El 19 de julio de 1766 se inicia de
lleno la construcción del puente de madera sobre el río de Cumaná, por parte
del coronel Don José Urrutia Ramírez de Guzmán que lo culmina tres meses
después. Este puente dinamiza el entramado social de Cumaná, ya que une la
parroquia “popular” de Altagracia con la muy refinada parroquia de Santa Inés.
El 21 de octubre de 1766, un terrible terremoto deja en ruinas a la Ciudad de
Cumaná; al punto que la corona envía a ingenieros a reconstruir y repensar la
traza urbana de la ciudad de Cumaná. El terremoto y el puente, hieren
profundamente ciudad mantuana del siglo XVIII, dando paso a una incipiente
ciudad mestiza a inicios del siglo XIX; lo que se concreta a pleno esplendor
luego de la guerra de independencia. La ciudad tuvo que ser repensada, una
revolución urbana y social se desarrollaba en su seno y periferia, se ocupan
los espacios y se dinamiza el entramado social. La cotidianidad rota por el
terremoto, se recupera precipitadamente; el mantuanaje comienza a quedar atrás,
lentamente los que no tenía alcurnia y los mestizo asciende en el tejido
social; se empieza a perforar la cerrada sociedad colonial, nuevos enlaces y
matrimonios son permitidos; lo que antier era impensable:
Vivía D. Luis Beltrán García de Urbaneja[i]
en la plaza de Santo Domingo de Cumaná, en una casa separada de la sacristía de
la iglesia, por un estrecho callejón, y tenía una hija llamada María Rosario[ii],
a quien obsequiaba el D. Francisco Cabrillac de Fontaines[iii].
Como por las preocupaciones de entonces la medicina no se juzgaba profesión
noble, D. Luis no creía que Cabrillac fuese digno de su hija y rechazaba
tenazmente las pretensiones del doctor. El francés, hombre pudoroso, sintió
cruelmente herido su amor propio, y no pudiendo resignarse a soportar aquel
desaire, procuró no economizar esfuerzos por llegar a casarse con la joven.
Hacía la sazón el obispo Martí la visita a estos lugares, y el doctor
Cabrillac, tratando de obviar inconvenientes, logró que su Señoría, después de
hechas las correspondientes justificaciones, dispensarse las proclamas y le
ordenase al cura proceder al matrimonio; pero como la resistencia de D. Luis
era inevitable, se ocurrió a un expediente singular. Se facultó al fraile
dominico para presenciar el matrimonio, y una noche (diciembre 1766) burlando
la vigilancia de sus padres. De dentro de la casa se asomó la joven a una de
las ventanas laterales que daba al callejón, estando por fuera el sacerdote, el
novio y los testigos; y así ligeramente se celebró el matrimonio[iv],
encontrándose D. Luis al siguiente día con que su hija era la señora Cabrillac (Cayetano
de Carrocera, 1954).
Fuentes:
·
Carrocera,
Fray Cayetano de. (1945). Memorias para
la Historia de Cumaná y Nueva Andalucía. Editorial Artes Gráficas, Caracas. páginas 254-255.
·
Iturriza
Guillén, Carlos. (1973). Algunas Familias
de Cumaná. Instituto Venezolano de Genealogía, Caracas.
·
Marcano,
P. E. (1956). CONSECTARIO de la Ciudad de
Cumaná (2da. ed.). Cumaná: Ejecutivo del Estado Sucre.
Por: Rommel Contreras
Academia de la GeoHistoria del estado Sucre
[2] María del Rosario García Urbaneja y Sánchez (nació en Cumaná en 1745), hija de Don Luis Beltrán García de Urbaneja y Cortés Osorio; y Josefa Manuela Sánchez y Ramírez de Arellano y Vallenilla (familiar ̶ hija̶ ̶ del gobernador: José Ramírez de Arellano 1696-1706). Luego del matrimonio con Cabrillac, tuvo un segundo matrimonio con Manuel Ancelmo de Marcano (margariteño).
[3] Francisco Cabrillac de Fontaines, médico francés viudo de madame Marie Francoise Lanoys. Casó en Cumaná con María del Rosario García de Urbaneja, matrimonio que le dejó dos hijas: Antonia Manuela y María Francisca Cabrillac y García de Urbaneja.
Gracias,por tan interesante obsequio!
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