de productos e instituciones propias e importadas y se transforma en una nación mestiza y joven. Sin embargo, falta mucho ya que no es la nación libre ni dueña de su destino y se rige por un sistema de desigualdad e injusticia, sin metas históricas. Surge Francisco de Miranda Mariscal de la Revolución Francesa como la inspiración de los cambios por venir. Surgiendo así una Revolución de jóvenes ricos y de diferentes castas. Revolución cívico militar sobresaliendo Simón Bolívar quien es muy conocido en la Provincia de Venezuela, pero no mucho en la antigua Provincia de Cumaná, donde se destacan una pléyade de jóvenes guerreros, altivos y dispuestos a darlo todo por esa revolución. En el oriente venezolano los patriotas fueron identificados por sus hazañas y sus glorias en las diferentes batallas, hombres nacidos en estas provincias y otros venidos de fuera o de otras naciones fueron reconocidos en esta tierra como sus libertadores, ya que los canarios y españoles se ensañaron con nuestros pueblos haciendo atrocidades y diezmando la población y la economía. La guerra es a muerte y en la primera parte entre hermanos venezolanos como una guerra fratricida entre un bando que apoya al rey y otro bando que apoya la revolución y la independencia de la Capitanía General de Venezuela de España; y después de la revolución de Boves la guerra se transformó entre españoles y venezolanos. Sin embargo, hay que destacar que, hasta la Emigración de Oriente, esta región no había visto luchar a otro ejército que no fuera el de sus propios conciudadanos. Este ejército oriental después liberar al oriente del país, se va a colaborar al centro, llanos y occidente del mismo y luego a la Nva. Granada, Ecuador y Perú. Este es uno de los motivos para que en esta tierra oriental no se conozca muy bien a un Bolívar y se desconozcan por completo a un Cruz Carrillo o a un Jacinto Lara o a un José Moran u otros héroes occidentales y centrales que nunca actuaron en el oriente. La guerra en el Oriente del país en los primeros años fue más cruel, sangrienta y con más batallas y encuentros que en el occidente. Los patriotas orientales se comprometieron con el pueblo de la región y los hicieron suyos, comieron en su mismo plato, se adaptaron a sus costumbres, a su forma de vivir, y a sus sufrimientos; y el pueblo los acepto de la misma manera. Este pueblo los apoyó con avituallamiento y armas, los escondió cuando lo necesitaron, los alertó de los pasos de sus enemigos, les dio sus hijos y los acompañó cuando se vieron perseguidos o amenazados. Estos héroes eran hombres de carne y huesos, pensaban, se emocionaban, tenían su debilidades y sus fortalezas, tenían sentimientos muchas veces encontrados, amaban, odiaban, eran injustos y no les gustaban las injusticias, estaban en guerra y asesinaban como también perdonaban a sus contrincantes muchas veces conocidos o coterráneos, eran engreídos y tenían humildad, eran unos lobos hambrientos que destrozaban su presa y al mismo tiempo calmados y serenos dispuestos a perdonar una vida, pero recordemos eran personas de la guerra y de la paz. Destacaré algunos de estos héroes orientales y algunos aspectos de sus vidas.

 Armario Agustín. Nace en Pto Cabello en 1783. Se une al movimiento emancipador desde el 19 de abril de 1810, en su primera asignación de 1811 por orden del capitán de fragata Lino de Clemente al mando de la lancha Barinas patrullando desde pto Cabello hasta Tucacas enfrentando al corsario Juan Garbazo en Chiciriviche. En 1812 se desplaza a Cumaná participando en acciones en la Provincia de Guayana hasta ser derrotado en la batalla de Sorondo. En marzo de 1811 migra a Trinidad, regresando con los expedicionarios de Chacachacare en la goleta la Carlota, acompaña a Bermúdez en todas las acciones, hasta ser gobernador de Maturín en 1814, escapando a Trinidad después del diciembre negro de Maturín junto a Francisco de Paula Avendaño. Se incorpora a la expedición de Mac Gregor triunfando en Qbda Honda, El Alacrán y El Juncal, siguió su Campaña en el Oriente al mando de Mariño, y en 1817 se encuentra en la expedición sobre Barcelona que auxilia a Bolívar. En 1818 combate con Bolívar en Guayana y es ascendido a Coronel de Infantería. De 1820 a 1821 fue Comandante General de la Provincia de Cumaná en cuya capital se casa el 7 de febrero de 1822 y el 17 de julio es nombrado Cdte. Gral. Interino del Dpto. de Marina con el grado de Capitán de Navio y el 17 de mayo de 1823 Santander lo asciende a Gral de Brigada de Marina. El 13 de febrero de 1827 Bolívar lo nombra Cdte del 1° y 2° Departamento de Marina en Pto Cabello, como Contralmirante es condecorado con la estrella de los Libertadores de Venezuela. Senador al congreso en 1831. Muere en Cumaná el 13 de agosto de 1833.                                                                                                                                                                            

  

Anzoátegui José Antonio.  Nace en Barcelona en 1789 participa en los acontecimientos de 1810, en 1813 se une a Bolívar y en 1816 se le une en la invasión de los Cayos. Se destaca en Carúpano después de la dispersión en Ocumare donde es el que reúne y ayuda en la retirada salvando la expedición y la república, Participa en la Campaña de Guayana al mando del Gral. Manuel Piar, asciende al Gral. De Brigada y es puesto al mando de la Guardia de Honor del Libertador. Adelantando la Campaña de 1818 hacia Caracas, combate en el Sombrero y Ortiz. Es nombrado Comandante General de Infantería y Segundo del Ejército de Occidente en la Campaña de 1819. Se destacó en la Campaña de Nva Granada: Gameza y Pantano de Vargas, pero sobre todo en Boyacá donde es ascendido por Bolívar a General de División trayéndole una enemistad con Santander, lo nombra el libertador Comandante del Ejército del Norte con instrucciones de invadir Venezuela, dirigiéndose a Pamplona donde el 15 de noviembre a las 9 am le ofrecen una cena y a las 12 de la noche lo encuentran muerto en su habitación.

Arismendi Juan Bautista. Nace en la Asunción el 15 de marzo de 1775. Estudió en Cumaná y se hace Capitán del Ejército Real. Ejerce la Comandancia de Armas del Norte e instructor de Milicias. Forma parte de la Junta que depone al Gobernador Puellas y asume el mando en Margarita, ascendiendo a Coronel. Forma parte de la expedición a Guayana que fracasa y es hecho preso al volver a Margarita enviándolo a las bóvedas de la Guaira de donde sale por sus familiares. Vuelve a Margarita donde es  encarcelado y desde allí anima a Don Rafael Guevara para la toma del Gobierno dejándolo en libertad y vuelve a gobernar a Margarita y socorre a Mariño con armas, pertrechos y 14 embarcaciones y lo apoya en la jefatura suprema pero por desavenencias asume a Bolívar como su jefe quien lo nombra Gobernador de Caracas y cumple la orden  de Bolívar de ejecutar a los prisioneros de Caracas y La Guaira antes de la partida de la Emigración a Oriente, reasumiendo la Gobernación de Margarita y entregándola a Morillo quien se la entrega a Herraiz rechazando la propuesta de Morales que decía que había que matar a Arismendi. Asume el alzamiento contra Urreiztieta quien encarcela a Luisa su esposa y la somete a los peores tratos que podía, Arismendi asalta a Juan Griego el 16 de septiembre de 1815 ocupa Villa del Norte bate a los españoles y los reduce a los castillos de Sta Rosa y Pampatar. Bolívar lo nombra Gral en Jefe el 7 de mayo de 1816, manda recursos a Mac Gregor y 400 hombres a Barcelona, secunda a Bolívar en la incursión de los valles del Tuy para regresar derrotados a Barcelona, concurre con Bolívar a las operaciones sobre Guayana y se reúne con las tropas de Piar en la mesa de Angostura retirándose a Margarita después de la toma de Angostura, Es hecho preso por Francisco Esteban Gómez y remitido a Angostura. Es liberado por Mariño al renunciar Zea y es nombrado vicepresidente, pero al volver Bolívar vuelve la normalidad y se dirige a Margarita como Gobernador, desde donde apoya con 400 hombres a la distracción de Carabobo. Soublette lo designa para el Comando Militar de Cumaná y Barcelona, en 1835 vuelve a ser Gobernador de Caracas donde muere el 23 de junio de 1841.


Avendaño Francisco de Paula.  Nace en Cumaná el 14 de febrero de 1792, donde inicia sus estudios. En 1808 estudia ingeniería y forma parte de la Compañía de Húsares del rey Fernando VII comandada por el Coronel Vicente Sucre, egresando junto a 53 subtenientes el 10 de Agosto de 1810, se dirige a Caracas a formar parte del ejército que comanda el Marques del Toro, luego al de Francisco de Miranda, en el sitio de los Guayos sufre 2 heridas y es apresado pero logra escapar y se traslada a las Antillas desde donde regresa a Venezuela al enterarse de la entrada de Bolívar a Caracas el 6 de Agosto de 1813. Uniéndose a este ejército y nombrado por Bolívar comandante de Artillería de la Guaira. El 7 de Julio forma parte de la Emigración a Oriente, Combate en Aragua de Barcelona el 17 de agosto de 1814, después de llegar a Cumaná emigra junto a Armario a Trinidad.  Se incorpora a la Campaña de Guayana bajo el mando de Piar, el 18 de Julio de 1817 Bolívar lo asciende a Tte. Coronel y Zea el 12 de noviembre de 1819 a Coronel. Se casa el 4 de octubre de 1818 en angostura con Isabel María González con quien procrea 9 hijos. Participa con 300 hombres en la distracción de Caracas en la Campaña de Carabobo, regresa a la Guaira como comandante de armas. En 1824 es comisionado para la reconstrucción y verificación de las fortificaciones de Bajo Seco en Maracaibo. En 1825 es Comandante Gral. De Pto Cabello. Comisionado por Bolívar para informarle todo lo referente a la Cosiata. Diputado al Congreso Constituyente de Valencia en 1826. Consejero del Gobierno desde 1833 hasta 1838 cuando es nombrado como Gobernador de la Provincia de Cumaná. Consejero de Estado en 1841, Gobernador de Guayana en 1843, Ministro de Guerra entre el 19 de junio de 1845 hasta el 29 de enero de 1847 cuando es nombrado Coronel en jefe del batallón de zapadores. Entre 1848 a 1850 director de la Academia de Matemáticas e introduce la Física y Química en la carrera de Ingeniería. Introdujo a Venezuela el arte de la litografía. En 1861 asciende a Gral. de Brigada y en 1864 a Gral. en Jefe. Muere en La Guaria el 27 de febrero de 1870. Sus restos son llevados el 16 de marzo de 1966 al Panteón Nacional.


 Barreto Ramírez Jesús.   Nace en Cumanacoa y se incorpora en 1811 al ejército libertador, participa en 56 acciones bélicas, bajo las órdenes de Mariño, Piar y Bermúdez, en la liberación de Oriente, después de la caída de la 2ª república toma la guerra de guerrillas donde sale victorioso y es de los que mantiene la esperanza de la revolución. En bombona en 1819 es ascendido por el Libertador a General de Brigada. Muere envenenado en el Perú.

 

 Bermúdez José Bernardo.  Nace en San José de Areocuar el 15 de octubre de 1778, vivió y estudió en Cumaná, se casó con Rita Herrera y tuvieron 3 hijas. Desde las sonadas revolucionarias de 1810 participa activamente en la causa. Su primer gran aventura es haber sido comisionado en 1812 con los expedicionarios del Orinoco en la Campaña de Guayana bajo las órdenes del Coronel Francisco González y el comandante Villapol. Después de la Capitulación de Miranda migra a Trinidad y forma parte de los expedicionarios de Chacachacare como segundo al mando en 1813 participa como jefe en la toma de Maturín el 2 de febrero, vence el 20 de marzo a Fernández de La Hoz, luego enfrenta y vence a Zuazola y el mismo de La Hoz pero una discusión con Piar lo lleva a dejar la jefatura y es aconsejado por su cuñado Level de dirigirse a Trinidad pero es capturado en el Golfo Triste y llevado a Yaguaraparo donde es fusilado por orden de Cerveriz, pero a pesar de recibir 4 balazos queda vivo y es llevado a la casa de Antonio Toro, donde es asesinado el 7 de Agosto de 1813.

                         

Bermúdez José Francisco.   Nace en Cariaco el 23 de enero de 1782, fue uno de los más entusiastas en el movimiento revolucionario en Cumaná donde estudió y se hizo subteniente arrogándose la voz del pueblo y sus conciudadanos así que sus amigos lo empezaron a llamar José Francisco Pueblo. En 1811 en la conspiración de los catalanes prestó sus servicios en Cumaná, marcha a la defensa de Barcelona en la toma de Píritu que coincide con la Capitulación de Miranda regresa a Cumaná para seguir a Güiria y refugiarse en Trinidad. Es uno de los expedicionarios de Chacachacare. Después de la toma de Güiria asume el mando de una partida recorriendo la costa de Irapa, batiendo Cerveriz y avanza hacia Cumaná. En 1814 con el grado de Coronel combatió en Boca Chica, Aroa, 1ª de Carabobo y 2ª de la Puerta donde es derrotado junto a Bolívar y vuelve a ser derrotado en Aragua de Barcelona; marcha sobre Maturín acompañado por Cedeño, Zaraza, los Monagas, Sucre y 1300 hombres más. El 12 de septiembre derrota en Maturín a Morales con sus 6000 y 4 días después lo vuelve a derrotar. Pero al salir en busca de Morales para evitar su reunión con Boves es derrotado en los Magueyes y luego en Úrica por Boves, regresa a Maturín y el 14 de Diciembre es derrotado por Morales y debe irse a Margarita pero al desembarcar Morillo debió partir en la goleta Golondrina hacia Granada, Martinica, San Tomas y luego a Cartagena donde se encarga del mando y Morillo la pone en sitio defendiéndola por más de 100 días debiendo abandonarla y dirigirse a Haití encontrándose con otros emigrados que preparaban la expedición de los Cayos en la cual no participa por no aceptar la autoridad de Bolívar con quien se reencuentra en Güiria y tienen un enfrentamiento para luego reconciliarse al salva a Bolívar en Barcelona, luego emprenden juntos el sitio de Angostura cuya plaza tomaron el 17 de julio de 1817. En octubre Bolívar le nombra Comandante de la Provincia de Cumaná con el grado de Gral. de División. Vuelve a Margarita y en 1818 es nombrado Gral. en Jefe del ejército de Oriente. En la Campaña de Carabobo realiza la distracción de Caracas, regresa a Cumaná donde combate hasta la rendición de la misma el 15 de octubre de 1921. En junio de 1823 manda en río el ejército contra Morales quien capitula. Regresa y en pto. Cabello rinde la plaza. Regresa a Cumaná y asume el cargo de Intendente y Comandante del Departamento. En 1826 se retira a la vida privada en su hacienda de Guirima. Se le vuelve a nombrar Intendente de Cumaná en 1829 sustituyendo al Gral. Salón quien había renunciado.  En 1830 decide mantener la integridad de Colombia, sometiendo los pueblos insurrectos manteniendo la paz hasta 1830 y lo mandan al retiro, es asesinado en Cumaná el 15 de diciembre de 1831.

 


Bideau Jean Batiste:   Nace en Santa Lucía Provincia de Cumaná el 8 de diciembre de 1780. Lucha contra las tropas ultramarinas francesas en Guadalupe y Martinica entre 1793 y 1794. Es uno de los libertadores de Antigua y Barbados. En 1798 lucha en Trinidad contra los británicos.  Conoce a Miranda en Trinidad en 1806 donde era marino y tenía un taller de fabricación de botes. En 1811 pone su bergantín “botón de rosas” al servicio de la causa patriótica. Participa en la Campaña del ejército bajo las órdenes de Miranda y después de la Capitulación regresa a Trinidad desde donde en 1813 es de los 45 de Chacachacare, encargado de Güiria después de la toma de la misma en enero de 1813. Después de la caída de la segunda república emigra a Haití y Jamaica, pone a disposición su bergantín el “indio libre” en la expedición de los cayos y en uno de sus botes salva al libertador en Ocumare el 14 de julio de 1816. Acompaña a Bolívar a Barcelona, pero es atrapado en la Casa Fuerte donde muere el 17 de Abril de 1817 el héroe dela expedición de los Cayos y Jacmel. 

                                          

Brion Luis: Nace en Curazao el 6 de julio de 1782. En 1794 es enviado a Holanda a educarse. En 1799 combate en la invasión británica a Holanda, participando en las batallas de Bergen y Castricum, es hecho prisionero por los ingleses y regresa a Curazao y pasa a formar parte de la Guardia Nacional Curazoleña. En 1807 se exila en San Tomas. En 1813 se une a la causa independentista de Venezuela. En 1814 se hace venezolano y Bolívar le otorga el grado de Capitán de Fragata. En 1815 adquiere en Inglaterra la corveta Dardo 24 cañones, 12 mil fusiles y otros pertrechos que pone en Haití en disposición de Bolívar quien lo asciende a Capitán de Navío. Su primera victoria la obtiene en el Combate Naval de los Frailes el 2 de mayo de 1816. Bolívar lo nombra Almirante. En 1817 actúa en la Campaña de Guayana. El 3 de agosto libra el Combate Naval de Cabriám donde captura 14 de los 28 buques españoles. Presidente del Consejo de Gobierno de Angostura. En 1819 se establece en Margarita y organiza una expedición con 22 buques sobre las costas de Nva. Granada, al mando de Mariano Montilla, capturan todos los puertos y la boca del río Magdalena, así como Barranquilla y Sta Marta. En 1821 por discrepancias con Montilla se aleja del mando de la Marina y pasa a Maracaibo, pero la tuberculosis muy avanzada lo hace dirigirse a Curazao y un día después de su llegada, muere el día 27 de septiembre de 1821.

                                                        

Carabaño Miguel:  nace en Cumaná el 26 de Marzo de 1786, se inicia como cadete en Cumaná y forma parte del ejercito de Miranda y después de la Capitulación migra a Cartagena y se alista en el ejército de Nva Granada junto con su hermano Fernando participa en varias acciones en los años de 1814 y 1815 emigran a Jamaica  cuando Morillo llega a dominar el territorio, cuando regresan a Colombia su barco encalla y son hechos prisioneros, decapitan y descuartizan a Fernando el 11 de Marzo de 1816 en Monpos, y a Miguel lo fusilan y descuartizan por orden de Morillo el 9 de Abril de 1816 en la ciudad de Ocaña.

                                                                                  

Carabaño Aponte Francisco:  Nace en Cumaná el 6 de septiembre de 1781 realiza estudios en España y perteneció al Ejército Real  como subteniente. En 1810 se incorpora como teniente al ejército patriota, en 1811 combate en Valencia donde es herido. Participa en las Campañas de 1813 y 1814 cae prisionero y es llevado a España saliendo en libertad en 1820 se convierte en defensor de la causa patriota denunciando en España los maltratos y desmanes de Boves, Morales y Morillo, regresa a Venezuela en 1822, participa en el sitio de Pto Cabello, en 1823 Comandante de Armas y Diputado al Congreso de la Gran Colombia por Caracas en 1824. Miembro de la Comisión Diplomática en Europa en 1825. Jefe del Estado Mayor en 1827. Jefe Civil y Militar en La Guaira en 1828. Diputado al Congreso Constituyente por Carabobo y Secretario de Guerra y Marina en 1830. Se casa en La Guaira en 1832. Se une a la Revolución de las Reformas donde es hecho prisionero y condenado a muerte en enero de 1836 pero se le conmuta por destierro perpetuo, después de estar 8 años en Curazao ingresa a Venezuela 1844. Comandante de Armas de la Provincia de Cumaná en 1847. Obtiene el grado de General de Brigada asesinado por el indio Juan Antonio Salcedo el 18 de agosto de 1848 en Saucedo cuando marchaba a combatir a los alzados en Paria. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde 1876                                     

 

Carmona Francisco:  Nace en Cumaná en 1790. Se alista en las filas patrióticas en 1810. Actúa con Mariño en las Campañas de 1813 y 1814, al caer la segunda república se enrola en las guerrillas en los llanos al mando de José Tadeo Monagas y Cedeño. En 1817 bajo el mando de Piar vence en la batalla de San Félix como comandante de Caballería. En 1819 con el ejército de Páez participa en las Queseras del Medio. Acompaña al Libertador en la campaña a Nva. Granada donde gana el grado de Gral. de Brigada. Después de la disolución de la Gran Colombia retorna a Nva Granada donde en un combate de fracciones políticas muere en 1853 en Sta Marta.

 

Carrera Francisco Antonio:   Nace en Cariaco en 1790. Enrolado en el ejército patriota en los albores de la independencia. Se distinguió como oficial del Gral. Mariño actúa en las batallas de Boca Chica, Arao, Carabobo y La Puerta, después de la caída de la 2ª república participa en algunas guerrillas hasta 1817 donde se incorpora al ejército de Bermúdez hasta la Campaña de Carabobo radicándose en Cumaná donde figura como Jefe Militar de la Provincia. Toma parte activa en los hechos políticos de la época especialmente en los referidos a la Cosiata en 1826. Apoyo siempre la integridad de Colombia, Bolívar y Bermúdez.


 

Cedeño Manuel:   Nace el 6 de Mayo de 1781 en Chaguaramas que se conoce de sus inicios formales con el ejército revolucionario en la batalla de Mosquiteros, comandando la caballería al lado de Vicente Campo Elías, Torres y Maya. El 12 de febrero en la victoria acompaña a Rivas con el ejército de Campo Elías para definir la batalla, participa en BocaChica,1ª de Carabobo y 2ª de la Puerta, Aragua de Barcelona, Maturín y Úrica, y después de la derrota de Maturín el 14 de diciembre se embosca en las sabanas del Tigre y regresa para unirse a José Tadeo Monagas saliendo derrotados en Morichal Bueno y en el Caraqueño por los Tte. Coronel Cunti y  Gorrin regresa al Tigre desde donde mantiene en jaque al poderío realista, en triunfos de San Diego de Cabruticas, las Raíces, Qda. Honda, el Tigre y Cuchivero; se dirige a Caicara del Orinoco desde donde sale a apoyar a la toma de Guayana por Piar. Es el encargado de buscar a Piar en Aragua de Maturín, arrestándolo en San Félix para llevarlo a Juicio. Designado jefe de operaciones en Maturín y en 1819 es designado Segundo jefe de operaciones del ejército de Oriente al mando de Bermúdez. En 1821 en la batalla de Carabobo comanda la 2ª División de Caballería donde muere el 24 de junio.

                                                    

Centeno Mejías Dionisio:   Nace en Cumaná el 8 de abril de 1797, Estudiando en el seminario de Caracas se incorpora en el ejército de Rivas combatiendo en Vigirima, Araure, en el sitio de San Carlos, en Valencia y Pto. Cabello, se traslada a Cumaná con la Emigración a Oriente, acompaña a Piar en la batalla del Salado el 16 de octubre de 1814, logrando escapar de la gran matanza de Boves huyendo a Maturín incorporándose al ejército de Bermúdez hasta la batalla de Carabobo, regresa a Cumaná donde contrae nupcias. Representó a la Provincia de Cumaná en los Congresos de 1835 y 1840 como senador y diputado respectivamente. Enviada en 1840 y retoma la carrera sacerdotal ordenándose en 1842, ejerciendo su apostolado en Cumaná, Río Caribe y Guayana. Muere el 21 de noviembre de 1874

 

De la Cova Juan Bautista:   Nace en Carúpano en 1790, se integra al movimiento de 1811, se refugia en Trinidad en 1812 y se une a Mariño y es uno de los 45 de Chacachacare en 1813, entra en acción en Güiria, Yaguaraparo, Irapa y Maturín. En 1814 Boca Chica, Aroa, Carabobo y La Puerta. Entre 1815 y 1817 bajo las órdenes de Francisco Esteban Gómez, participa en todos los combates en Margarita y es uno de los héroes de Matasiete. Bolívar lo nombra Coronel en 1818 y jefe del batallón Angostura para luego incorporarse al ejército de Oriente bajo las órdenes de Bermúdez, participa en la distracción de Caracas en 1821, Designado Comandante Civil y Militar de Carúpano, trasladado a Guayana como Comandante de Armas de esa región y pereció ahogado en el Orinoco el 15 de abril de 1824. 


García Carlos José Valentín:   Nace en Caigüire Cumaná el 15 de diciembre de 1791. Acompaña al ejército republicano en la Campaña de Oriente desde 1813 se destaca en las batallas del Juncal, San Félix, Boyacá, Pantano de Vargas y Bomboná, en la quebrada del Semen salva al Libertador de una muerte segura y éste le pone el nombre de Valentín Valiente. Con el grado de Cabo 1° es de los defensores de Cartagena en 1815. Combate en los Frailes, Juan Griego, Carúpano, en la retirada de los seiscientos y el Juncal. Hace las Campañas de Guayana, Centro, Apure y Nva. Granada. Cumple misiones en Cuba por órdenes de Sucre. En 1854 derrota al General Juan Bta. Rodríguez. Jefe de Operaciones de Aragua y Comandante de Armas en Cumaná con la dinastía de los Monagas, hasta su muerte el 7 de octubre de 1856 con el grado de General de División.

                       

 

Gómez Francisco Esteban:   Nace en la Villa de Sta. Ana del Norte el 26 de diciembre de 1783. Estudia en Cumaná. En 1813 es ascendido a Capitán de Granaderos, se oculta en 1814 y en 1815 acompaña a Arismendi en la invasión de la Isla de Margarita como jefe de División de Reservas. En 1816 como Tte. Coronel es Segundo de las fuerzas de Arismendi. Asume como Gobernador de Margarita cuando Arismendi sale a tierra firme. En 1817 el Libertador lo asciende a Coronel y Gobernador de la Isla. En este mismo año se produce el sitio de los cocos y con apenas 300 hombres combate a Morillo que cuenta con 2000 infantes y 800 de caballería, venciéndolo en Matasiete y los Robles. Gobernó la Isla de Margarita hasta 1821. Junto a Montilla expediciona en Cundinamarca, Río Hacha, Sta. Marta, La Ciénaga y la Toma de Cartagena. En 1822 es nombrado Gobernador de Coro. En 1826 Gral. de Brigada luego Gral. de División de los ejércitos de Colombia. Comandante de Armas de Maracaibo designado por Páez hasta 1835, traslado por Vargas a Cumaná con el mismo cargo defendiendo al gobierno en la Revolución de las Reformas. En 1837 Presidente de las Provincias de Cumaná, Barcelona y Margarita. Diputado en el Congreso del Rosario de Cúcuta y delegado a la Convención de Ocaña. Fue llamado el “Leónidas Margariteño” y “Primer Ciudadano de la Isla” Muere en la Asunción el 6 de agosto de 1853.

                                                                

Guerra Olivier Mateo:   Nace en Carúpano el 3 de Mayo de 1795. A los 15 años se incorpora a las fuerzas patrióticas, se une a las fuerzas de Mariño a raíz de la invasión de Chacachacare y bajo cuyas órdenes combate hasta 1814. Logra sobrevivir a las masacres de La Puerta y Aragua de Barcelona, refugiándose en Margarita donde permaneció hasta 1816, participando en todas las batallas de la isla. Forma parte de las fuerzas de tierra firme después de la expedición de los Cayos, junto a su hermano Gabriel Guerra Olivier participando en los combates del Alacrán, El Juncal y Qda. Honda. Fueron de los héroes de la Casa Fuerte de Barcelona. Mateo asciende a Coronel después de la batalla de Carabobo muere en la Asunción el 19 de abril de 1879. Gabriel después de la toma de Pto Cabello en 1823 se incorpora a la fuerza expedicionaria que va a reforzar el ejército del Sur, pero falleció al llegar a Panamá.


Infante Leonardo:   nace en Chaguaramal el 28 de junio de 1798. Con apenas 15 años se incorpora al ejército revolucionario bajo el mando de Bermúdez y Piar, participando en las batallas desde Maturín hasta La Puerta, luego Aragua de Maturín, Magueyes, Urica, y en la masacre de Maturín escapa y se incorpora a las guerrillas patriotas bajo el mando de Cedeño, Zaraza, Andrés Rojas y los Monagas antes de ir a engrosar las filas de José Antonio Páez, destacándose en la Campaña del centro en 1818, este año el 17 de Julio se destaca venciendo a Morales en la Beatriz, en el rincón de los toros elimina al Coronel Raimundo López y entrega un caballo a Bolívar para que escape. Participa en la batalla de las Queseras del Medio el 2 de abril de 1819, recibiendo la Cruz de los Libertadores. Comandante del escuadrón de Guías del Apure, toma parte en la Campaña de Nva. Granada peleando en las batallas de Gámeza, Pantano de Vargas y Boyacá en 1819. Con el grado de Coronel es enviado al Cauca bajo las órdenes de Valdés en 1820. En 1821 es emboscado en el río de Quilcacé donde es herido y tomado prisionero por una columna realista que mandaba el coronel Obando, luego es liberado y hasta 1824 hace la guerra en Pasto y el Cauca, se retira a Bogotá donde es acusado de haber dado muerte al teniente Francisco Perdomo y en 2 años no se encontraron pruebas, pero las pasiones políticas lo hacen que lo condenen y es fusilado en la plaza mayor de Bogotá el 26 de marzo de 1826.

 

Leal José.   Nace en Cumaná en 1796, forma parte del ejército de Bolívar en la reconquista de Venezuela, se distingue en Taguanes, Bárbula, Trincheras, Vigirima, 1ª de Carabobo, después de la pérdida de la 2ª República se mantiene activo en las guerrillas del Oriente y Guayana. En 1816 se une a los expedicionarios de los Cayos, distinguiéndose en Qda. Honda, El Juncal, el Alacrán, batalla de San Félix y en la Campaña de Nva. Granada Gamesa, Pantano de Vargas y Boyacá. Acompaña a Sucre en la Campaña del Sur de, hasta 1824 destacándose en Pichincha y Ayacucho donde sale herido y no se recuperó completamente y obteniendo el grado de Coronel. Muere en La Paz en 1827 y es ascendido post mortem a General de Brigada.

 

Mariño Santiago:   Nace en el Valle del Espíritu Santo el 25 de Julio de 1788. Llevado a Trinidad por sus padres que tenían una hacienda en dicha Isla. En 1810 es encargado por el Ayuntamiento de Cumaná en labor diplomática ante el Gobierno de Trinidad. Se incorpora como oficial de la expedición a Guayana al mando de Francisco de Paula González con el grado de Capitán del batallón que comandaba Manuel Villapol con22 años. Emigra a Trinidad después de la Capitulación de Miranda donde organiza la invasión de Chacachacare, desembarca en güiria el13 de enero de 1813 desde allí comienza la Campaña que va a liberar a Maturín, Cumaná y Barcelona del yugo español, participa en Boca Chica, Aroa, Carabobo y la Puerta. Junto con Bolívar sufre derrotas y humillaciones, como en la Emigración a Oriente, Cumaná y Bianchi, Margarita y Piar, Carúpano y Ribas, Cartagena y Castillo, Jamaica y Haití, juntos regresan a la patria y juntos inician la reconquista de la misma, en 1817 pone en sitio a Cumaná y manda ayuda a Bolívar en Barcelona, pero llegan tarde sus altos oficiales, Armario, Bermúdez y Valdez, que se van a Guayana con Bolívar. Regresa a Cumaná con Sucre y Urdaneta en busca de Montes para seguir el sitio de Cumaná, el 8 de mayo de 1817 se reúne en el Congreso de Cariaco que le da el apoyo a su autoridad, pero Sucre y Urdaneta se dirigen a Guayana desconociendo el mismo y reuniéndose con Bolívar. Se dirige a Margarita después que Sucre lo convence de aceptar la autoridad de Bolívar y haberse fusilado a Piar por insubordinación. Nombrado por Bolívar jefe del ejército de Oriente. En 1819 representa a Cumaná en el Congreso de Angostura. Al salir Bolívar a la Campaña de la Nva. Granada se tensan sus relaciones con el vicepresidente Zea a quien destituye y nombra a Arismendi como sustituto después de excarcelarlo. Retorna a Güiria al regresar Bolívar y poner el orden. En 1821 Bolívar lo nombra jefe del Estado Mayor y Ministro de Guerra. En 1826 dirigió junto a Páez el movimiento de la Cosiata. En 1827 se desempeñó como intendente y comandante general del departamento de Maturín. Encabezó la Revolución de las Reformas que destituyó a Vargas y fue exiliado hasta 1848, que es nombrado Cdte. Gral. del ejército contra Páez.  Fallece en la Victoria el 4 de septiembre de 1854.


Monagas José Gregorio:   Nace en el hato El Roble en Maturín el 4 de mayo 1795, dedicado a las tareas del campo hasta los acontecimientos de 1810 decidiendo junto a su hermano mayor unirse a la causa independentista en Maturín combatiendo contra de Hoz, Zuazola, Monteverde y Boves en Cachipo y Maturín en 1813, Boca Chica, La Puerta, Arao y 1ª de Carabobo contra Calzada, Cajigal y Ceballos en 1814 en Aragua de Barcelona, Urica y Maturín contra Morales y Boves. En 1815 se enfrenta a Martínez, en junio se bate con Gorrin e intenta la toma del Fuerte de Angostura defendido por Cerruti. En 1816 protagoniza la batalla del Alacrán y se bate con Morales en el Juncal, y 1818 Calabozo, El Semen y Ortiz contra Morillo. En Carabobo se le concede el grado de Gral. de División en 1821. En 1824 forma parte del último contingente que llega al Perú participando en el sitio del Callao, al regresar se retira a trabajar a sus fincas, pero participa en todas las intentonas anti Paecistas y Bolivarianas en el Oriente del País. En 1835 participa en la Revolución de las Reformas. Funda el partido Liberal en Barcelona y Maturín. Nombrado desde 1851 presidente de la República hasta 1855 caracterizado su gobierno por el Nepotismo y la pobreza. Decreta la abolición de la esclavitud el 24 de marzo de 1854. El 31 de enero de 1855 entrega el poder a su hermano y se retira a sus posesiones. En 1858 por orden de Julián Castro es apresado por Justo Briceño y es llevado al castillo de san Carlos del Zulia donde enferma y muere en el Hospital Militar de Maracaibo el 15 de julio de 1858.

                                                               

Monagas José Tadeo:   Nace prematuramente vía Maturín el 28 de octubre de 1784, dedicado a las labores del campo hasta 1813. Inicia su carrera militar bajo las órdenes del coronel Villapol como alférez de caballería recibiendo su combate de fuego en el combate de las Bocas del Pao. Se destaca en las batallas de Maturín y Cachipo, para 1814 participa en el sitio de la Puerta, Boca Chica, Arao, 1ª de Carabobo donde obtiene el grado de Coronel el 28 de mayo, luego Aragua de Barcelona, Maturín, Urica y Maturín el 14 de diciembre, En 1815 en San Diego de Cabruticas, sabanas de Lejarazo, El Palmar, Aragua de Barcelona, y en el hato del Caraqueño. En 1816nen el Alacrán, El Juncal. Coopera con Bolívar para 1817 con el ejército de Oriente, en 1818 participa en la batalla de Calabozo contra Morillo, en el Semen y en la de Ortiz donde enfrenta a De La Torre. Para 1719 participa en las acciones del hato de la Cantaura y el ataque a Sta. Clara. En 1820 participa en el ataque a las Trincheras de Quiamare en contra de Chicual Guzmán. En 1821 después de la batalla de Carabobo es ascendido a Gral. de División. en 1822 obtiene el cargo del Gobernador Civil y Militar de Barcelona y comandante del Dpto. del Orinoco, se casa en 1823 y se retira a sus labores del campo. En 1830 apoya a la integridad de la Gran Colombia. Promueve la formación del estado Oriente integrado por las provincias de Cumaná, Margarita y Guayana, se retira en 1831 a su vida privada, en 1834 dirige la Revolución de las Reformas. Presidente de Venezuela desde 1847 a 1851, reelecto para el período de 1855 a 1859 originando infinidad de comentarios y aversiones políticas reflejo del descontento generalizado que sacudía a todo el país, renuncia a la presidencia el 15 de marzo de 1858. Tras 6 años de exilio regresa a Venezuela y encabeza la Revolución Azul que derroca a Manuel Ezequiel Bruzual interino de Castro, declarado presidente de la república, pero meses después muere de pulmonía el 18 de noviembre de 1868. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 17 de mayo de 1877.


Montes Domingo:   Nace en Cumaná el 1° de noviembre de 1784 en la calle Cumanacoa actualmente Urica, se une al ejército patriota como simple soldado en 1810. Combate en todas las acciones de la liberación de Oriente bajo el mando de Mariño y Bermúdez. A partir de 1814 junto a Manuel Inocencio Villarroel desde Cumanacoa y sus alrededores mantiene un asedio constante a los españoles y la llama viva de la revolución, se incorpora desde 1817 hasta la Campaña de Carabobo al ejército de Bermúdez ganándose el grado de Coronel. Forma parte del ejército de la Provincia de Cumaná, hasta su asesinato el 28 de septiembre de 1827 en Cascajal de Cumaná.


 

Parejo Francisco Vicente:   Nace en Cumaná el 2 de octubre de 1777. Los acontecimientos de 1810 lo sorprenden siendo capitán del ejército y se adhiere al movimiento independentista, participa en los combates desde 1811 a 1814 bajo las órdenes del Coronel Francisco González Moreno, Mariño, Bermúdez y Piar. Después del desastre de Urica, se incorpora a las guerrillas que comandaba José Tadeo Monagas. En 1817 designado ayudante general del Estado Mayor del ejército libertador. Forma parte de este ejército hasta 1821. Después de la batalla de Carabobo desempeño altos cargos de la administración de la república. Comandante Militar de Margarita, Comandante Militar de Guayana. Gobernador de la Provincia de Barcelona en 1825. En 1836 ascendido a General de Brigada. Muere en Caracas el 24 de Julio de 1864.


Piar Manuel Carlos:   Nace en Curazao el 18 de abril de 1784, a los 10 años se radica en La Guaira donde se entusiasma con el movimiento de Gual y España. En 1804 combate en Curazao como miliciano de la Guardia Nacional contra los ingleses. En 1807 se establece en Haití. Llamado por los acontecimientos del 19 de abril de 1810 regresa a Venezuela chocaron con el mantuanaje criollo, hombre de gran cultura y conocimiento por vía del autodidactismo debido a las prohibiciones que había hacia los pardos. Poliglota: castellano, inglés, francés, holandés, papiamento, creole, y guines entre otros idiomas los dominaba muy bien, inicia la carrera militar en la Armada al servicio del apostadero naval de Pto. Cabello. En 1811 comanda una cañonera en la concentración naval de Cumaná, para asistir a la campaña de Guayana donde son derrotados en la batalla naval de Sorondo 26 de marzo de 1812 que se libra en el Orinoco, se refugia en Trinidad después de la Capitulación de Miranda. Firma como secretario del Acta de Chacachacare. Invade güiria el 13 de enero de 1813, Realiza la Campaña de Cumaná, destacándose en Maturín 20 de marzo, 11 de abril y 25 de mayo derrotando a De la Hoz, Bobadilla, Zuazola y Monteverde. Liberado el Oriente incursiona como Comandante de la Escuadrilla Cumanesa combatiendo en Pto. Francés y Chuspa el 18 de noviembre de 1813 y bloquea Pto. Cabello por orden de Bolívar. En 1814 combate en las Provincias de Barcelona, Cumaná y Caracas, solo derrotado en la batalla del Salado en Cumaná el 16 de octubre. Junto a Rivas comparte la jefatura del ejército libertador después de la caída de la 2ª República y la abandona en febrero de 1815 con el grado de General de Brigada. En 1816 se incorpora a la Expedición de los Cayos, participa en el combate naval de los Frailes y desembarca en Carúpano incursionando sobre Maturín. Después del triunfo en el playón del Juncal, es nombrado por la tropa General en Jefe conduciendo a su ejército victorioso a la Campaña de Guayana, el 21 de noviembre pasan el Orinoco, y el 31 de diciembre de 1816 pasan el Caura. El 13 de enero de 1817 sitia Angostura, pero es el 11 de abril en la batalla de San Félix que derrota al ejército español y se apodera de la Provincia de Guayana. Desconoce la Autoridad de Bolívar y pide su separación del ejército libertador lo cual es concedido, pero se apega a los postulados del Congreso de Cariaco y trata de crear un ejército paralelo, siendo juzgado y decidiendo apresarlo y encarcelarlo, y se le juzga por traidor y se le fusila el 16 de octubre de 1817.


Ramírez Juana:   Nace en Chaguaramas actual estado Guárico el 12 de enero de 1790. Hija de esclava y del General Andrés Rojas quien la libera al nacer después de comprar a su madre Guadalupe se la da en crianza a Teresa Ramírez de quien adopta el apellido acompaña al comandante Rojas desde 1810 en el ejército libertador para labores de la logística de la tropa pero se integra a la lucha con un grupo de artillería que se destaca en la tercera batalla de Maturín al recuperar una espada de un general caído y levantarla para arengar a su escuadrón compuesto entre otras por: María Antonia, Juanita Ramírez, Marta Cumbale, Valentina Mina, Graciosa Barroso de Sifontes, Vicenta y Rosa Gómez, Dolores Betancourt Mota, Carmen Lanz, Luisa Gutiérrez, Isidora Argote, Eusebia Ramírez, Rosalía Uva, María Romero de López, Josefa Barroso, Juana Carpio, Lorenza Rondón, casi todas emigradas a Maturín, a seguir la lucha con más ahínco y ayudar a vencer al ejército de Monteverde en el sitio donde hoy es la plaza Piar de Maturín, plaza que se mantiene inexpugnable, gracias a estas defensoras, retoma sus actividades militares en las batallas de Maturín en 1814 contra Morales donde salió derrotado antes de la batalla fatal de Urica. Pero el 11 de diciembre de ese mismo año Maturín cae bajo el poder de Morales quién viene victorioso de Urica a arrasar a una ciudad que lo había humillado meses atrás y su tropa se dedicó al saqueo, asesinato y violaciones siendo Juana Ramírez una de las víctimas, que al ser reconocida se le cortó la cabeza y se llevó frita como trofeo a los pies de Monteverde según lo referido por la historia contada por pobladores cercanos ya que nadie que no tuviese un caballo pudo salir de esa ciudad con vida. El 23 de octubre de 2015 sus restos reposan en el panteón nacional de Venezuela.

                                                     

Ribero José:   Nace en Cariaco. Se alista en el ejército libertador con los sucesos de 1810. Participando en todos los acontecimientos hasta la caída de la caída de la 1ª república que lo llevan a ocultarse en las montañas de Cariaco desde donde mantiene una guerra de guerrillas contra los españoles, se incorpora a las fuerzas invasoras de Chacachacare siendo uno de los oficiales que bajo las ordenes de Bernardo Bermúdez toman Maturín. Después de los hechos de 1814 se regresa a Cariaco con el grado de Coronel y retoma las guerrillas hostilizando a los españoles, pero en una escaramuza en Punta de Piedras de la costa de Paria es hecho prisionero y trasladado a Cumaná donde el 14 de octubre de 1816 es fusilado y descuartizado en la plaza del barrio San Francisco, sus miembros fueron dispersados en varios sitios desde Cumaná hasta Cariaco para que sirviera de escarmiento a los patriotas.

 

Rojas Andrés:   Nace en Barcelona en 1776. Se une a la revolución desde 1810, interviene en la expedición fracasada de Angostura en 1811, participa en el ejército que comandó el generalísimo Miranda en 1813 enfrenta las guerrillas realistas en Aragua de Barcelona y es ascendido a Tte coronel. Al caer la segunda república forma parte de las guerrillas patriotas dirigidas por zaraza. En 1816 es ascendido por Bolívar a Brigadier. Forma parte del Congreso de Cariaco, pero se une a las fuerzas de Bolívar. Comandante de Armas de Maturín en 1821. General de División en 1827 Diputado al Congreso de Cúcuta en 1828. Partidario de la Revolución integradora. Muere en un motín en la Guarnición de Cumaná el 8 de abril de 1831.

 

Ruiz Méndez Pablo:   Nace en Carúpano se une a las filas patriotas en 1811. Es hecho preso en 1812 y remitido a las bóvedas de la Guaira. Puesto en libertad se refugia en Margarita donde combatió hasta 1814 bajo las órdenes de Arismendi, se une a Piar y se destaca en las campañas de Barcelona y Valle de la Pascua. Regresa a Margarita en 1815. En 1817 se incorpora al ejército de Bolívar ascendiendo a Coronel. Es asesinado en 1817.

 


Sucre de Antonio José: Nace en Cumaná el 3 de febrero de 1795, estudia bajo la dirección del sargento Tomás Mires matemáticas y fortificaciones, en 1808 ingresa a la escuela de ingenieros de Caracas. En 1811 es ascendido a Tte. De ingenieros. Luego de la capitulación de Miranda migra a Trinidad. Regresa con los expedicionarios de Chacachacare, participa en las Campañas de 1813 y 1814 ascendido a Tte. coronel por sus logros en las batallas de Maturín, En 1815 defiende el sitio de Cartagena bajo las órdenes de Bermúdez. En 1817 Bolívar lo asciende a Coronel. En 1819 Zea le otorga el grado de General de Brigada. En 1820 Bolívar lo nombra Jefe del Estado Mayor y Ministro de Guerra. Redacta los Tratados de Armisticio y Regularización de la Guerra firmados por Morillo y el Libertador. En 1821 es nombrado Jefe del Ejército del Sur de Colombia. En 1822 triunfa en Pichincha y se decide la independencia del Ecuador. Es ascendido a General de División por el Libertador quien lo nombra Intendente del departamento de Quito. Triunfa en Pasto y crea el Monitor primer periódico republicano del Ecuador. En 1823 funda e instala la Sociedad Económica de Quito. Ministro Plenipotenciario de Colombia en Perú. Jefe del Ejército Unido de Colombia y Perú. Libera a Arequipa. 1824 presente en la batalla de Junín. Triunfa en la batalla de Ayacucho. Es declarado Gran Mariscal de Ayacucho. Entra en Cuzco y le entregan el pendón de Pizarro. En 1825 el Congreso de Colombia lo asciende a General en Jefe. En 1826 funda la Universidad de la Paz. Nombrado Presidente de Bolivia. En 1827 organiza la Hacienda Pública, decreta la entrega de tierras a los indios y organiza la agricultura. En 1828 Es herido en un brazo en un motín en Chuquisaca y renuncia a la Presidencia de Bolivia. 1829 al mando de las tropas Colombianas vence en Tarquí a las tropas peruanas. En 1830 es nombrado Presidente del Congreso Admirable. Asesinado en Berruecos.

                                                        

Sucre de y Urbaneja Vicente:  Nace en Cumaná el 23 de Julio de 1961. Miembro de la Junta de Gobierno de Cumaná. entre 1811 y 1812. Regidor y Acalde ordinario del Ayuntamiento de Cumaná entre 1799 y 1800. Alcanzó el grado de Coronel y Comandante del Cuerpo de Cadetes de Cumaná. Firma la Capitulación de Cumaná ante los enviados de Monteverde; es hecho preso por orden de éste y remitido a las bóvedas de la Guaira, liberado por Bolívar en 1813, y es de los que participa en la Emigración a Oriente y se refugia en Trinidad. Regresa a Venezuela y se incorpora al ejército libertador como Coronel. El 25 de octubre de 1817 es nombrado por Bolívar como Gobernador de Guaya la Vieja y Comandante militar del bajo Orinoco en sustitución de su hijo. Muere en Cumaná el 3 de junio de 1824.

 

Sucre de José María:   Nace en Cumaná el 9 de noviembre de 1783.  Muere en Cumaná el 16 de agosto de 1855 con el grado de Coronel. Forma parte del ejército español y se traslada a Barcelona donde se casa 1805 con los acontecimientos de 1810 pasa al ejército libertador con el grado de capitán y en 1811 es ascendido a Tte. Coronel, con la pérdida de la 2da. República se refugia en Margarita, regresa a Cumaná donde resida hasta su muerte.

 

Sucre de José Gregorio.   Nace en Cumaná el 23 de mayo de 1789, perteneció a los nobles húsares De España en Cumaná. Los acontecimientos del 1810 lo llevan a integrar el ejecito libertador y asciende al grado de Sargento Mayor en Angostura en 1818. Gobernador y Comandante de Armas en Barcelona. Ministro de la Corte Marcial. Senador de la república. Asciende hasta Coronel por sus servicios en el ejército libertador. Se establece en Margarita donde muere de Cólera, en la Asunción el 16 de noviembre de 1854.


Sucre de Pedro:   Nace en Cumaná el 15 de septiembre de 1793. Acompaña a su hermano Antonio José desde cadete hasta graduarse de subteniente e ingeniero de Artillería en Caracas. Se une al ejército libertador desde 1810 acompañando al marques del Toro y al Generalísimo Francisco de Miranda, después de la capitulación de Miranda, se refugia en Trinidad. Es de los expedicionarios de Chacachacare, y sigue a Mariño hasta la batalla de la Puerta donde es hecho prisionero teniendo grado de capitán, y es fusilado por Boves en la Victoria el 15de junio de 1814.

 

Sucre de Francisco:   Nace en Cumaná el 23 de noviembre de 1799. Se une al ejército libertador en 1816 y en su primera incursión en paria es hacho prisionero por Morillo quien lo manda a fusilar y lo descuartizan en Cariaco en 1817.

 

Navarro José Manuel:   Nace en Carúpano el 28 de febrero de 1781. En 1810 está en Margarita donde se le designa como comandante Militar de la Villa del Norte con el grado de Capitán. Trata de sublevar la guarnición de Carúpano cuando la invasión de Chacachacare, es hecho preso, pero logra escapar a Margarita. En 1816 asciende a Tte. Coronel, se incorpora al ejercito de Mariño y luego al de Bermúdez desde 1817 hasta 1821. En 1827 es ascendido a Coronel. Muere en Carúpano.

                                                       

Valdés Juan Manuel:   Nace en Trinidad en 1785 siendo provincia de la Capitanía General de Venezuela. En 1802 se traslada a Caracas y forma parte del batallón de infantería de la Reina. En 1810 se une al ejército Revolucionario y forma parte de la Expedición a Guayana. Al capitular Miranda se refugia en Trinidad. Es de los 45 de Chacachacare e invade Güiria el 13 de enero de 1813. Participa en la Campaña a Oriente. En 1814 va en auxilio de Bolívar y participa en las batallas de Boca Chica, Arao, Carabobo y La Puerta. Después de la Emigración a Oriente logra huir a las Antillas y forma parte de la Expedición de los Cayos en 1816. Entre los años 1817 y 1819 forma parte de la Campaña de Oriente. Junto a Mariño participa en el ataque a Cumaná en 1817, y junto a Pedro Macías Freites en Barcelona en 1817. Inicia la Campaña a Guayana y participa en el sitio de Angostura con el grado de General de Brigada. Acompaña a Bolívar y Urdaneta en la Campaña del Centro, batiéndose en Calabozo, El Semen, El Sombrero y Ortiz. Nombrado Gobernador interino de Guayana. En 1819 es designado junto a Urdaneta a comandar las tropas británicas llegadas a Margarita y conducirlas a Guayana. Participa en la Campaña a Nva. Granada. En 1820 Bolívar lo designa jefe de Expedición de la Campaña del Sur. En 1822 combate en Bomboná ganado el grado de Gral. de División. Comanda la 1ª División Colombiana al Perú. Nombrado Comandante de Armas de Guayaquil en 1826. En 1828 es nombrado Gobernador y Comandante de Armas de Sta. Marta. Es expulsado de Nva. Granada en 1830, regresando a Venezuela. Se mantiene varios años de retiro y en 1835 Vargas lo nombra Comandante de Armas de la Provincia de Cumaná. Páez lo destierra hasta que regresa en 1845 a Ciudad Bolívar en donde muere el 31 de Julio del mismo año.

 

Vallenilla de Diego:   Nace en Cumaná el 15 de Julio de 1773. Forma parte de la Junta Patriótica de Cumaná después de los sucesos del 27 de abril de 1810 y del Gobierno provisional de 1811. Hecho prisionero después de firmar el acta de reconocimiento de la autoridad de Monteverde tras la capitulación de Miranda y es remitido a las bóvedas de La Guaira hasta la restitución de la República en 1813. Se incorpora al ejército libertador con el grado de Tte. Coronel inmediatamente y participa en las campañas de Oriente y después de la derrota de Urica forma parte de las guerrillas en las serranías de la Provincia de Cumaná en constante lucha con los realistas hasta 1816 que retorna al servicio del ejército patriota bajo las órdenes de Bermúdez. El 8 de mayo de 1817 participa en el Congreso de Cariaco designado para la administración del poder ejecutivo. Diputado por la Provincia de Cumaná al Congreso de Angostura en 1819 hasta el 20 de enero de 1820. Diputado ante el Congreso de Cúcuta el 6 de mayo de 1821 con el grado de Coronel. Gobernador de la Provincia de Cumaná después de su liberación. En 1823 Diputado al Congreso de Colombia. En 1824 es oficial de la delegación de Colombia en Estados Unidos. En 1825 conduce los presentes que mando Washington y Lafayette a Bolívar. Nombrado intendente del Departamento del Orinoco. En 1828 Comandante de Armas de Cumaná. Gobernador de Cumaná entre 1831 y 1832. Ocupa diferentes cargos en la administración de la Provincia y es uno de los firmantes del Acta de la Federación. Muere en Cumaná el 21 de diciembre de 1850.

 

Vallenilla de Gaspar:   Nace en Cumaná el 30 de octubre de 1786. Se incorpora al ejército libertador desde 1810 hasta 1812 con los Sucre y otros cumaneses al mando de Miranda, después de la Capitulación es hecho prisionero en Cumaná y trasladado a las bóvedas de La Guaira. Es liberado y se oculta en las serranías orientales hasta la liberación de Cumaná por Mariño el 3 de agosto de 1813 se une al ejercito del mismo y hace Campaña hasta 1814. Emigra a Cartagena con Bermúdez y Sucre formando parte activa en su defensa. Después de la toma por Morillo huye a Bogotá y se une a las tropas que conduce Santander. En 1816 se encuentra en las filas de las tropas de Páez en el Casanare. 1817 como edecán de Piar es encargado de llevarles noticias al Libertador, pero lo atrapa la hecatombe de la Casa Fuerte de Barcelona y muere el 27 de noviembre de 1817.


Vallenilla de Luis:   Nace en Cumaná en 1780 ingresa al ejército libertador tras los sucesos del 27 de abril en Cumaná participa con el ejército de Miranda y después de la Capitulación se incorpora a las guerrillas de la serranía cercanas a Cumaná, después de la toma de Cumaná por Mariño se incorpora a su ejército en toda la Campaña hasta la pérdida de la segunda República y emigración a Oriente y muere en la batalla de Aragua de Barcelona el 17 de agosto de 1814.

 

Villarroel Inocencio:   nace en Qda. Seca actual municipio Montes participa como soldado de tropa en todos los movimientos revolucionarios después de los acontecimientos del 27 de abril de 1810 y después de la capitulación de Miranda se va a los montes cercanos a su tierra natal engrosando las guerrillas contra los españoles. En 1813 se enrola con el ejército que comanda Bernardo Bermúdez, participando en las batallas de Maturín, en 1814 participa en la desastrosa batalla del Salado al mando de Piar, es de los pocos que se salvan de la carnicería de la batalla y se refugia en Cumanacoa donde se mantiene en la guerra de guerrillas derrotando a los Españoles en la rinconada, Cumanacoa, San Fernando, las Acequias, San Lorenzo, pero es abatido y derrotado en Acarigua, y al verse sin tropa ni municiones decide acogerse a un indulto dictado por el gobernador Cires, pero al presentarse ante el comandante de Areo el 5 de Septiembre de 1815, es fusilado en el acto por orden del mismo gobernador quien mando a incendiar Cumanacoa y todos los pueblos vecinos.

                                                      

Pedro Zaraza:   Nace en el Eneal Chaguaramas el 28 de Junio de 1775. Dedicado a la cría de Ganado en el hato Patacón propiedad de unos familiares de Francisco Espejo con quien se identifica ideológicamente y se dirige a Caracas con los sucesos de 1810, recibiendo instrucciones de formar un ejército o cuerpo de caballería en Chaguaramas y sus alrededores en 1811. Su primer combate es en Espino donde con 40 hombres derrota a 235 hombres al mando de Bernardino Nogales del ejército español, debido a sus acciones se le unen los Coroneles Juan Infante y Juan José Rondón. El 2 de marzo de 1814 combate en Manapire, el 4 de julio en Tucupido, donde es ascendido a Tte Coronel. El 17 de agosto en Aragua de Barcelona. El 5 de diciembre en Urica. El 15 de diciembre de 1815 en el Terrón. El 25 de mayo de 1816 es elegido 2do en jefe del ejército de tierra firme mientras duraba la ausencia de Bolívar. En Julio es ascendido por Bolívar a Coronel. El 2 de agosto participa en Qda. Honda, el 6 de septiembre en el Alacrán, el 4 de diciembre es ascendido a Gral. de Brigada. El 17 de Julio de 1817 participa en la toma de Guayana. Atraviesa el Orinoco y vence a los realistas en Chaguaramas el 2 de diciembre de 1817. Es derrotado por De la Torre en la batalla de Hogaza. En 1818 acompaña a Bolívar en la desastrosa Campaña del Centro. El 16 de febrero de 1819 triunfa en la batalla de barrosa y el 14 de junio en San Fernando de Cachicamo. Participa en el Congreso de Angostura. Enfermo sale a Combatir en la Campaña del Tuy y es derrotado el 9 y 12 de marzo de 1820 en Babas y el Socorro. Su enfermedad le impide asistir a la Campaña de Carabobo. En 1823 se agrava y se traslada a Caracas donde muere el 10 de septiembre de 1823. Santander lo asciende postmorten a General de División.

 

Estos son parte de algunos de los patriotas orientales que participaron en nuestra guerra de independencia desde el inicio de nuestra revolución y hasta participaron en liberación de otros territorios, algunos poco conocidos pero que su intervención fue decisiva en nuestra lucha. Cabe destacar la participación en nuestro territorio de patriotas extranjeros que dieron su vida, su sangre y todo su coraje y esfuerzo por liberarnos del yugo español, con muy poco o nada de recompensa más sin embargo fueron sacrificados y entregaron sus bienes y recursos a la causa. Es muy difícil pensar que estos hombres en plena lucha o guerra se retiraran a su vida privada y vivir en paz motivo por el cual en este trabajo se verá que muy pocos murieron de viejo, más si de enfermedades adquiridas en las campañas. Sirva esto como un homenaje a los héroes anónimos que participaron por nuestra libertad.

 

por: Dr. Kelvis Campos

 

 

                                                       BIBLIOGRAFIA

 

 

Los Libertadores de Venezuela     ……………………………………………..       Autores Varios

De mi Propia Mano                         ……………………………………………..       Antonio José de Sucre

Historia del Estado Sucre               ……………………………………………..       José Mercedes Gómez

Cumaná Memoria Histórica          ………………………………………………      Tulio Ramón Badaracco

Héroes y Heroínas de Venezuela  .…………………………………………….       Autores Varios

Héroes y Heroínas de Venezuela   ……………………………………………..      Yolanda León

Historia fundamental de Venezuela   ………………………………………….      J. L. Salcedo Bastardo


Macuro o Cumaná

Pretendo responder una interrogante que me hecho y he preguntado a varias personas e historiadores desde muy niño sin respuesta convincente de por qué Macuro cambió tanto desde que lo describió Colón en su tercer viaje como una “tierra de gracia” hasta la fecha. O no era la región que el vio o existe un misterio con esta zona. Pretendo, por tanto, dar luces o evidencias diferentes, de otros historiadores. Sobre este u otros acontecimientos, de estos viajes y de esta región del continente. Colón describe una tierra maravillosa como si fuese el paraíso terrenal, la vegetación, flora, fauna, los aborígenes todo era diferente y espectacular, que asombró a todos los que venían con él. Algunos, sino todos, le rogaron dejarlos allí, a lo cual se negó, pero ¿Ya tenía Colón conocimiento de esto? Estas interrogantes pretendo responder en este trabajo.

 Dr. Kelvis Campos.

I

La carta de presentación de Crisóforo Columbus, fontanero nacido en Génova, ciudad de Italia, era la redondez de la tierra y un paraíso terrenal en un punto de ella, como quien tiene una pelota redonda y en un lugar, como un pezón de mujer, allí puesta. Y que esta parte de este pezón, sea la más alta e más propicia al Cielo. Así comenzó un periplo en la corte del rey Juan II de Portugal trazando vías de navegación y esperando ser nombrado almirante y virrey de las Indias Occidentales – Así llamadas por él- y una participación en el 50 % de las ganancias de lo rescatado en las regiones conquistadas. Todo esto le fue negado por el rey, primero por no tener naves disponibles ya que decía que todas estaban en África, segundo por ser extranjero, tercero lo que exigía Colón era exagerado, por ultimo por no creer en el navegante, ya que el mandó un barco según las coordenadas dadas y este nunca encontró tierras. Luego, el genovés se dirige a su tierra natal y lo tomaron por loco y hereje, ya que desafiaba a la iglesia al hablar de la redondez de la tierra. Decide ir a Florencia con los mismos resultados, lo tildan de orate pues la tierra era plana y no existían tierras más allá de las conocidas hasta esa fecha, y lo expulsan. Se dirige a España donde es recibido y escuchado por Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, creyeron en su proyecto, pero por la guerra con los moros no podían ayudarlo. Se desilusionó tanto el navegante, y ya cuando estaba decidido a ir a otros rumbos es llamado por los reyes católicos que habían tomado Granada y otras tierras venciendo a los moros y aceptan hacer negocios con Colon, firmando el 17 de abril de 1492 las capitulaciones de Santa Fe; donde los nombran almirante, virrey de las indias occidentales, gobernador de todas las tierras conquistadas y participación del 10 % de las ganancias de las riquezas recuperadas. Es Luisantangel quien aporta los recursos a Colón para comprar una carabela la Santa María y este empezó a buscar el financiamiento del viaje contratando marinos y condenados a muerte, encontrando en los hermanos Pinzón recursos y 2 carabelas La Niña y La Pinta.

 

II

1er viaje de Colón: el 3 de agosto de 1492 parte de Puerto de Palos de Moguer con 3 carabelas tocando las Islas Canarias para reparar La Pinta, y en la madrugada del 12 de octubre Juan Rodríguez Bermejo -Rodrigo de Triana- marino de La Pinta divisa la isla de Guanahani, nombrada por Colón como San Salvador. Luego descubre La Española, la Santa María, Fernandina Isabela y Juana -cuba-  funda el Fuerte de la Natividad en La Española con los restos de la Santa María, la cual rompió contra los arrecifes, con 40 hombres al mando de Diego de Arana. Regresando a España con la buena nueva: indios, oro en cantidad, plata y animales.

2do viaje de Colón: parte de Puerto de Palos de Moguer el 27 de septiembre de 1493 con 17 embarcaciones y 1300 personas con todo tipo de animales y granos para poblar las nuevas tierras, pasa por la isla de Gomera y se desvía un poco del rumbo del anterior viaje, descubriendo islas de las Pequeñas Antillas: Dominica, Guadalupe, Monserrat, Santa María Redonda, Santa María Antigua, San Martín, Santa Cruz, Las Once Mil Vírgenes, San Juan Bautista o Borinquen. Llega a La Española donde encuentra destruido el Fuerte de la Natividad. Funda La Isabela y otras ciudades en diferentes islas, retorna fracasado a España.

3er viaje de Colón: sale el 30 de mayo de 1498 de San Lucas de Barrameda con 6 navíos bajo la protección de la Santísima Trinidad. Después de tocar la isla de Gomera divide la expedición, 3 naves se dirigen a La Española, las restantes rumbo a su descubrimiento del 31 de julio, de tres picachos de una isla que llamo Trinidad. A partir del 1 de agosto avistó masa continental en Paria, atraviesa Boca de Serpiente, divisa costas, caños y ríos, llamándola isla de gracia, desembarcando los marinos Pedro Torreros, Andrés del Corral, Hernando Pacheco y Juan Quinteros. En dicho sitio dice haber encontrado el paraíso terrenal según como lo que describen los santos, continúa rumbo al norte por el estrecho de Boca de Dragón, sale a mar abierto y luego bordea la costa de Paria con proa a La Española y descubre las isas de Paraguachoa -la bautiza La Margarita-Cochen y Cuaua siguió divisando la costa

hasta el lago de Coquivacoa -Maracaibo-, regresa a La Española y es encadenado y es reducido a prisión por Francisco de Bobadila y remitido a España donde al llegar es puesto en libertad por orden de la reina.

4to viaje de Colón: en 1502 se le permite un 4to viaje a Colón con muchas restricciones , parte el 22 de mayo de Cádiz con 4 naves y sin tocar La Española recorre las costas de la actual Centroamérica desde Honduras a Panamá, pierde 3 de los barcos y debe ser rescatado y llevado a La Española, desde allí se va hasta España y días después de su llegada muere su protectora la reina, y el 20 de mayo de 1506 muere Cristóbal Colón sin pena ni gloria y sin saber que había descubierto un nuevo mundo y continente.

III

Viajes Parianos: se describen como los viajes que autorizó el reinado español al nuevo mundo por viajeros distintos a Cristóbal Colon a la región de Paria.

Expedición de Alonzo de Ojeda: sale de Santa Catalina de Cádiz el 18 de mayo de 1499 recorre Paria hasta Guyana, delta del Orinoco, Margarita, Cumaná y toda la costa hasta la Goajira. Regresa con perlas oro y esclavos.

Expedición de Pedro Alonzo Niño: al parecer era la misma del anterior, pero se retrasa unos días, saliendo del mismo puerto. No toca Margarita, llega a Cumaná y recorre la costa hasta Paraguaná. Regresa con perlas, oro y esclavos.

Expedición de Cristóbal y Luís Guerra: parten de Sevilla en 1500 y tocan Cumaná recorren Macarapana. Regresan con perlase indios, pero cometen muchas atrocidades.

Expedición de Vicente Yáñez Pinzón: recorre Paria hasta el delta del Amazonas.

Expedición de Diego Lepe: recorre Paria hasta el delta del Amazonas.

Expedición de Alonzo de Ojeda, Juan Bergara y Alonzo de Ocampo: parten de Cádiz en enero de 1502 llegan a Paria recorren Macarapana y Cumaná, apresando indios y devolviendo a las indias fertilizadas.

Expedición de Rodrigo de Bastidas: recorre Paria y toda la costa hasta Paraguaná, sigue hasta Santa Marta y el rio Magdalena.

IV

Macuro: región de Paria descubierta por Cristóbal Colón el 1 de agosto de 1498 después de visitar Trinidad y el delta del Orinoco. “jamás leí ni oí de tanta cantidad de agua dulce fuese así dentro a vecina con la salada, y sí de allí del paraíso no sale, parece aún mayor maravilla porque no creo que se sepa de río tan grande y tan fondo”. La confunde Colón con una isla y la llama “isla de gracia”. Según López de Gomarra nunca desembarcó, más sí lo hicieron los 4 marinos antes nombrados.

Cumaná: región continental resguardada y protegida por la península de Paria descubierta por Diego o Cristóbal Colón en noviembre de 1493, y vuelta a visitar por Cristóbal Colón en enero de 1494 llevando de piloto a Juan de la Cosa y como acompañantes a Alonzo de Ojeda, Bartolomeo Roldan, Pedro Alonzo Niño, Cristóbal Guerra, Vicente Yañez Pinzón y Americo Vespucio, que es quien refiere en Florencia “retuvo para si las perlas rescatadas en Cumaná y la Margarita”. Según Manzano Manzano. y refiere el señor de Cumaná que así se llama ese pueblo y rio”. y cuenta Colón sobre los habitantes de la tierra de gracia “mancebos de buena disposición y no negros salvo más blancos que otros que haya visto en las indias y de muy lindos gestos y fermosos cuerpos y los cabellos largos y llanos cortados a la guisa de Castilla y traían la cabeza atada con un pañuelo de algodón, tejido a labores y olores el cual creía yo era de almaizar” y en cuanto a los rasgos morales “e gente más astuta e de mayor ingenio e no cobarde” “muy tratables la gente nuestra que fue a tierra los hayaron tan convenibles y los recibieron muy honradamente” decía Colón de este primer encuentro “vinieron a la nao infinitisimos en canoas y muchos traían piezas de oro al pescuezo y algunos atados a los brazos algunas perlas” “holgame mucho cuando las vi e procure de saber donde las hallaban y me dijeron que allí y de la parte norte de aquellas tierras, procure mucho en saber donde cogían aquel oro y todos me señalaron una tierra frontera de ellos al poniente era muy alta no lejos más todos decían que no fuera alla porque alli comian los hombres”y dice a sus hombres “digovos que estais en la mas rica tierra del mundo.  Demos gracias al señor” maravillose de ser tan crecido todo aquel aljofar ca de ver tanto no cambia de placer según Angelo Trevisano y cuenta que a finales de noviembre de 1493 manda Colón a su hermano Diego y como piloto a Juan de la Cosa a bordear la costa de Paria descubriendo Paraguachoa Cochen, Cuaua, Araia y Cumaná donde observa su riqueza salina y perlera. y quizás encarga perlas que serian recuperadas en enero de 1494 por el propio Cristóbal y las cambian por baratijas. Pero hay que acotar que según Manzano Manzano el piloto Alonzo Sánchez y 2 marinos náufragos, fueron rescatados por Colón quien era vigía en el faro de Madeira donde vivía con su esposa y su suegra. Estos náufragos son los que refieren a Colón que hace 20 años atrás naufragaron viniendo de África y fueron rescatados en Cumaná donde nunca perdieron la esperanza de retornar a su patria y ahora que lo lograron volvieron a naufragar. Estos marinos desaparecieron y Colón con esta y otras informaciones inicio su periplo para que le financiaran su viaje. Esta anécdota es contada por López de Gomarra, Fernando de Oviedo, Bartolomé de las Casas y su hijo Hernán Colón quien refiere “empero nunca pensó el navegante tal cosa hasta que topó con aquel piloto español que las halló”.


V

Para mi entender trataré de dar algunas conclusiones sobre este tema y comenzaré un análisis directo sobre lo ya expuesto, lo primero lo llamaremos el secreto de Colón: certeza de Colón: Cristóbal Colón Cristóbal sabe de antemano donde estaba ubicada Cumaná, Paria y las islas de barlovento y sotavento, por eso discutía con tanta convicción sobre la redondez de la tierra, tema tabú, so pena de muerte en el siglo XVI y XVII, razón por la cual dió coordenadas falsas al rey Juan II y por tanto exigía tanto a las cortes, conocía de la riqueza perlífera de la zona, que nunca en sus dos primeros viajes mostro a los reyes católicos, ya que tenía un plan preconcebido ya que era el único rey y señor de las indias occidentales creía él, pero no contó con la astucia del rey de Aragón quien no respetó la capitulación firmada y no le tembló el brazo para mandarlo ha hacer preso y encadenarlo como un vulgar ladrón. Robo de Colón: luego rescató las perlas y se las tomó para sí y fingió un fracaso su segundo viaje, pero cometió un error que un secreto entre varios ya no es tan secreto. Al verse descubierto quiso enmendar la plana variando el itinerario en su 3er viaje y describiendo parte de una aventura experimentada en 1493 como si hubiese pasado en 1498 y nunca nombró a Araia ni menos a Cumaná, pero los viajeros parianos que tocaron Cumaná regresaron con oro y perlas.

Cumaná: explanada de gran belleza visitada por corsarios y piratas para recolección y trueque de perlas, provisiones, agua dulce; sitio supuesto donde 20 años antes de la llegada de Colón unos náufragos españoles repararon una embarcación y partieron hacia Europa naufragando nuevamente en Madeira, sitio donde el navegante genovés describe que existían 200 casas y se admira de las costumbres y belleza de los pobladores fundada por acta por Fernández de Zerpa, repoblada en varias oportunidades debido a las invasiones frecuentes y las catástrofes naturales. En 1777 forma parte de la Capitanía General de Venezuela con los límites que tenía como provincia de Cumaná desde el rio Unare hasta el rio Esequibo y hacia el sur el rio Negro, en 1810 se adhiere a la República de Venezuela, al caer esta es libertada antes que Caracas para formar parte de la segunda república, y es la última ciudad en rendirse en 1821. Visitada y cuna de grandes hombres de ciencia, músicos, poetas y gobernantes famosos, es para mi entender y creo confirmar con esto que la tierra de gracia y el paraíso terrenal lo encontró Colón en Cumaná.

                                                                                          

VI

 

BIBLIOGRAFÍA

 

COLÓN Y SU SECRETO……………………………………….JUAN MANZANO MANZANO

VIAJE A LAS INDIAS OCCIDENTALES………….…………  FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS

HISTORIA FUNDAMENTAL DE VENEZUELA……………   J. L SALCEDO BASTARDO

LOS VIAJES DE COLÓN……………………………………    CARLOS DE GIORGIS

MEMORIAS PARA LA HISTORIA DE CUMANÁ…….……   FRAY CAYETANO DE CARROCERAS

HISTORIA DE LOS ORÍGENES DE CUMANA……………… JOSE MERCEDES GOMEZ

LA VERDADERA VARADA Y PÉRDIDA DE LA NAO STA MARIA…  LUIS MIGUEL COIN CUENCA


 Dr. Kelvis Campos.

 

 

 

                                                                                   

domingo, 2 de junio de 2024

CUANDO JUANCHO “LA PECHUGA" SE LE DECLARÓ A "LA PURPURINA"

I.- Juancho “La Pechuga”

Juancho, ya en la mañana, a la misma hora cuando mi hermana y yo salíamos para la escuela, pasaba frente a nuestro rancho, viniendo desde “Las Palomas”. Pese la tristeza le inundaba, impuesta por los avatares de su vida, de una edad madura no muy avanzada, vida de abandono, según nuestro diagnóstico, que no conocíamos la palabra, que más bien debió ser parecer, siempre asomaba a su rostro también pálido, una como leve sonrisa que acentuaba aquella aposentada tristeza. Era la suya sonrisa ajena, prestada, más bien una como mueca brindada de pírrico agradecimiento por la alegría espontánea, desbordada y verdadera nuestra, de los niños, por verle en nuestro espacio.


Tendría un poco más de cincuenta años, avejentado prematuramente por las vicisitudes del abandono, sufrimientos del indigente, quien siempre acompaña o le acompaña la soledad. Nunca supimos de dónde salió Juancho, sólo que un buen día en la mañana pasó frente a nuestra casa de bahareque, en el camino de Río Viejo, nuestro barrio, que corría paralelo a la “quinta de los Berrizbeitia”, con dirección hacia Cochabamba, para seguir luego hacia el centro de la ciudad. De esa manera como fortuita entró en nuestras vidas. Cuando le vimos por primera vez portaba sobre la espalda un viejo y sucio saco, eso que los mexicanos llaman costal, dentro del cual al parecer llevaba según el pronunciado bulto que se formaba, algunas cosas que nunca abandonó, que cuidaba con esmero y hasta demasiada energía; tanto que cuando alguien, por molestarle, intentaba quitárselo, se volvía fiera en celo, hembra que defiende su cría. Nunca supimos en detalle qué, aunque se asomaban muestras de ropa y cosa curiosa, cuando escribo esto, descubro que jamás nos interrogamos sobre ese asunto, ni preguntamos a Juancho, quien por cierto, eran pocas las palabras que pronunciaba; apenas balbuceaba, tanto que nunca le oímos una frase completa, por corta que fuese. Sólo salían de su boca palabras incompletas y sonidos incomprensibles. Cuando intentaba hablar, un manantial emergía por las comisuras de sus labios. No era eso, el hablar, el lenguaje propio de Juancho. Pese la tristeza, como pegada a su rostro lampiño, pálido y expresión corporal, su mustia sonrisa, que no se desataba, se le quedaba como pegada a su figura desgarbada toda, intentaba ante el más mínimo estímulo musical expresar alegría, no sé si verdadera o por complacer a los muchachos, con movimientos torpes y descompasados de todo su cuerpo. Era un costal de huesos, todo lánguido, bastante alto, que no lo parecía por su doblado cuerpo que había adquirido la forma o tendencia que le imponía el peso del saco que rara vez abandonaba. Cuando caminaba, la mitad de su torso, para mantener el equilibrio y viva la fuerza inercial, adquiría forma casi horizontal, tanto que la cara iba paralela al suelo y hacia este siempre su también triste mirada.

Vestía pantalón de caqui mugroso, con la pierna derecha recogida un poco por encima del tobillo, mientras la izquierda caía sobre una alpargata sucia. Casi siempre llevaba una camisa que alguna vez fue blanca, cuyo cuello también mugriento sobresalía del paltó del mismo material y color del pantalón.

Cuando escribo esto, y lo escribo por él, estoy pagándole con mi afecto a Juancho toda la alegría que nos brindó de niños. ¡Cuánto siento que los niños de ahora, en este estadio de vida que habla de desarrollo y envueltos ellos en un proceso de crecimiento vertiginoso de la tecnología, crecimiento desmedido de las ciudades y la población, donde pocos son los transeúntes que se reconocen entre sí y le ha sido robado a ellos los espacios, no puedan tener instantes tan sencillos pero hermosos, alegres y llenos de ternura, como aquellos que para nosotros brindaba la presencia de Juancho, a quien por cierto, ahora lo recuerdo, nunca le dimos nada, no sé si porque nada teníamos o porque Juancho no mendingaba! Pero justo ahora, terminando la frase anterior, me interrogo acerca de cómo vivía, de qué se sustentaba en lo que se refiere al comer. Pero nunca debí hacer y hacerme esa pregunta, porque podría llevarnos a una respuesta aparentemente fantasiosa o inventada y ajena a la generosidad de la ciudad y el tiempo en que vivimos y crecimos. Digo esto, porque el caso de la subsistencia de Juancho, quien portaba en el saco unos sucios cambios de ropa que usaba no por estar limpio sino por cumplir un ritual o fantasía, era el mismo de nosotros. Al decir esto, recuerdo mi libro “El Crimen Más Grande del Mundo”, donde hablo de nuestro espacio, subsistencia casi mágica, lo que explica por qué he dicho que nunca “debí” interrogar de esa manera. Todo es para nosotros muy claro. Aquella era una vida bucólica, generosa y hermosa que truncó “el progreso”.

Muchas veces, al salir del rancho para ir a la escuela, avistábamos allá, no muy lejos la figura estrafalaria de Juancho y su caminar lento por arrastrar el peso que su espalda portaba, especie de penitencia autoimpuesta, quizás como una demencial manera de darle sentido a su vida. Le esperábamos llegase a donde nos encontrábamos para solicitarle, como siempre, el humilde y sencillo espectáculo que nos brindó la primera vez que le vimos y por el cual, en toda nuestra pequeña ciudad, se le llamaba “Juancho la Pechuga”. No había problema en esperarlo, el tiempo era algo que en nuestro espacio y vidas sobraba; no había motivos para andar apresurados.

-“Juancho, suena la pechuga”.

De esa manera solicitábamos nos brindase su espectáculo. Juancho, ante aquel requerimiento, la mayoría de las veces hecho por coro de voces infantiles y alegres, comenzaba a bailar un ritmo indefinido, moviendo sus pies y cuerpo todo con torpeza, girando lentamente siempre en el sentido de las agujas del reloj, mientras habiendo colocado el saco en el suelo, muy cerca suyo, como con desconfianza, nos brindaba su sonrisa. Luego ejecutaba un hábil movimiento, repetido tantas veces como se lo permitiese el tiempo que sobraba, que consistía en un como frotarse ligeramente las palmas de las manos, un poco separadas del cuerpo a la altura del pecho y luego golpearse esa parte del cuerpo. La mano izquierda movía con la palma hacia abajo y la derecha hacia arriba y luego, inmediatamente y con gran rapidez, con esta se golpeaba en el lugar indicado, la retiraba y volvía a la posición inicial, mientas la primera también golpeaba allí y salía presurosa al encuentro de la otra mano. Mientras tanto no dejaba de mover su cuerpo y girar sobre sus pies en el mismo sentido. El pecho de Juancho hacía de caja de resonancia y producía un sonido firme, sonoro, ronco, profundo y repetitivo. Las palmas de las manos al golpear producían uno agudo y cristalino. Mientras hacía aquellos movimientos, producía su música, balbuceaba y en apariencia cantaba al ritmo que marcaban sus manos y su pecho y por las comisuras de los labios emergía el manantial.

Mientras tanto, todos quienes le rodeábamos, repetíamos cada uno de los movimientos de Juancho y cantábamos lo primero que a alguien, haciendo de primera voz o guía, se le ocurriese, como:

“Este zamurito que viene de Roma
a comer podrío aquí a “Las Palomas”.

Juancho era un pequeño, humilde y sencillo espectáculo ambulante para todos los niños de la ciudad que lo eran más que quienes tenían la edad nuestra. Entonces el “Juancho, suena la pechuga”, se escuchaba en cada esquina mientras él iba de “Las Palomas”, donde dormía, hasta el centro de la ciudad a refugiarse habitualmente durante el día, bajo el puente viejo o Guzmán Blanco.

Por cierto, ahora lo recuerdo bien, bajo ese puente, que brindaba una sombra generosa como para pasar el día agradablemente, mientras arriba el calor del mediodía sofocaba a la gente, aparte de Juancho pasaban el día algunas otras personas como él. No sólo era como una enorme casa, amplia, de ventanales abiertos que permitían que el viento, viniese del sur o norte a ella entrase raudo y constante. Pero también, allí mismo, en la orilla del río abundaban peces, camarones que se podían atrapar sin dificultad alguna; bastaba la mano habilidosa y esta se lograba después de una no muy larga experiencia en aquel espacio. Y el río de manera constante traía frutos en abundancia de los árboles de allá arriba. Allí, en ese espacio, Juancho conoció a “La Purpurina”.


II.- “LA PURPURINA”

De los personajes como Juancho y “La Purpurina”, nadie supo nunca de dónde salieron, ni cuándo aparecieron por primera vez en los espacios que luego hicieron suyos y se convirtieron como parte del paisaje, de la vida misma y de la gente toda. Son personajes que no aparecen en ningún registro, pese sus huellas y recuerdos están esparcidos en la calle. Por esto, gozan de un significativo privilegio; quedan para siempre grabados en la memoria nada frágil y por demás generosa de los niños y jóvenes que más tarde, ya viejos, pudieran recordarlos como lo hago yo ahora. Quienes eran viejos cuando Juancho y “La Purpurina” nos alegraban la vida, a ellos ignoraron, porque sus recuerdos estaban llenos de otros personajes, quizás como aquellos, de su tiempo infantil.



Juancho, nadie supo nunca, por lo menos los muchachos, para quienes su existencia no nos era inadvertida, ni tampoco insignificante, por qué ese nombre ni quién le puso el sobrenombre de la “Pechuga”. Parece obvio que se llamaba Juan y lo segundo por la costumbre de celebrar e intentar alegrar a la gente con su habilidosa práctica que convertía su pecho en un tambor y sus manos unas castañuelas. Pese su tristeza, caminar torpe y vacilante, su cuerpo desgarbado, por donde pasase y en el instante que lo hiciese, aparecía la alegría en los rostros de la gente y de aquí y allá surgían las demandas para que Juancho sonase la pechuga; y él, mostrando su mustia sonrisa, se esmeraba en dar aquello que le pedían y todo era un bailar y reír a carcajadas. Y él, pese todo, parecía sentirse complacido que su paso por las calles no fuese la de un fantasma, un cuerpo transparente, alguien en quien nadie fija su mirada o muestra interés. Quizás por eso bailaba, aunque fuese torpemente, moviendo su cuerpo a su manera, sonando su pecho al golpe de sus manos y a estas sacándole el sonido de las castañuelas.

“La Purpurina”, caminaba tanto por la ciudad que, uno podía encontrarla en cualquier parte. No era como Juancho, quien se movía en un espacio determinado; éste, de “Las Palomas”, iba al puente, apenas siguiendo las curvas del camino o las calles del centro. Nunca vimos a Juancho atravesar el Puente, hacia donde arranca o termina la “Calle Larga”, la que conduce directamente a Puerto Sucre y pasar al lado de Altagracia. “La Purpurina” tenía mayor autonomía; cualquier espacio de la ciudad era suyo. Podíamos encontrárnosla aquí, allá, donde menos uno lo esperaba. Tampoco era metódica, rutinaria o respetuosa del tiempo como Juancho. Este, predecible en cuanto tiempo y espacio. Cuando el sol comenzaba a declinar, Juancho abandonaba el espacio bajo el puente y, volvía sobre sus pasos mañaneros a dormir. “La Purpurina”, como hemos dicho antes, podía aparecérsenos en cualquier sitio y hora, hasta muy altas de la noche. Uno podía hallarle tirada en algún rincón durmiendo o caminando sin rumbo a cualquier hora. Se podría hasta decir que ella tenía mucho de trashumante; o mejor, era eso, trashumante.

Su extraño nombre, “La Purpurina”, sin autor reconocido, pudiera derivarse de aquellos polvos metálicos que se usan como pigmentos en las mezclas de pintura o de uso frecuente en la bisutería. Porque “La Purpurina”, que nadie le conoció otro nombre, acostumbraba maquillar su rostro con lo que tuviese a mano, sobre todo con pétalos de las abundantes flores de la orilla del río o los jardines de las plazas públicas. Siempre llevaba la cara brillante con colores rosado, rojo y sutilmente granate.

Detrás de aquella figura escondida tras harapos, andrajosa, había una mujer de baja estatura, caderas redondeadas, en apariencia descendiente de indígenas, siempre con la inocencia pintada en el rostro, en su mirada también triste que parecía no coincidir con su sonrisa espontánea, discreta, sin dejar de ser fisgona y amorosa. Sus labios eran carnosos y el superior con un ligero pronunciamiento que embellecía más su sonrisa.

Iba vestida de negro, mugrienta; sobre su abundante cabello sucio, hirsuto, colocaba un rollo de tela para darle asiento al peso de una mara, la misma que habitualmente llevaban las vendedoras de pescado; también como el saco de Juancho, llena de una carga misteriosa y pesada; esto último uno adivinaba por la actitud corporal de “La Purpurina”. Intentaba además embellecer su rostro, que lo era, pese el deterioro y aparente poca pulcritud de su imagen, con una hermosa cayena prendida a sus cabellos, como aquellas vendedoras de pescado que recorrían la ciudad, el barrio, con sus cestas encima de la cabeza y gritando para advertir a la clientela. ¡Llevo el pescado fresco! ¡Qué curiosidad, nadie nunca averiguó, que se sepa, qué cosas llevaba, ni el porqué de aquel empeño de ir de arriba abajo todo el día con aquella pesada e innecesaria carga! ¡Ah, se me olvidaba! Ella tampoco abandonó nunca la “cola” o “punta” de tabaco, sin encender, que sostenía en la comisura izquierda de sus labios. Cuando uno la hallaba de repente acurrucada en un quicio en horas de la noche, percibía que su mara, su tesoro, lo colocaba de manera que nadie pudiese quitárselo o escudriñar para conocer su secreto.

Carmelita Marcano, personaje cumanés del tiempo de la presidencia del general Medina, aquella que vivía rodeada de gatos en el viejo mercado, que así le llamaron por largo tiempo, después de construido y puesto en funcionamiento el ubicado cerca de la calle de “El Baño”, tan viejo que los cumaneses de ahora no le recuerdan o no saben de él, ubicado frente a lo que fue el cine Paramaount, donde gritábamos “cuadro Peña”, que era el apellido del nombre del dueño y administrador, cada vez que se interrumpía la película, y ahora es el Teatro Luis Mariano Rivera, pocos recuerdos dejó en mi vida. Es en mí como una sombra que pasó fugaz. No sé si por mi muy corta edad, haberla visto pocas veces, pues entonces no estaba yo en capacidad ni libertad para recorrer la ciudad con frecuencia, no conservo de ella más que el vago recuerdo de su desgarbada figura, sus largas, afiladas uñas y sus gatos que le rodeaban y hasta estaban muchas veces sobre ella. “La Purpurina” es una existencia e imagen más reciente de nuestras vidas, de cuando ya habíamos echado pantalones largos y apoderados de las calles de la ciudad en las distintas horas del día. Si pudiera relacionarla con algún gobierno y la vida nuestra, lo haría con Pérez Jiménez, quien gobernó Venezuela desde 1948 hasta diez años después, 1958, justamente el lapso de nuestra vida que transcurrió de 10 a 20 años. Otro de esos personajes fue aquella a quien solían decirle “La loca Juanita Mayo”, también de la época de mi muy temprana infancia de quien pocos o casi ningún recuerdo tengo. Sólo el nombre me acude a la memoria cada vez que intento recrear aquellos tiempos.

Es posible que mucho antes que nosotros los viésemos juntos, Juancho y “La Purpurina” hubiesen cruzado sus caminos. Nuestra ciudad, más que esto, era un pequeño pueblo aún, de límites estrechos, donde las calles iban al mismo sitio y tributaban, al fin de cuentas, hacia allí, donde todos concurríamos sin saber la razón; donde todos nos conocíamos; nadie era extraño ni ajeno. Posiblemente, no lo sé, la mirada inocente de Juancho, al cruzarse en una de aquellas calles, generalmente desiertas, sobre todo en las horas del mediodía, cuando el sol desparramaba sus refulgentes y quemantes rayos, se posó más de una vez sobre la figura atrayente de “Purpurina” y esta, tras su humildad, pero siempre interesada y despierta ante quien se le cruzase en el camino, quizás le miró con interés tantas veces y hasta pudo coquetearle. Porque “Purpurina” era muy coqueta. Su sólo nombre y arraigada costumbre de acicalarse tanto como para que alguien le pusiese aquel nombre y la cayena prendida al lado de su cara, hacían de ella una indigente, trashumante, atractiva y muy coqueta.

“La Purpurina”, cuando algo o alguien le llamaba la atención, despertaba su interés por cosas propias de lo humano, se paraba sobre la acera y hasta en el medio de la calle, con el brazo derecho formando arco y la mano empuñada puesta sobre la cadera, mientras la mano izquierda permanecía aferrada a su mara montaba sobre su cabeza, y miraba escrutadoramente lo que era de su atención. Así permanecía hasta que su curiosidad se saciaba o el objeto de su atención se perdía de vista. Pues, como solían decir, quienes de aquella costumbre se habían percatado:

-“Purpurina es muy fisgona”.


III.- UNA FILA INDIA SERPENTEA LA ORILLA DEL RÍO

Aquel mediodía ardiente, habiendo bajado hasta la orilla del río, justo detrás del Concejo Municipal de Cumaná, donde ahora existe un museo en honor al Mariscal, lo que solíamos hacer, en esos meses, cada vez que nos acercábamos a ese espacio, optamos por algo inusual, caminar en dirección a la cabeza del puente, lo mismo que hacerlo contra la corriente, río arriba. El río se hallaba en su menor nivel en esos días; estábamos en marzo o abril, cuando todavía no habían entrado las lluvias, lo que hacía posible caminásemos por aquel sendero. Por la mansedumbre de la corriente en la orilla, las ribazones se observaban en cada curva. Había peces de todos los tamaños, colores y camarones; y allá en el centro, las cotúas aterrizaban y luego se sumergían para aparecer más adelante disfrutando su pesca. Alcatraces, abundantes más abajo, en la desembocadura del río, se aventuraban hasta allí, remontando la corriente, para pescar, compitiendo con las cotúas, lanzándose con violencia desde lo alto para pronto emerger y levantar vuelo mientras engullían sus presas. Los perros de agua, expertos nadadores, emergían y se sumergían en los espacios de mayor profundidad, mostrándose como alegres y juguetones. Nosotros, mientras nos dirigíamos hacia nuestra meta, no definida sino que era en verdad un deambular sin rumbo ni propósito, mirábamos el espectáculo y sonreíamos felices; era una fiesta maravillosa que podíamos contemplar y disfrutar diariamente sin dificultad. El agua era limpia porque la fuerza y caudal del río en aquel momento del año no eran lo suficiente como para invadir, desde allá arriba, río arriba, espacios donde se amontaban materiales y arrastrarlos y enturbiarse. El lecho del río era solo de arena, por eso, en los sitios menos profundos, uno podía ver el fondo y la vida toda que allí se prodigaba.


-“¡Esperen!”

Gritó de repente el compañero que marchaba adelante, pues lo estrecho y dificultoso del camino obligaba que fuésemos en fila india, mientras extendía los brazos de manera horizontal y mostraba hacia atrás las palmas de las manos en concordancia con la palabra pronunciada.

-¡Vean allí!

Volvió a hablar el mismo personaje, mientras extendía la mano izquierda hacia la cabeza del puente del lado de Santa Inés, el mismo donde nos hallábamos, cerca de la plaza Ayacucho donde se encuentra la estatua ecuestre del Mariscal. Cuando dijo aquello mostró desmesurado asombro, tanto que por el cuerpo le corrió un estremecimiento y empezó a dar bruscos saltos, el mismo que invadió a los demás, pues creíamos estar presenciando algo inusitado y sin duda alguna, para nosotros nunca imaginado. Era como un preciado encuentro, casi mágico, hallazgo que nos llenaría de orgullo. ¡Qué dicha haber sido testigo de aquello!

El bajo nivel del caudal del río “Manzanares” dejaba allí, bajo esa cabeza de puente, un enorme espacio arenoso, bajo la fresca sombra que aquél, haciendo en parte de techo, como también los grandes árboles de lado y lado del mismo, generosamente brindaban.

En aquel espacio, una curiosa comunidad de indigentes, dicho así sólo para resistir la tentación de hablar en detalles de ella, desarrollaba su vida un poco al margen de los habitantes de la ciudad toda. Era una forma de vida clandestina, donde quienes formaban parte o participaban de ella, marginados o excluidos, intentaban vivir conforme a las potencialidades del río, lo agradable del espacio y sus pocas aptitudes o habilidades como para desempeñarse allá arriba y ser aceptados, no ser objeto de burla o víctimas hasta de atropellos, blasfemias y gestos de desprecio. Por el contrario, allí se sentían libres, alegres y en disposición de vivir la vida con plena libertad. Eran allí ellos, seres humanos, sin la sujeción de la mirada transeúnte, el gesto de desaprobación y hasta muestras de rechazo, como el caminante que se pasa a la otra acera o, en la calle, cambia el rumbo para no sentir el olor o percibir de cerca simplemente la figura de algunos de ellos, aunque en verdad, fuesen muy pocos que, aparte de esos gestos o manifestaciones de rechazo, no les mostrasen de alguna manera su simpatía. Eso sí, el ¡hola Juancho!, ¿cómo estás “Purpurina”?, iban acompañados de muestras inequívocas del deseo de mantenerles distantes, como por razones de asepsia.

Juancho debió saber siempre que, pese los gestos de alegría de los muchachos con quienes a diario se encontrase, eran muestras de afecto hacia él, carecían del necesario calor de la amistad; pues se prodigaban a distancia. Nadie se le acercaba lo suficiente y cuando era cercado en una rueda de radio grande, todo aquel que empujasen hacia él, mientras bailaba torpemente, no sin dejar de transmitirle una inexplicable alegría a su cuerpo siempre triste, haciendo sonar su caja torácica y sus castañuelas, ponía el freno, detenía, anulaba la fuerza inercial y volvía rápidamente a su punto de arranque, por el temor instintivo de acercarse a aquel infeliz. Les aterraba rozar sus cuerpos con los del sucio Juancho. Cuando él intentaba con inocencia, mientras bailaba y tocaba la pechuga, acercarse a alguien de aquellos que le rodeaban, el círculo se ensanchaba para mantener la distancia, mientras todos reían a carcajadas. Cuando el espectáculo llegaba a su fin, más por el cansancio del público que por Juancho, el círculo se disolvía, cada quien seguía su camino, unos pocos se quedaban pero a mayor distancia y él allí, solo y triste como antes.

Juancho no era violento, nunca se supo que agrediese a nadie, más bien tímido y asustadizo como un niño, pero su desaseo y aquel incesante babeo, provocaban en la gente aquellos gestos de rechazo en circunstancias como esas. Cosa extraña, como ya dijimos arriba, se enardecía si alguien intentaba separarlo de su saco. Para mayor tristeza, sin prueba alguna, corría el rumor que Juancho padecía de tuberculosis. ¡Y eso era muy grave y peligroso! A Juancho sólo ofrecían estentóreas carcajadas y aplausos distantes. Juancho, por todo aquello, era un solitario que debía albergarse, la mayor parte del tiempo que pasaba en el centro de la ciudad, debajo de aquel puente, donde sólo concurría gente como él no a encontrar compañía sino la soledad de otros. Tenía pocas cosas en común con quienes habitaban la ciudad, como la de divertirlos, recibir de ellos unos aplausos complacientes y hasta compartir una sonrisa. ¡Más nada! Claro, eso sí, los peces, cotúas, garzas, hasta alcaravanes que se atrevían a venirse desde allá de la desembocadura, las iguanas verdes que saltaban de rama en rama, la fauna toda asociada al río, los deliciosos jobos, guayabas y guamas que desde arriba arrastraba la corriente llenaban sus necesidades y vacío.

“La Purpurina” daba muestras de necesitar del contacto con la gente. Tanto deambulaba por la ciudad toda, se detenía con frecuencia en aquellas esquinas o espacios donde concurriese la gente; no era esquiva. Si, como dijimos, trashumante. Recorrer la ciudad, por lo menos del centro hasta Caigüire era su permanente pasatiempo. De vez en cuando intentaba comunicarse con los transeúntes aunque fuese pronunciando una palabra o retahíla de ellas con incoherencia, en tono generalmente muy bajo, algo poco peculiar en aquella sociedad de gritones, de lo que generalmente no recibía respuesta alguna. Ella, como Juancho, también era mantenida a distancia por su aspecto andrajoso.

Eso sí, quizás por lo mismo que le dijeran fisgona, le placía pararse en algún sitio donde encontrase jóvenes o uno en particular y les miraba o miraba con inusitado interés y hasta fijeza. Si alguien que aquello detectaba, optaba por decir algo gracioso, insinuante a la Purpurina misma o al observado por ella, sonreía con inocultable picardía, con disimulo estudiado y parsimonia continuaba su camino, como invitando a aquel sobre el cual mostró interés le siguiese, mientras su sonrisa pícara seguía pegada a su rostro purpurino. Todo aquello, mientras su mara bamboleaba sobre su cabeza.

Por eso, también solían decir: ¡La Purpurina es coqueta y pícara!


IV.- JUANCHO “LA PECHUGA”, SE LE DECLARÓ A “LA PURPURINA

En efecto, allí, en un punto de la línea imaginaria que marcaba la indicación de quien encabezaba la fila india, justamente en el centro del espacio debajo del puente, estaban Juancho y la Purpurina. Habíamos llegado muy cerca de ellos, apenas unos pequeños arbustos que formaban una barrera a la altura de los hombros nos separaban; en ese instante, se rompió la fila india y cada uno de nosotros se desplegó a ambos lados de quien hacía de cabecilla. Unos quedaron en la subida que iba hasta allá arriba de la muralla que atrapaba el río para evitar se desbordase en los tiempos de lluvia, cuando venía “de monte a monte” y los otros en la bajada hacia la orilla del cauce de aquellos días secos. Estaban tan abstraídos en lo suyo que no sintieron nuestros pasos y todo aquello nos permitió observarlos de cerca. Mientras tanto, allá arriba en el puente, unos comparseros que venían desde el barrio “Plaza Bolívar”, de allá de los lados del “Salao”, entonaban su canto y al ritmo de mandolinas, furrucos, cuatros y maracas cantaban:

“En Cumaná se baila la malagueña
el maremare, la jota y el galerón
el estribillo como este que estoy cantando
zumba que zumba, cumanés de corazón”.

Juancho, quien se había desprendido de su sucio y viejo costal o saco y puesto por allí sin preocupación o cautela, bailaba con torpeza, como siempre, pero no sin ternura e interés de agradar a La Purpurina. Lo hacía girando alrededor de ella, pero siempre en el mismo sentido de cuando bailaba en la calle y en cada giro iba estrechando el radio del círculo que los separaba, mientras tanto las palmas de sus manos se golpeaban y ellas dos al pecho que parecía sonar de una manera delicada y limpia, esta vez al ritmo de lo que arriba sonaba.

Allá arriba, justo sobre la cabeza de aquellos inesperados y furtivos amantes, la comparsa entonaba:

Es una tierra donde reina la alegría
con sus mujeres tan bonitas cual la flor
me traen recuerdos las coplas y las fulías,”

Mientras Juancho bailaba y hacía sonar la pechuga y movía su cabeza de derecha a izquierda con lentitud, ligeramente inclinada la cintura, los ojos cerrados y una sonrisa abierta, ahora sin timidez, “La Purpurina” le miraba, con su mirada pícara y gestos de satisfacción, como sonreír en concordancia con ellos, que invitaban al danzante a continuar con su osadía. Agitaba su cara sin brusquedad de lado a lado, sus párpados abría y cerraba y de vez en cuando, su refulgente cara de purpurina inclinaba hacia el cielo como si viajase al infinito para expandir su deleite.

“La Purpurina” comenzó a mover sus caderas con cadencia, un movimiento empezado en los tobillos, mientras los pies metidos en sus alpargatas roídas se mantenían firmes en la tierra, la mano derecha abierta, levantada a la altura de la oreja, agitaba como si estuviese saludando efusivamente a alguien y la izquierda, como siempre, sosteniendo su inseparable mara. Antes, cosa extraña, había expulsado de su boca la punta de tabaco.

En tanto, Juancho seguía acortando el círculo y acercándose, como de manera estudiada, al cuerpo de La Purpurina.

Nosotros nos mantuvimos quietos, muy quietos, casi no respirábamos detrás de aquellos arbustos, para no llamar la atención de la, quizás por primera vez, feliz pareja y sobre todo para no perdernos el desenlace de lo que bajo del puente acontecía, amenizado por los comparseros que allá arriba ofrecían baile y canto, con “Alma Cumanesa”, a la ciudad toda.

Allá sobre el puente se escuchaba la música y canto:

“el maremare, el golpe y el galerón”.

Juancho hizo ya demasiado pequeño el círculo y su cuerpo comenzó a rozar al de “La Purpurina”, mientras le giraba en torno. Sin dejar de bailar ni girar alrededor de la mujer, tomó la mara y bojote que servía de base para aquella aposentar en la cabeza y los depositó en el suelo como con estudiada lentitud. La Purpurina se dejó hacer aquello sin muestra alguna de su habitual desconfianza por su tesoro. Es más, hasta cerró los ojos y se dejó hacer, era más importante aquel momento que el secreto que guardaba y habitualmente defendía con todas sus fuerzas de quien intentase violárselo.

Pegó su cara contra la de la mujer y el labio superior de ésta pareció inflamarse más de lo habitual. Se miraron intensamente y así se dijeron muchas cosas. Juancho aun pudo seguir girando, sin dejar de bailar y hacer sonar la pechuga que esta vez pareció un tono más profundo, ya recostado sobre la Purpurina, que ahora movía con más lentitud pero cadencia sus caderas, estimulada al estrechar su cuerpo al del hombre.

Pegaron sus espaldas; esta vez Juancho se detuvo, dejó de sonarse la pechuga, caer brazos a lo largo de su cuerpo, se estrechó más a La Purpurina y de seguidas, comenzó a seguir el cadencioso movimiento de sus caderas con las suyas. Y sus cuerpos estrujaban y la mujer había olvidado su mara.

Allá arriba, soportando la inclemencia del sol y el sofoco de la larga caminata, los “comparseros” entonaban, con admirable entusiasmo:

“Ponle cuidado cuando vayas a mi tierra,
oye, mi hermano, si gusto te quieres dar.

Pegados de espaldas, ambos empujaron en sentido contrario, uno contra la espalda del otro y empezaron a bajar y subir, primero lentamente y luego más rápido como queriendo alcanzar el ritmo del estribillo, mientras meneaban las caderas y sonreían ampliamente; de pronto los dos, al unísono, comenzaron a suspirar profundamente y luego rieron soltando carcajadas; Y arriba:

“Allá en oriente el que más y el que menos,
desde que nace sabe tocar y cantar”

En un volver hacia arriba, como si ejecutasen un movimiento estudiado, los dos se separaron, volvieron a mirarse de frente, sonreír y soltaron tenues carcajadas. Purpurina, pequeña, regordeta, de caderas redondas y Juancho un costal de huesos, cubierto por una piel pálida. Juancho se acercó a La Purpurina, hizo que ésta girase sobre sus pies y le diese la espalda; cumplido el movimiento, con una delicadeza inconcebible, comenzó a desvestirla y ella, mansamente, se entregó a los designios de su acompañante. Juancho paseó su mirada lentamente por el cuerpo desnudo de “La Purpurina” y ella procedió a desvestir a su acompañante. Los dos se miraron atentamente y se abrazaron. Mientras tanto sobre el puente se cantaba con alegría:

“Come las ostras que se dan en los manglares,
los chipichipis en la playa de San Luis”.

Los instrumentos tomaron un encanto distinto, los ejecutantes de bandolín, furruco, cuatro y maraca y los cantantes se habían como contaminado de la emoción de la pareja sobre la cual se hallaban y entonces a la emoción y estridencia de la música, el cante y toda la alegría que ello prodigaba, se transmitió al ambiente todo la sensualidad y ternura que emanaba de abajo del puente.

Se abrazaron con fuerza mirándose de frente, el cuerpo de uno se confundió con el otro, se llenaron de besos. Luego se separaron lentamente, sin dejar de sonreír, esta vez Juancho mostraba una sonrisa amplia, mostrándose dueño de la felicidad, “La Purpurina” miraba hacia arriba como soñando lo que la vida entera le había negado; se colocaron uno al lado del otro, tomados de las manos, mirando ahora ambos hacia el río, comenzaron a bajar con parsimonia la poca pronunciada cuesta hasta llegar a la orilla; continuaron su embelesada marcha y hundieron sus pies en la arena limpia y cuerpos en el agua tibia y cristalina. Allá arriba, los comparseros ponían fin al cante del estribillo:

“Los camarones que nacen del Manzanares
Son un orgullo con que cuenta mi país”.

Al verlos sumergirse en el río, tomados de la mano y juntos sus cuerpos, observamos como la mara de “La Purpurina” y el saco de Juancho, habían quedado muy cerca uno del otro, como sus cuerpos y sus ropas harapientas, hacían un pequeño promontorio; de pronto el costal y las ropas de Juancho asaltaron la mara de “La Purpurina” y se intercambiaron sus secretos.



Por: ELIGIO DAMAS

jueves, 16 de mayo de 2024

BATALLA DE AYACUCHO

         Con la Batalla de Ayacucho llega el día de poner fin a la dominación española en América del Sur, que había iniciado 16 años antes en 1808. Y este día llega sin lugar a dudas es el 9 de diciembre de 1824. Donde un joven de 29 años General de División Antonio José de Sucre al mando del ejército Unido Libertador del Perú integrado por soldados de varias nacionalidades derrota a un ejército superior en fuerzas mejor provisionado y posicionado para la batalla. Los realistas con casi 10 mil hombres dominaban las alturas del cerro Cundurcunca pero en menos de 4 horas los casi 6 mil patriotas los derrotaron y avergonzaron con sus estrategias de guerra y su ferocidad para la lucha. Este día se define la liberación de 2 naciones del yugo español y la estructuración definitiva de la América del Sur.

 Por:  Dr. Kelvis Campos

I

 La campaña de Ayacucho se inicia inmediatamente después de la victoria de la batalla de Junín el 6 de agosto de 1824. Eran varias las semanas que los 2 ejércitos llevaban caminando casi en paralelo y mirándose muy de cerca, avanzando, desertando y cruzándose por esos caminos intrincados, sabiendo en que parte se hallaba el enemigo, intercambiaban disparos, piedras e insultos; algunas escaramuzas no daban descanso ni ofrecían tregua a ningún bando, Algunas veces las montonera y caballerías ligeras se regían por sus propias reglas y conocían el terreno y los indios ayudaban a encontrar los caminos. Bolívar se encontraba en Lima debido a una orden enviada desde Bogotá donde se le prohibía al Presidente entrar en batalla en territorio extranjero, no estaba de muy buenas ganas, pero si muy bien atendido y al tanto de todos los acontecimientos, aunque los Peruanos lo habían nombrado Dictador de un país por construir y como el mismo diría “El Perú es un País muy difícil y muy enredado, que no tiene que comer y es carísimo, que no tiene agua y está helado, que no tiene gobierno y todos mandan”. Luego de ser derrotados por los patriotas en Junín, los realistas retrocedieron hasta las proximidades del Cuzco donde el Virrey de la Serna recibió refuerzos provenientes del Alto Perú. Bolívar desde Lima deja al mando de su ejército al General Sucre, De la Serna decide esperar a Sucre en las alturas del cerro Condurcunca, pero la falta de víveres, las constantes deserciones y las noticias de la llegada de refuerzos colombianos a Lima impulsaron al Virrey a descender y atacar al ejército patriota situado en el llano; el inicio de la lucha favoreció a los realistas que al bajar de la cuesta arrollaron a los patriotas. Estos se reorganizan gracias al Coronel José María Córdova quien puso al frente a sus soldados y los hizo avanzar, se produce así una feroz lucha cuerpo a cuerpo haciendo retroceder a los españoles que dejan la artillería en manos de los colombianos. Al ver el Virrey que se dispersaban sus hombres decide incorporarse a la lucha, para levantarles la moral, pero resulta herido y hecho prisionero junto a varios de sus oficiales. Canterac reorganiza sus fuerzas y continua la lucha, pero muchos reclutas comienzan a huir, matando a muchos oficiales que los intentaban detener. Los realistas se agrupan en torno a Canterac quien advierte que la batalla está pérdida y decide rendirse.

 

II

CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA CAMPAÑA DE AYACUCHO

Las causas que llevaron a la campaña de Ayacucho se pueden resumir en las siguientes:

1.-  Conflictos entre Liberales y Absolutista tanto en España como en América, debilitando la capacidad de resistencia de los realistas.

2.-  La decisión de los realistas de no reconocer la independencia del Perú y tratar de recuperar el poder.

3.-  La victoria patriota en la batalla de Junín debilitando al ejército realista y lo hace retroceder a Cuzco.

4.-  La ilusión de Simón Bolívar de formar una federación de naciones libres.

Las consecuencias que se desencadenaron después de la Batalla de Ayacucho fueron:

1.-  Desarticulación del Ejército Real del Perú registrando más de1500 muertos y 700 heridos, 3000 se rindieron y el resto escapó.

2.-  Captura del Virrey de la Serna y todo su Alto Mando Militar integrado por 4 Mariscales y 9 Brigadieres.

3.-  La firma de la Capitulación de Ayacucho que implicó la renuncia de los realistas a seguir combatiendo y la disolución del Virreinato del Perú el 30 de diciembre de 1824. Rendición aceptada por Pio Tristán quien había sido proclamado Virrey interino de la Real Audiencia de Cuzco.

4.-  La toma de la ciudad de Cuzco por tropas peruanas al mando de Agustín Gamarra.

5.-  Entrada del Ejército Libertador en el Alto Perú el 25 de febrero de 1825, proceso que culminó con la proclamación de la independencia de Bolivia el 6 de agosto de 1825.

6.-  La convocatoria de Bolívar al Congreso de Panamá, con el objetivo de unir en una Federación a los nuevos Estados Independientes.

 


III

CAMPAÑA DE AYACUCHO

       Sucre decide que 3 divisiones de ejército quedaran desde el 14 al 19 de noviembre en Talaveras, San Gerónimo y Andahuaylas con los enemigos siempre a la derecha. En la noche del 18 los enemigos van a Huamanga, el 19 se baten en pampas. El 20 llegan a Uripa y divisan a los     españoles en el alto de Bombón. El Coronel Silva con la 1ª de rifles y una compañía de húsares en reconocimiento desalojan 3 compañías de cazadores españoles y las obligan a pasar el río Pampas y reunirse con su ejército. Así los patriotas están en Uripa y los españoles en Concepción a la vista. El 24 los españoles levantan campamento en Vilcashuman y los patriotas en las alturas del Bombón hasta el 30 que sabiendo que los enemigos venían por la noche a la derecha de Pampas a flanquear sus posiciones se movilizaron a la izquierda del río, para descubrir nuestra retaguardia, al ver este movimiento los españoles pasaron a la izquierda de Pampas. El día 2 de diciembre en la mañana los patriotas los patriotas llegan a Matará y avistan a los españoles en las alturas de Pomacahuanca, aunque los patriotas tenían mala posición presentaron batalla, pero fue ignorada por el enemigo que se situó en unas breñas inaccesibles. El 3 se retiran los patriotas  a Tambocongallo, el General Córdova y el General La Mar pasaron la quebrada de Copaguaico y el enemigo cayó bruscamente sobre los batallones de Vargas, Vencedores y Rifles que cubrían la retaguardia con el General Lara pero los dos primeros pudieron cargarse a la derecha sirviéndose de sus armas para abrirse paso y Rifles en posición desventajosa tuvo que sufrir  los fuegos de Artillería y  el choque de todas las fuerzas más por su serenidad e intrepidez pudieron salvarse. La caballería nuestra con el General Miller pasó por Chonta protegida por los fuegos de Vargas, aunque muy molestada por la infantería enemiga, costándonos esto más de 300 hombres, todo el parque y una pieza de artillería. El 4 los enemigos engreídos por su ventaja destacaron 5 batallones y 6 escuadrones a la orilla de la quebrada queriendo combatir, pero los patriotas no se aventuraron a la batalla viendo la desventaja se situaron en la llanura de Tambocongallo, pero los españoles querían solo maniobrar valiéndose de la ventaja de conocer el terreno. En la noche los patriotas marchan al pueblo de Guaychao pasando la quebrada de Acroco y cambiando de dirección. El 5 en la tarde continuó la marcha a Acosvinchos con el enemigo siempre a la vista. El 6 llegan los patriotas al pueblo de Quinua y los españoles en marcha fuerte a la izquierda se colocan a sus espaldas en las alturas de Paccaicasa , siguieron el 7 por la impenetrable quebrada de Guamanguilla y al día siguiente a los elevados cerros de la derecha, mientras los patriotas seguían aguardando y observando todos sus movimientos. El 8 en la tarde quedaron los españoles situados en las alturas del Cundurcunca a tiro de cañón del campo patriota. Algunas guerrillas que bajaron se batieron esa tarde y la artillería uso fuegos; desde esa hora el General Sucre desapareció y se decide avisar al Libertador ante la inminente batalla, pero en la noche llama Sucre a una reunión para planificar el desarrollo de la batalla del día siguiente. Sucre al terminar la reunión manda a toque de silencio el cual es roto por una canción de Cumaná mandando a apresar al cantante. Al amanecer del día 9 las líneas patriotas formaban un ángulo. La derecha compuesta por los batallones Voltigueros, Bogotá, Pichincha y Caracas de la 1ª división de Colombia al mando del General Córdova. A la izquierda los batallones 1°, 2° y 3° de la legión peruana con los húsares de Junín al mando del General La Mar, al centro los granaderos y húsares de Colombia bajo las órdenes del General Miller. En reserva los batallones Rifles, Vencedores y Vargas de la 1ª división de Colombia bajo el mando del General Lara. El general Sucre le dio una arenga a cada uno de los batallones recordándole sus triunfos y sus glorias, su honor y su patria. Las vivas al libertador y la república retumbaron por todas partes. Los españoles dominando la pequeña llanura de Ayacucho con casi el doble de fuerzas estaban seguros de su victoria, la mayor parte de la mañana fue empleada solo en fuego de artillería, a las 10 de la mañana los enemigos sitúan 5 piezas de batalla

y arreglaban sus masas. El General Sucre revisa las líneas de los tiradores y da la orden a estos de forzar la posición y disparar a donde colocaban la artillería esta fue la señal del inicio del combate. Los españoles bajaron velozmente sus columnas pasando por las quebradas de nuestra izquierda con los batallones Cantabria, Centro, Castro, 1ª Imperial y 2 escuadrones de húsares con una batería de 6 piezas forzando mucho su ataque. Observando que las masas del centro no estaban en orden y por la izquierda estaba muy comprometida. El General Sucre manda a Córdova a cargar rápidamente con sus columnas protegido por la caballería de Miller, reforzando a La Mar con el batallón de Vencedores y Vargas dejando en reserva a Rifles para rehacer el combate donde fuera necesario, El General Lara recorría por todas partes las tropas haciendo armas a discreción hasta cien pasos de las columnas enemigas rompiendo el fuego y luego enfrentarlos cuerpo a cuerpo y despedazarlos con nuestra caballería fue repentinamente y una solo cosa. La infantería continuó inalterable su carga y todo plegó a su frente. Entre tanto el enemigo penetra por la izquierda y amenazan a La Mar interponiéndose entre este y Córdova con 2 batallones en masa, pero llegando Vargas al frente y ejecutando bizarramente los húsares de Junín la orden de cargar por los flancos de estos batallones, quedan disueltos. Vencedores y los batallones 1°,2° y 3° y la legión peruana marcharon audazmente sobre los otros cuerpos de la derecha enemiga que presentaba nueva resistencia, pero reunidas las fuerzas patriotas de la izquierda y precipitadas a la carga, le infringen una derrota absoluta. El General Córdova con sus tropas trepa la formidable altura del Cundurcunca donde toma prisionero a Virrey de la Serna. La infantería y la soldadesca sale en huida al igual que la caballería en desbandada, La Mar y Lara salen en su persecución y recuperan material de guerra, prisioneros y al General Canterac. Se presenta Canterac con La Mar a pedir la capitulación ante el General Antonio José de Sucre que sabía que podía reducir al ejército español a una entrega discrecional, pero fue muy generoso y concedió honor al vencido y aceptó la Capitulación, por lo cual diría el Virrey de la Serna “tan joven y con tanta gloria”. Se dice que el mismo General Sucre fue a soltar al prisionero cantante patriota y le dijo: “Cumanés si volveremos a Cumaná” y el soldado le contesto: “yo soy llanero, Cumanés era quien me pidió que le cantara mi General”. Según los estados tomados al enemigo eran 9310 hombres, mientras que el ejército libertador formaba 5780 hombres. Los españoles no sabían que admirar más si la intrepidez de nuestras tropas en la batalla o la sangre fría de la constancia, el orden y el entusiasmo en la retirada desde las inmediaciones del Cuzco hasta Huamanga, al frente siempre del enemigo, corriendo una extensión de 80 leguas presentando frecuentes combates.



IV

PROTAGONISTAS DE LA BATALLA DE AYACUCHO

 

Entre los protagonistas de la batalla de Ayacucho cabe mencionar por los españoles:

José De la Serna: (1770-1832) Conde de los Andes y Virrey del Perú, herido y prisionero

José de Canterac: (1787-1735) Ttte. Gral. que firmó la Capitulación de Perú

Gerónimo Valdez: (1784-1855) Mariscal de Campo y político español apresado en Ayacucho

José Carratalá: (1782-1855) Mariscal y gobernador de Potosí. Jefe del batallón de fernandinos

Juan Monet: (1782-1837) Mariscal de Campo hecho preso en combate

González Villalobos: (1784-1854) Mariscal de Campo Comandante 3ª división del ejército Real

Entre los protagonistas de la batalla de Ayacucho se mencionan por los patriotas:

Antonio José de Sucre:(1795-1830) General Venezolano planificó la estrategia de la batalla

Agustín Gamarra: (1785-1841) Político y Militar Peruano Jefe del Estado Mayor de Sucre

Guillermo Miller: (1795-1835) General Ingles al mando de 300 Voluntarios Alemanes y británicos

José María Córdova:(1799-1829) General Colombiano desmontó de su caballo a arengar soldados

Jacinto Lara: (1778-1859) General Venezolano sustituye a Córdova y atrapa a Canterac.

Laurencio Silva: (1791-1853) General Venezolano recibió 3 lanzazos en la batalla y aún continuó.  

Trinidad Moran:(1796-1854) General Venezolano dirigió Vencedores y Voltigueros en Ayacucho

 

RESULTADOS DEL COMBATE


Fuerzas de los españoles: 9310 hombres 14 piezas de artillería

Bajas españolas: 3000 prisioneros entre ellos 2 Ttes. Generales, 4 Mariscales, 10 Grales de Brigada 16 Coroneles, 68 Ttes. Coroneles, 484 Mayores y Oficiales. 1800 muertos y 700 heridos.

Fuerzas de los patriotas:  5780 hombres.  2 piezas de Artillería.

Bajas patriotas: 370 muertos y 609 heridos.

 

 Por:  Dr. KELVIS CAMPOS      

                                                                      




BIBLIOGRAFÍA

 

 

Un día de Guerra en Ayacucho   ………………………………………………………   Fermín Goñi

Batalla de Ayacucho     ………………………………………………………………      Enciclopedia Iberoamericana

Batalla de Ayacucho     ……………………………………………………………………    Mariel Vasquez

Historias mínimas del Perú           ……………………………………………………….      Carlos Contreras

De mi propia mano        ………………………………………………………………………Antonio José de Sucre

 

jueves, 25 de abril de 2024

La última eternidad de morochito Rodríguez

Los gallos, como todas las mañanas, aquel 26 de octubre de 1968, habían despertado en Cumaná cacareando. Se anunciaba un día importante para los fanáticos del boxeo, los que tenían radios transistores compraron bien temprano en la calle Cantaura, en la bodega de Juan Ponce, pilas para escuchar la pelea de aquel muchacho jabado, como llamaba el pueblo a los que tenían el pelo claro cascorvo, y piel blanca. Morochito Rodríguez le había ganado a los mejores, había derrotado a uno de los gallos más finos de la selección de oro cubana. En el bar Start de Domingo Ramírez, los jugadores de truco y de billar se habían dado cita para verse a las siete de la noche. En el bar altagraciano Stalingrado, del Mocho Ramírez, se preparaba otro festejo. Igualmente, Espinosa en el Pui-Pui, en su cantina, preparaba sus rancheras para festejar. En la Copita se preparaban los ceremoniales que debía exhibirse después del triunfo.

Francisco Morochito era altagraciano, del barrio la Trinidad, saladeño de pura cepa, su familia era muy numerosa, 14 hermanos, vendían pescado en aquella, que, seguía siendo una agraciada ciudad, a pesar de sus percances históricos: el terremoto de enero de 1929 y la invasión del Falke en el mismo año. La ciudad en los años sesenta iniciaba el camino de consolidación de la UDO. La educación media inauguró en 1961, en la entrada de San Luis, el nuevo recinto de la Escuela Técnica Industrial. En los años sesenta se construye en el Barrio Bolivariano, el Liceo José Silverio González. Morochito había comenzado su carrera deportiva a los 11 años de edad. Es formado en el deporte de los coliflores por Ely Montes. Recibe clases en el Edificio Cabrujas, conoce allí a Orlando Natera, a El Salero, a los hermanos Pedro y Antonio Gómez, a Cruz Marcano, a Alirio Acuña, a José García y a José Luis Vallejos (La Cabañita). En las tardes soporíferas cumanesas Ely Montes, les iba impartiendo el esquema de entrenamiento del día. Había que prepararse y entrenar duro, el próximo viaje estaba pautado para Caracas y se debería vencer al Distrito Federal.

Nadie sospechaba que entre aquellos hombres la gloria había anidado, años después aparecerían en el gimnasio Jesús Esparragosa, Antonio Esparragosa, Pedro Rojas, Nelson Calzadilla, Ildemar Paisan, Freddy Moran, Alfredo Lemus, El Tun Tun, a quien apodábamos en la escuela primaria Piojillo. Él fue manisero en su infancia y posteriormente un joven dedicado en Caracas a la latonería. Un día supimos de su muerte, un hampón lo había dejado muerto en el nuevo Circo de Caracas, con una puñalada en el corazón. Morochito Rodríguez fue un boxeador con garras, con corazón, con técnica y con vocación de triunfo. A aquellas glorias deportivas las forjó Ely de la nada. Morochito había ganado la primera medalla de oro de boxeo para Venezuela, en los juegos olímpicos de 1968, en México.

Cuando le levantaron la mano al cumanés y la decisión ya era oficial, El Mocho Ramírez en el bar Stalingrado garabateo en su vaso, entre la espuma de su cerveza el nombre de su ídolo, dijo, ese muchacho es grande le ganó también a Rafael Carbonell que es un trabuco y acaba de ganar la primera medalla de oro olímpica para el país. En la Copita en el antiguo Jai Alai, corrieron las medias jarras, se festejó en los Paralelos 37 y 38 como nunca. Cumaná había escrito con letras de oro su nombre en la historia. Cuando Alfredo Marcano, y Antonio Gómez triunfaron, los empresarios japoneses pensaron llevarse a Japón a ese gran entrenador que fue Ely Montes, cosa imposible, pues el maestro tenía su arraigo mítico en aquella ciudad sísmica gloria de sus sueños. Ely fue un hombre de una gran generosidad, cuando Alfredo Lemus le ganó al cubano Orlando Garbey, la pelea por el campeonato mundial olímpico en la Habana, y a pesar de que el fallo había sido injusto, para el venezolano, le regaló al Comandante Fidel Castro en un gesto de amistad, un cuatro hecho en Cumaná.

Morochito llegó 4 días después a su ciudad querida en un avión que dio muchas vueltas para poder aterrizar, había mucho furor en el Aeropuerto, fue llevado en hombros desde San Luis al edificio Cabrujas, la caravana y el desborde de la ciudad fue inmenso. Pienso que sus restos mortales deben ser trasladados a Cumaná donde debe recibir las honras fúnebres oficiales y el homenaje del pueblo que lo vio nacer. Francisco Morochito Rodríguez nació en Cumaná un 20 de septiembre de 1945, en la Primogénita del Continente.

Morochito deseamos que la tierra sea leve para ti y descanses en paz. Siempre te recordaremos como lo que fuiste un héroe del deporte.

por:Nelson Guzmán