sábado, 11 de enero de 2014

BICENTENARIO DE LA FIRMA DEL ACTA DE CHACACHACARE E INICIO DE LA CAMPAÑA DE ORIENTE

 DISCURSO DE ORDEN por el Prof. MSc. Hernán Muñóz



   Este solemne acto de la Cámara Municipal del Municipio Sucre del estado Sucre, tiene por objeto conmemorar un hecho histórico trascendental en la historia no solo de esta entidad federal, sino también de Venezuela y por que no señalarlo, de la Historia de esta Patria Grande que es América, debido a que varios de los que suscribieron este documento participaron en la liberación de Venezuela y también de cinco naciones hermanas de este continente.


   Para entender las razones que llevaron a estos hombres a dar tan significativo paso, es necesario remontarnos a la época que originó la crisis del orden colonial impuesto por el imperio español.


   Los conquistadores impusieron a sangre y fuego un sistema político, económico y social que perduró trescientos años y que incluso algunos rasgos aún perduran. Su común denominador fue la exclusión.


   En lo político se diseñó una administración que solo admitía en sus cargos principales a los ciudadanos españoles, esto ocurría también en lo militar y religioso.


   La sociedad se dividió en castas cerradas donde lo prioritario no solo era la riqueza expresada principalmente en la tenencia de tierras originando el latifundio sino también en  las características étnicas, siendo despreciados los mestizos, indios y los esclavos traídos de África.


   Esta estructura comienza lentamente a tener fisuras, porque con el tiempo se fue generando problemas que al acumularse iban a provocar la explosión que ocurrió el año 1810.


   Dos características principales van a preparar el terreno para la disidencia con España.


   Una será el modelo económico basado en la economía capitalista que ya se estaba desarrollando en Europa, caracterizada por el mercantilismo, el cual generó la división del trabajo internacional, situación que hasta hoy está presente.


   La metrópoli nos impuso la condición de ser exclusivamente productores de materias primas y consumidores de manufacturas por ella producida. Nos “especializamos” en exportar productos originarios de América como el cacao, el tabaco, el añil, maderas, y  vegetales que se trajeron de otras regiones del mundo que se adaptaron a los climas y suelos de estas colonias como la caña de azúcar y el café principalmente.


   Pero el negocio era o es mayor aún porque la metrópoli determinaba que por  estas exportaciones se  pagaran bajos precios, mientras sus manufacturas eran sumamente costosas y para  hacerlo más injusto, se determino el monopolio comercial debiendo los colonos sólo vender y comprar a España. Hoy los economistas llaman a esto “los términos de intercambio desigual”. Pensemos quien determina el precio del petróleo para darnos cuenta de esta situación. 


   Esto necesariamente fue provocando descontento entre la propia clase oligárquica que comprobaba lo injusto de esta situación que golpeaba sus intereses económicos. Estos hechos dieron origen al contrabando y fue así como nuestra región comenzó a tener un comercio ilícito con potencias extranjeras rivales de España. En efecto barcos de Inglaterra y Francia especialmente llegaban a lugares como La Esmeralda, Saucedo, o  penetraban por los ríos San Juan o Guarapiche llegando incluso hasta el valle de San Bonifacio en el Actual Municipio Ribero. Se dio origen a un activo comercio que permitió a los hacendados vender a precios mejores sus productos y comprar artículos más baratos e incluso de mejor calidad.


   Pero no todo era comercio, había un hecho político, esos barcos traían libros y periódicos, prohibidos por las autoridades, los que informaban de lo que estaba ocurriendo en los últimos años del siglo XVIII y primeros años del XIX. 


   Se comenzaron a conocer las ideas del Iluminismo, los hechos acaecidos en las colonias inglesas de América del Norte que se habían sublevado, proclamándose independientes. También de la eclosión provocada por la Revolución Francesa. Por esa razón hay historiadores que llaman a esas naves, los “barcos de la Ilustración. 


   De allí que cuando Alejandro Von Humboldt recorre esta parte oriental de Venezuela y visita, venciendo grandes dificultades por lo agreste del terreno y el pésimo estado de la huella caminera que lo lleva a San Felipe de Austria de Cariaco, un pueblo tan aislado y lejano del centro, se sorprende al conversar con algunos de sus habitantes que le hablaron de la Revolución Norteamericana, de los pensadores de Europa y de ideas tan contrarias al reinado español.


   Las condiciones ya estaban dadas para iniciar cambios en estas sociedades, porque ya había discusiones ideológicas, que harán posible que el orden colonial se derrumbe.


   Todos conocemos los diversos conatos que se registran en diversas partes del territorio, sublevaciones de esclavos, de los agricultores comuneros, la llegada de ese conspirador nato que era Don Francisco de Miranda, la conspiración de Gual y España, en fin lo que faltaba era la “chispa que incendiara la pradera” como expresó el Gran Timonel Mao Tsé Tung y esa chispa la produjo la propia realeza corrupta de España al ser sumisos ante Napoleón Bonaparte y permitir la ocupación de su territorio.


   Se produce el 19 de Abril de 1810 en Caracas, y caso insólito el representante del Rey es destituido y surge el primer gobierno criollo en la forma de una Junta la que envía emisarios al interior, en el caso de Cumaná, los comisionados llegan el día 26 de abril y al otro día es destituido el Gobernador por el Ayuntamiento cumanés que organiza como su homóloga de Caracas una Junta Conservadora de los Derechos del Rey.  Rápidamente se nombran autoridades, se permite la salida del ex Gobernador Tomás Escudero y su ayudante José Joaquín Maroto, con sus respectivas familias, rumbo a Jamaica y España respectivamente.


   Los pueblos de la provincia se pronunciaron en apoyo a esta decisión.


   Sin embargo, como ocurre casi siempre, estos cambios provocan divisiones, rencores, disidencias, porque son complejos los intereses y sentimientos de la gente. Fue así como pronto surgen las conspiraciones que pretendían evitar estos cambios, se descubre la acción contrarrevolucionaria de ciudadanos de origen canario y catalán, a los que se sumaron criollos desafectos a la causa independentista, quienes toman el castillo de San Antonio y la Casa fuerte de la Boca del Río. En la noche del 5 de marzo de 1810 son denunciados y las autoridades criollas con gran eficacia dominaron este conato de insurrección y sus cabecillas castigados. En estos acontecimientos destacó Don Vicente de Sucre, para ese momento Comandante Militar de la ciudad, de esta forma ya comienzan a registrarse personajes que van escribir sus nombres en las páginas de la Historia Patria.


   En Caracas se constituye el Primer Congreso Nacional al cual acuden como representantes de la Provincia de Cumaná, los diputados Mariano de la Cova, Francisco Javier Mayz, Juan Bermúdez de Castro y José Gabriel Alcalá, quienes estamparon su firma en el documento emanado de ese Congreso, declarando la independencia de Venezuela.


   En la ciudad de Coro se va a iniciar el proceso que culmina con la caída de la Primera República. Allí el Gobernador José Ceballos desconoce al gobierno central y nombra a Domingo Monteverde para iniciar acciones militares contra los patriotas.


   Este oficial español con gran habilidad va a encauzar el descontento de la población, por la anarquía que se estaba generalizando, la grave situación económica y el fanatismo religioso impulsado por los sacerdotes católicos que mayoritariamente eran enemigos de los patriotas por ser fieles al rey y la creencia de la divinidad de esos personajes según sostenía la alta clerecía. A esto se agregó el terrible terremoto que destruyó la capital y numerosos pueblos del occidente, ocurrido el 26 de marzo de 1812por coincidencia un Jueves Santo,  fenómeno aprovechado por los frailes para infundir miedo y afirmar que era castigo de Dios por haber cometido la herejía de cuestionar el poder real.

   

   Lo que había ocurrido en nuestra ciudad meses antes se repite en Guayana, pero esta vez los partidarios de la corona tenían más fuerza militar. Para sofocar esta acción el Gobierno central ordena la expedición punitiva, por fuerzas terrestres desde Barcelona y marítima de Cumaná. Esta confrontación termina en derrota para las fuerzas patriotas en el Combate de Sorondo el 25 de marzo de 1812 y luego al otro día en Angostura. En estos acontecimientos ya aparecen nombres de personajes que tendrán activa participación en el hecho que recordamos: el joven capitán Santiago Mariño y José Bideau. 


    De lo anterior recordemos que el bisoño ejército patriota, mal armado, sin experiencia, sufrió amargas derrotas, dando origen al desaliento entre las fuerzas republicanas, a esto se sumó las sublevaciones de esclavos de Barlovento, que provocaron el terror entre muchos de los dirigentes de la revolución, casi todos ellos miembros de la clase terrateniente esclavista. Estos hechos condujeron al Generalísimo Francisco de Miranda a capitular ante el jefe realista Domingo Monteverde.


   Con esto termina la Primera República. Monteverde desconoce los acuerdos firmados, inicia una feroz represión siendo el propio Miranda víctima de esta traición al ser deportado a España, para ser encarcelado hasta el fin de sus días.


   Paralelo a esto, la Provincia de Barcelona se había sublevado teniendo como cabecilla a Francisco Tomás Morales. El gobierno de Cumaná organiza una nutrida expedición marítima militar comandada por Don Vicente de Sucre y Urbaneja, integrada por entusiasta jóvenes patriotas como sus hijos Pedro, Francisco y Antonio José y el  cariaqueño José Francisco Bermúdez.


   Los expedicionarios desembarcan en Píritu, pero allí les llega la noticia de la capitulación de Miranda, debiendo retornar.


   Poco después las autoridades cumanesas decidieron aceptar la capitulación mientras en todos los pueblos de la provincia se proclamaba la lealtad al rey.


   Monteverde nombró Gobernador de Cumaná a Emeterio Ureña, el cual demostró ser un hombre benigno que no persiguió a los patriotas. 


Actitud que fue repudiada por los españoles y criollos enemigos de la República, quienes presionaban para perseguir a los que se habían atrevido a manifestarse contrarios al imperio.


   Muchos patriotas no creyeron en las actitudes benevolentes del representante de Caracas y se retiraron a los montes o tomaron el camino del exilio.


   Pronto el Gobernador Ureña fue destituido por Monteverde y reemplazado por Francisco Javier Cervériz con el cargo de Comisionado Especial y con instrucciones de apresar a los patriotas quienes fueron remitidos a las Bóvedas de La Guaira. Decenas de cumaneses fueron apresados entre ellos Don Vicente de Sucre.


   El Oriente pasa a ser controlado por: Francisco Cervériz y Eusebio Antoñanzas en Cumaná, Fernández de la Hoz en Barcelona, Antonio Zuazola en Maturín y Pascual Martínez en Margarita.


   Los patriotas exiliados en Trinidad y otras islas caribeñas comienzan a tomar contacto entre ellos y deciden trasladarse al islote de Chacachacare bajo jurisdicción inglesa y donde Doña Concepción Mariño de Sanda, hermana de Santiago Mariño tenía una hacienda. Ella será la anfitriona y allí un puñado de patriotas firma el “ACTA DE CHACACHACARE”, documento donde señalan la perfidia y traición de Monteverde al violar los acuerdos de la Capitulación firmada por Miranda, y se comprometen a iniciar la liberación de Venezuela. Termina el acta expresando:” Mutuamente nos empeñamos nuestra palabra de caballeros de vencer o morir en tan gloriosa empresa, y de este compromiso ponemos a Dios y a nuestras espadas por testigos. Nombramos Jefe Supremo, con plenitud de facultades, al coronel Santiago Mariño. Chacachacare, 11de enero de1813.


   El Presidente de la Junta, Santiago Mariño. El Secretario Francisco Azcue, El Secretario José Francisco Bermúdez. El Secretario Manuel Piar. El Secretario Manuel Valdés


   El 12 de enero desembarcan cerca de Guiria, en la hacienda “La Caranta” serán 45 héroes que darán inicio a la gloriosa Campaña de Oriente de 1813 al atacar y tomar el puerto de Guiria, derrotando al realista Juan Gavazo que al frente de 300 soldados fue incapaz de frenar el ímpetu libertario de los 45 hombres comandados por Mariño y armados solo con seis fusiles y armas blancas.


   Larga es la lista de enfrentamientos armados entre los cumaneses y los realistas en la antigua Provincia de Cumaná, según  el recordado historiador Arquímedes Román, se registraron 56 combates desde la invasión de Chacachacare  el 13 de enero de 1813,  al 16 de octubre de 1821 fecha en la cual el General José Francisco Bermúdez liberó para siempre a Cumaná del yugo español.


   Destacan la toma de Irapa, lugar donde José Francisco Bermùdez derrota al Capitàn Francisco Javier Cervèriz.


   18 al 20 de marzo de 1813, Manuel Piar y Bernardo Bermùdez ocupan Maturìn luego de derrotar a Lorenzo Fernàndez de la Hoz.


   En esta ocasión hubo divergencias entre ambos jefes patriotas y Bernardo Bermùdez retorna a Paria, pero es apresado por los realistas que lo llevan a Yaguaraparo, población bajo la bota del cruel Cervèriz que hace que le disparen, pero a pesar de recibir cuatro tiros, queda mal herido, aparentemente se le perdona la vida, sin embargo al tenerse noticias del avance de los patriotas es asesinado, provocando la ira de su hermano Josè Francisco que al entrar a este y otros pueblos ejecutò a los partidarios de la causa realista.


   El 4 de agosto de 1813 mariño intenta tomar Cumanà pero es rechazado, por Eugenio Antoñanzas.


   29 de septiembre de 1814, el coronel Carlos Piar es derrotado en La Quebrada de los Frailes.


   16 de octubre de 1814, el sanguinario Tomàs Boves que perseguía a los emigrados de Caracas, toma Cumanà después de ganar la batalla de El Salado, en las afueras de la ciudad.


   15 de febrero de 1815 los realistas desplazan a Josè Francisco Bermùdez del pueblo de Soro, el cual fue incendiado en represalia por ser sus habitantes patriotas.


   1º de junio de 1816, en Carùpano los patriotas comandados por Simòn Bolìvar, Carlos Manuel Piar y Santiago Mariño, derrotan al español Andrès Martìnez de Pinillos.


   3 de junio de 1816 Simòn Bolìvar gana un combate contra el Gobernador de la Provincia Tomàs de Cirès.


   10 de junio de 1816 el realista Josè de Canterac toma Cariaco defendida por Mariño. Allì fue detenido y fusilado Francisco Sucre Alcalà, hermano del futuro Gran Mariscal.


   18 de agosto de 1816, el General Pablo Morillo, ordena incendiar los pueblos de Cumanacoa, San Lorenzo, San Fernando, Aricagua y Arenas, en represalia por el apoyo que sus habitantes prestaban al Coronel Domingo Montes.


   30 de mayo de 1818, en Puerto de la Madera, en las afueras de Cumanà, los patriotas dirigidos por Josè Francisco Bermùdez, Antonio Josè de Sucre y Manuel Isava, son derrotados por Tomàs de Cirès.


   Por último el 16 de octubre de 1821, las fuerzas patriotas conducidas por Josè Francisco Bermùdez derrotan al Gobernador Josè Caturla liberando la ciudad para siempre.


   La participación cumanesa tienen en Josè Francisco Bermùdez y Antonio Josè de Sucre, la màxima expresión de valentía y sagacidad como estrategas.


   Bermùdez dirige la llamada “Distracciòn de Caracas” que impidió que las fuerzas realistas se unieran lo que hizo posible la heroica batalla de Carabobo y Antonio Josè de Sucre, apoyado en su espada invencible llevò la libertad a los pueblos del sur de Amèrica coronando su carrera militar con Pichincha y Ayacucho y finalmente remontando la escarpada sierra andina abrió las compuertas de la libertad de la Repùblica que èl creo, Bolivia, la hija predilecta de El Libertador


   No podemos dejar de señalar la participación heroica de la mujer, esta es una deuda que recién comienza a ser compensada, hasta hace poco la historia la hicieron los hombres para los hombres, nunca se destacaba la participación femenina en la gesta de independencia, sin embargo se sabe que fueron centenares las mujeres que seguían al los ejércitos patriotas, eran las “JUANAS”, como las llamaban los soldados, eran esposas y novias, que acompañaron a los hombres en las largas y fatigosas marchas militares, ellas cuidaban a los heridos, atendían a los soldados haciendo posible menos difícil la existencia, hay que profundizar al respecto, solo se conocen algunos nombres, por ejemplo cuando una División del Ejército de Oriente de 500 soldados marchaba a unirse al Ejército de Occidente, que había realizado la Campaña  Admirable, ocurrió el envenenamiento de todo ese cuerpo por haber comido por accidente yuca amarga, fueron curados por el médico Vicente San Pedro y una  mujer parda de nacionalidad holandesa, llamada Mariana que iba con ellos, logrando recuperarlos y sólo se lamentó la muerte de un hombre.


   Mencionaremos a algunas cumanesas que dieron su vida por la causa independentista.


   Luisa de Arambide, madre de varios patriotas integrantes del ejército, cuando Cumaná fue ocupada por   Zuazola, se atrevió a reclamar la barbarie impuesta por este realista que cortaba las orejas a los patriotas y luego las ponía como adorno en las puertas. Su coraje le costo la vida al ser muerta a sablazos en la plaza de Cumaná.


   María Cumbale, natural de Guiria de la Costa, era esclava de Doña Concepción Mariño y fue enviada junto a otros esclavos para apoyar al General Mariño, fue integrante de la famosa Barería de Mujeres” que dirigía Juana La Avanzadora en Maturín.


   Las hermanas María Petronila y María del Rosario Espín: María del Rosario y Luisa Ortiz, detenidas y azotadas a latigazos en la plaza pública por servir de correo a los patriotas.


   Mariquita Figuera de 80 años fue azotada y decapitada por ser partidaria de la independencia.


   Leonor de Frontaura cumanesa que cae combatiendo en el barrio San francisco el 17 de octubre de 1814.


   Al  terminar tengamos siempre presente a estos héroes y heroínas que dieron su vida para hacer de la Provincia de Cumanà y de Venezuela, una patria de hombres y mujeres libres.


   Gloria eterna a los héroes de Chacachacare.


   Gracias por su atención.


Prof. MSc. Hernán Muñóz

PROFESOR DE LA ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD DE ORIENTE NÚCLEO DE SUCRE Y DEL POST GRADO DE GEOHISTORIA DE LA UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR.

miércoles, 27 de febrero de 2013

27 DE FEBRERO DE 1989


Los pueblos son nobles, aguantan hasta más no poder, son los gobernantes de turno que juegan con la nobleza de nuestra gente, utilizando todo su poder para agredir, humillar y reprimir entre otras cosas. Escribir o hablar sobre el 27 de febrero de 1989, es recordar un pasado lleno de lagrimas, sudor y sangre, es interesante a veces recordar lo que vivió un pueblo que se vio agredido, humillado y reprimido a causa de decir que no estaba de acuerdo con un paquetazo económico impuesto por el gobierno nacional, presidido por el Sr. Carlos Andrés Pérez, por instrucciones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, organismos tutelados por los Estados Unidos de Norteamérica, lo que vivió Venezuela en 1989, lo está viviendo en estos días Grecia, España, Italia y otros países de la Comunidad Europea, países endeudados, llenos de miseria, ni siquiera podemos hablar de pobreza, su gente así lo expresa y lo podemos ver y oír a través de los medios internacionales; la oposición política venezolana planteo en su plan de gobierno de su candidato Henrique Capriles Radonsky, un paquetazo económico de ese nivel, de carácter neoliberal, donde se le da prioridad al mercantilismo y se olvida del ser humano, ellos lo plantean por que defienden los intereses de grandes capitales, que financian sus campañas políticas a través de Organizaciones no Gubernamentales (ONG), en este día hay que rendir honor a los héroes anónimos que ofrendaron su vida por ver a una Venezuela libre de opresión entre ellos: Richard José, estudiante de 17 años de edad (C.I. 10.533.040), murió el 3 de marzo de 1989, víctima de abuso de autoridad de agentes de la Policía Metropolitana. El caso se encuentra en el Tribunal Décimo Noveno de Primera Instancia en lo Penal de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas (Nº de expediente: 6581). Fidel Orlando Romero Castro, de 23 años de edad, C.I. 6.210.016, de ocupación obrero, murió el 28 de febrero de 1989. Su caso se encuentra en el Tribunal Segundo Militar Permanente de Caracas/ Juzgado Décimo Sexto de Primera Instancia en lo Penal del Área Metropolitana de Caracas/ (Nº de expediente: Mil 1452/ Ord. 9819/15148). José Miguel, de 21 años de edad, C.I.: 6.312.762, y archivista de ocupación, desapareció de su casa el 28 de febrero de 1989, sin que hasta el momento se conozca su paradero. Su caso se encuentra ante el Tribunal Décimo Noveno de Primera Instancia en lo Penal de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas (Nº expediente: 6581). Gregoria Matilde Castillo, de 20 años de edad, C.I.: 6.693.494, de ocupación secretaria fue víctima de disparos indiscriminados realizados por efectivos militares, el 1 de marzo de 1989, razón por la cual quedó con lesiones permanentes, al perder la pierna izquierda. Su caso se encuentra ante el Tribunal Segundo Militar Permanente de Caracas (Nº expediente: Mil. 1452). Wolfang Waldemar Quintana Vivas, de 20 años de edad, C.I. 10.791.117, fue asesinado dentro de su residencia el 2 de marzo de 1989, a las 6:20 de la tarde. Wolfang se encontraba en la segunda planta de su casa, ubicada en el barrio El Guarataro, Descanso a Claveles Nro. 2, en el oeste de la ciudad de Caracas, sosteniendo a su hija de 3 meses de edad cerca de la ventana de la habitación. Un soldado del ejército que se encontraba ubicado en la estación del metro de Capuchinos, lo apuntó y le disparó. Wolfang Quintana, herido, logró bajar las escaleras de su residencia con la niña en brazos y la colocó en un sillón. Sus familiares lo llevaron inmediatamente a la clínica de la Policía Metropolitana, en donde ingresó muerto; el caso se encuentra en la etapa sumarial desde hace nueve años en la jurisdicción militar. Crisanto Mederos (37 años de edad, C.I. 3.664.735) murió dentro de su casa, el día 3 de marzo de 1989 a las 10 de la noche. 10 efectivos de las Fuerzas Armadas entraron repentinamente a su residencia, ubicada en Santa Ana a Coromoto, Nro. 24, La Pastora, en Caracas, para realizar un operativo de allanamiento domiciliario. Los funcionarios le pidieron a los familiares que se encontraban en la sala de la casa que se acostaran en el piso boca abajo y procedieron a revisar la residencia, llegando a la habitación de Crisanto Mederos. Su madre, Margarita Mederos, testimonia oír un disparo, y se escucharon varios golpes y no se escuchó más la voz de Crisanto Mederos. Transcurrió una hora y se escuchó a uno de los efectivos demandar una tabla, en la cual trasladaron el cuerpo del Sr. Mederos tapado y sin vida. Víctor Hernández y Manuel Urbano Mederos, hermanos de la víctima, fueron detenidos y puestos en libertad posteriormente. Los familiares de Crisanto Mederos dan testimonio de que el cadáver tenía la frente hundida y una herida de bala en el cuello. Solamente no son estos los testimonios son centenares, de acuerdo a la cifra oficial, dejaron un saldo de 277 civiles fallecidos, quedando desvirtuada esta lista, por la aparición de 68 cadáveres inhumados en las fosas comunes de La Peste; y en los cuales se obviaron los procedimientos regulares tanto de carácter administrativo como penal. En un artículo del libro 27 de febrero "Cuando la muerte tomó las calles" editado por el Ateneo de Caracas, Roberto Briceño León, en su artículo titulado "Contabilidad de la muerte" (pág. 103) afirma que según dos listas elaboradas por la Morgue de Caracas - tras cotejarlas, porque en ambas había datos repetidos- se supo de un total de 310 personas muertas. No queremos que esto se repita en Venezuela, ver a nuestro gente asesinada, desaparecida, esto puede volver a ocurrir si a nuestro pueblo le quitan los subsidios de Mercal, Barrio Adentro, de las diferentes Misiones Educativas, de Salud, las pensiones a las personas de la tercera edad, lasa becas a los estudiantes, subsidio de la gasolina y todos los beneficios del Poder Popular. NO PODEMOS OLVIDAR…..HAY QUE RECORDAR….PARA CONSOLIDAR LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA.

por: CNEL (GNB) Hernán Márquez 
EL CORONEL DEL PUEBLO 


martes, 19 de febrero de 2013

EL BAUTIZO DE SUCRE

Parroquial de Cumaná (mediados siglo XVIII),
estaba ubicada en  el sitio donde actualmente
se encuentra  la iglesia Santa Inés.
Era una ciudad de vida apacible, afincada a orillas del imponente golfo de Cariaco, y en las riberas de su río, impulsor fundamental de la dinámica de la vida lugareña: el portador del agua para la diaria faena, para el baño diario de niños y jóvenes, que alegres y bulliciosos corren por sus riberas, y en sus aguas cumplen proezas con habilidad de expertos nadadores, lugar para el ocio y distracción, y para la búsqueda del frescor en las noches calurosas, y admirar la luminosidad del plenilunio, y expresar rápidamente un deseo, al pasar alguna estrella fugaz, rauda por el firmamento. 

Como toda ciudad colonial española, aunque pequeña: 16 mil habitantes le calcula Humboldt, cuando la visita a fines del siglo XVIII, presenta la característica de vivir sus habitantes condicionados por una existencia reglada por el principio fundamental de las diferencias sociales, que se manifiestan en clases y castas, cuyo fundamento es la aristocracia de sangre y la posesión de tierras y esclavos, con el carácter de sociedad rígida y cerrada, donde la primacía radica en los blancos, de superiores designios; y abajo, la población mestiza, los indígenas y los esclavos, pobre y explotada, por el trabajo esclavo y servil, sin privilegios ni prebendas. 

A la aristocracia terrateniente, acomodada y de privilegios pertenece la familia Sucre-Alcalá, de vieja estirpe y lejano arraigo en la ciudad; dueña de haciendas y esclavos, de casas y solares, goza de los reconocimientos y favores que por su condición se merece. Familia de raigambre cristiana, celosa cumplidora de sus deberes religiosos, no habría de faltar en los momentos de atribulaciones e inquietudes familiares, el oportuno consejo y las directrices del padre Alcalá, cercano familiar, cuya labor de sacerdote dedicado y filántropo de valía ya era blasón de orgullo para la familia Sucre-Alcalá. 

El terrateniente y militar don Vicente Sucre y su esposa María Manuela Alcalá conforman un hogar de los respetables de la ciudad, tienen ya cuatro hijos, José María, José Joaquín, Vicente y Pedro cuando nace Antonio José, el 3 de febrero de 1795. La alegría acostumbrada en tales ocasiones hace prontamente arreglos para el bautismo en los días inmediatos, como era uso y costumbre entonces, y a los diecisiete días, el recién nacido es llevado a la Pila bautismal, en la Ermita de la Virgen del Carmen, en el lugar donde se levanta hoy la Iglesia de Santa Inés, al ser destruida aquélla por violento terremoto en 1796. 

El Acta de Bautismo da fe del hecho cumplido, según lo prescrito por el rito católico romano, quedando registrada en los siguientes términos: 

“En veinte días del mes de febrero de mil setecientos noventa y cinco: Yo beneficiado, cura castrense don Francisco Josefh del Águila, certifico que con mi licencia y asistencia del presbítero doctor Josefh Cándido Martínez, secretario de visita, puso óleo y crisma a Antonio Josefh Francisco, hijo legítimo de don Vicente Sucre, Teniente de Infantería, y de doña María Manuela de Alcalá, el cual niño tenía diecisiete días de nacido; fueron padrinos el beneficiado Don Antonio Patricio de Alcalá y doña Juana Jerónima Sánchez, a quienes advertí su obligación y espiritual parentesco; y para que conste, lo firmo, y doy de ello fe. Francisco Jfh. del Águila”. 

En los brazos de su madrina doña Juana Jerónima Sánchez salió, ya bautizado, el recién nacido, de la Ermita de la Virgen del Carmen, mientras la chiquillería, con gritos impacientes solicitaba a las puertas de la Ermita, las menudas monedas que generosamente el padrino lanzaba a la concurrencia. Luego, el concurso se trasladaría al hogar para la celebración, con abundante comida y bebidas, sin faltar lógicamente el alegre y bullicioso baile, para solaz de las parejas entusiasmadas. 

Iniciaba así su vida de cristiano Antonio José, iba a ser un niño, según sus biógrafos, introvertido, tranquilo, circunspecto, y como adulto mesurado, amable, y reflexivo, recto, metódico y rígido, de poco reír y poco dado a ruidosas explosiones de carácter; pero generoso, bondadoso y desprendido. La sencillez y bonhomía de su figura es bienamada en la historia, como el prototipo de la persona buena y humilde, a pesar de sus altos merecimientos. 

Destinado a la tradición militar de su familia, de la mano de su tío abuelo y padrino el Arcediano de la catedral de Caracas Antonio Patricio de Alcalá, eminente sacerdote y filántropo, va a Caracas a cursar estudios de ingeniería militar en la célebre academia del coronel español Tomas Mires. Para luego, a los quince años de su edad, en 1810, incorporarse al ejército patriota, donde inicia su carrera militar, algo lenta de logros al principio, para terminarla fulgurantemente, como el primer teniente de Bolívar, y el gran vencedor del último ejército español en América, en la rutilante batalla de Ayacucho, y proyectarse a la posteridad como Gran Mariscal de Ayacucho, y redentor de los hijos del sol. Ese fue el recién nacido, bautizado en un día como hoy en la Ermita de la Virgen del Carmen, y que ahora rememoramos a los 218 años de tan fausta celebración.

por: Gilberto J. López

domingo, 3 de febrero de 2013

La casa de Sucre

 Casa de Sucre - Oleo de Felipe Meneses / 19973-02-1795.- NATALICIO DE ANTONIO JOSE DE SUCRE. Nació en Cumaná el General en Jefe, ANTONIO JOSE DE SUCRE Y ALCALA, Gran Mariscal de Ayacucho, hijo del Coronel Don Vicente Sucre y García Urbaneja, y doña María Manuela de Alcalá Sánchez y Rendón Sarmiento, ambos de rancias familias cumanesas. 

PARTIDA DE BAUTISMO DEL MARISCAL.“En veinte días del mes de febrero de mil setecientos noventa y cinco años: Yo beneficiado, cura castrense Don Francisco Josef del Águila, certifico que con mi licencia y asistencia el Presbítero, Doctor Josef Cándido Martínez, Secretario de visita, bautizó solemnemente, puso óleo y crisma a Antonio Josef Francisco, hijo legítimo de Don Vicente de Sucre, Teniente de Infantería, y de Doña María Manuela Alcalá, el cual niño tenía diez y siete días de nacido: fueron padrinos el beneficiado Don Patricio de Alcalá y Doña Juana Jerónima Sánchez, a quines advertí su obligación y espiritual parentesco; y para que conste lo firmo y de ello doy fe. (Fdo.) Francisco del Águila. "

El Sucre 11 de octubre 192LA CASA DONDE NACIO EL MARISCAL. Como lo dice don Pedro Elías Marcano, en artículo publicado en el bisemanario “SUCRE” en 1924. 

Nota del editor: “En el actual momento cuando el Continente se pone de pies ante la evocación heroica que levanta la proximidad del Centenario de la Batalla de Ayacucho, cobra particular interés el siguiente artículo. Don Pedro Elías Marcano es un viejo escritor de historia Patria, admirador del Libertador y de los grandes hombres de nuestra epopeya. Actualmente edita en Cumaná un libro que aparecerá en los días centenarios, dice:"


Para el año 1790 habían nacido los que fueron después Generales en Jefe de la Gran Colombia, menos el más joven que, con estruendos heroicos y generoso comportamiento fraternal selló la Independencia de Sur América. Por más de un siglo generalmente se ignoró la casa en que tuvo lugar el nacimiento de Sucre, acaecido en esta ciudad el 3 de febrero de 1795, como que los coterráneos de su época e inmediatos antecedentes se descuidaron en hacer del dominio público éste y otros pormenores históricos que mucha labor ha costado en nuestros días para conocerlos y trasmitirlos a la posteridad. En no lejana ocasión se promovieron solicitudes a este respecto, y de todas ellas no se produjo conclusión favorable, bien por falta de detalles que contribuyeran a dilucidar rotundamente la cuestión, o porque de los datos obtenidos se desconfió en que saliese esclarecida la verdad. Pero revividas hoy a instancia nuestra esas solicitudes y en posesión de los informes suministrados por parientes de Sucre y por personas ancianas, ya fenecidas como Doña Carmen Alcalá de Vigas, Doña Trinidad Bermúdez de Berrizbeitia y Doña María Rosario Sucre de Sucre, hermana del Mariscal, podemos congratularnos de haber alcanzado nuestro propósito demostrándolo con el relato que aquí dejamos consignado. Don Vicente de Sucre contrajo matrimonio con Doña María Manuela Alcalá el 8 de diciembre de 1782 y desde entonces vivieron en la casa que les pertenecía situada al pie de la colina en que se halla el Castillo de San Antonio, que llaman “La Luneta” y en ella nacieron sus hijos José María, Jerónimo, Vicente, Pedro, Antonio José, Francisco, Aguasanta, María Josefa y Magdalena. Muerta Doña María Manuela de Alcalá, en esa misma casa, el 12 de julio de 1802, su marido Don Vicente, deseando mudar de domicilio, la vendió al licenciado Alonso Bruzual, como lo expresa una nota de 1804, inserta en la Instrucción Pública, periódico de esta capital, número 14 de fecha 16 diciembre de 1898; y luego, casado en segundas nupcias con Doña Narcisa Marques de Alcalá en 1803, habitó la de portales que poseía cerca del puente de la parroquia Altagracia, la cual daba hacia el río Manzanares quedando entre las calles de la Marina y El Baño (calles de Mariño y Bermúdez) y le fue arrebatada a la familia por soldados de Boves, cuando tomaron esta ciudad el 16 de octubre de 1814, destinándola a Cuartel, que fortificaron con cañones de pequeño calibre montados en sus balcones. Otra casa que hoy es de la señora Antonia Picornell de Aguirre, tuvo Don Vicente en la Calle de san Carlos (Calle de Sucre) que cambió por la de alto en la calle de Belén (Calle de Montes, en el barrio de Chiclana) Parte de las ruinas de esta última existen alrededor de la vivienda de la señora Carmelita Fuentes, y en ella vivieron su hermano Don José Manuel Sucre y su hija Aguasanta, esposa de don José Antonio Cortegoso. “En medio de la guerra de independencia la casa donde nació Sucre fue destruida por las autoridades españolas, a la par de otras en distintos puntos. Era de alto; su frente de 29 metros y 36 centímetros, miraba al Norte; y por consiguiente, su fondo que tenía 30 metros, se extendía hacia el barrio de San Francisco; a su lado oriental estaba la colina del castillo de San Antonio; y al Oeste la plaza de Armas contigua al castillo de Santa María. En su solar, que es propiedad del señor Ramón Bruzual, no se ha fabricado, como si esperara que la Patria lo trasforme en sitio de venerable recreación, para conservarlo como santuario de gloriosos recuerdos”.
Documento original de Pedro Elías Marcano

Antonio José es uno de los cinco más grandes personajes de todos los tiempos nacidos en Venezuela: junto a Bolívar, Miranda, Andrés Bello y Simón Rodríguez. Sucre fue el brazo ejecutor de los planes de libertad de Simón Bolívar, es un ejemplo incomparable del poder de la virtud del ser humano. Si Bolívar proyectó la Libertad de un mundo, Sucre lo ejecutó.

por: Ramón Badaracco
Complemento  de Rommel Contreras



domingo, 16 de diciembre de 2012

LA MUERTE DE BOLIVAR


El 17 de diciembre de 1830, en Santa Marta, después de penosa enfermedad, muere Simón Bolívar. El diagnóstico exacto de su deceso, se discute hoy, sin que aún se diga la última palabra. Se espera ahora que con la ayuda de los conocimientos de hoy y los novedosos procedimientos científicos actualmente en boga, se pueda llegar a una conclusión definitiva. 

“Ha muerto el sol de Colombia”, se dijo entonces. Había sido llamado el Libertador, después de haber combatido mucho en distintos escenarios: bélicos, humanos, geográficos, intelectuales, ideológicos y de cumplir la proeza de derrotar al más grande imperio de la época. 

Desaparecía con él una figura controversial, que había disfrutado la admiración de los pueblos que entusiasta y amorosamente se la ofrendaba; y al lado del seguimiento ciego y convencido de sus soldados, guiados por los más leales de sus seguidores, la traición e infidelidad de otros, que trabajaron ardorosamente por el derrumbe de su obra. Amor de muchos, aversión de otros tantos, para ensombrecer los años finales de quien lo había dado todo por el fin que perseguía: su historia en pos de la Grandeza y la Gloria, su gloria de Libertador. Y a pesar de las victorias, el ideal de América como una sola Patria se esfumó. Ruborizado dijo Bolívar: “La independencia es el único bien que hemos adquirido a costa de los demás”.

Rodeado de hombres, pocos de ellos sus verdaderos amigos, disfrutando del favor de las mujeres, sin querer casarse con ninguna por propio juramento, su existencia fue en verdad la de un hombre solitario. Cuando se acercaba la hora del sepulcro, execrado por todos, proscrito, veía crecer a su derredor la soledad, y en esa convicción murió, después de recibir los auxilios religiosos del obispo Estévez y del cura de Mamatoco, Hermegildo Barranco, fallece a la 1 y cinco minutos de la tarde, rodeado de sus más fieles subalternos. Sólo hombres, sin la compañía femenina, quien había recibido el favor y el fervor de distintas mujeres: solteras y casadas. Al pie del lecho mortuorio estaban: Mariano Montilla, José María Carreño, José Laurencio Silva, Manuel Pérez de Recuero, José de la Cruz Paredes, Belford Wilson, Andrés Ibarra, Juan Glen, Lucas Meléndez, José María Molina y Fernando Bolívar, su sobrino. 

Sus restos, inhumados en la catedral de Santa Marta, permanecieron allí hasta 1842, en que, bajo el gobierno de Páez, fueron trasladados a la Catedral de Caracas. En 1873, Guzmán Blanco los depositó en el Panteón Nacional, desde donde sus cenizas proyectan sobre su pueblo el ideal de la grandeza. Y cumpliéndose cada día el célebre apotegma del cura de Pucará Dr. José Domingo Choquehuanca, el más elogioso homenaje, que es permanente como su gloria.”… Con los siglos crecerá vuestra gloria, como crece la sombra cuando el sol declina”

Hoy podemos decir: Bolívar fue un hombre versátil, que se ajustaba a todas las circunstancias, y sabía sacar provecho de ellas. No se le considera un gran estratega, un gran militar; pero en medio de dificultades, desastres, limitaciones diversas, no fue hombre sujeto a reglas, prescripciones o preceptivas, porque por encima de todo eso fue un hombre excepcional. Genio y brillo, en sus actos, en su pensamiento y en su proyección. Simón Bolívar, el Libertador, para la historia y para el mundo. Tendía su mirada hacia el futuro, trabaja, además del presente, para la gloria, que era trabajar para los tiempos venideros. Hoy se le considera un símbolo: “El símbolo de la libertad”.

por: Gilberto J. López

domingo, 9 de diciembre de 2012

LA VISIÓN DE AYACUCHO EN UNA ÉPOCA DE CAMBIO

El 9 de diciembre de 1824, en la Pampa de la Quinua, Antonio José de Sucre, comandante del Ejército Libertador Unido, derrota al último gran ejército español en América, comandado por el virrey La Serna. Se consolidaba así la independencia hispanoamericana. Y Sucre, General en Jefe en la plenitud de sus 29 años fue galardonado con el honroso título de Gran Mariscal de Ayacucho, y Bolívar en su honor escribió portentosamente su biografía. Exaltaba así la figura del primero de sus tenientes y definía la gran trascendencia de la victoria obtenida. 

Sabía Bolívar, que venía ahora la gran tarea de construir, de hacer después de trescientos años de coloniaje español, la América nueva, la América como una sola patria, “una nación de repúblicas”. Era la hora de la integración americana, y se dispuso a hacerla, convocando un Congreso Anfictiónico en Panamá, que era materializar un viejo sueño, y convertir al Istmo de Panamá en el centro del Universo. Ya lo había soñado en la Carta de Jamaica. 

Pero las fuerzas internas y externas, obedeciendo a nefastos intereses, coaligadas para que no se cumplieran los deseos de Bolívar, obstaculizaron su realización, y con malsanas intenciones convirtieron sus principios en letra muerta, y el Congreso Anfictiónico fracasó estrepitosamente, y minó las bases de la obra bolivariana. Fue el primer paso para el derrumbe, que el grande hombre pudo ver acongojado antes de morir y decir lleno de desilusión: “He arado en el mar”. Sin que se lograran los grandes objetivos que el genio grandioso de Bolívar preveía. 

Pero quedó vivo el ideal. Generación tras generación se ha venido sosteniendo la idea bolivariana de la integración latinoamericana. Y el sueño de la América como una sola patria pervive en los ideales de muchos. 

Hoy, en época de interesantes cambios para la América Latina, el ideal de la integración, venciendo casi los mismos viejos obstáculos de las fuerzas regresivas, camina con nuevos bríos por los senderos de América. Pampas y llanos, cordilleras, montes y planicies, ríos y riachuelos, el ulular del viento entre los árboles conducen incesantemente el ideal. Se desparrama el sueño, convertido en inevitable materialización. ALBA, CELAC, UNASUR, MERCOSUR, PETROSUR son los nuevos instrumentos, mensajeros de la paz y fuerzas motrices de los nuevos tiempos; son las nuevas herramientas, que en manos de las masas latinoamericanas construirán sólidamente la nueva realidad. Cada nueva victoria electoral en los distintos procesos populares conducidos y que ahora se conducen es paso inevitable hacia un mismo destino. Las masas latinoamericanas de hoy tienen que cumplir el viejo ideal bolivariano: integración y unidad para que cada batalla electoral bajo la sombra augusta de Ayacucho sea un paso decisivo para que los pueblos puedan materializar todos los sueños que Bolívar legara, y se impulsen las grandes transformaciones que la época de cambio del presente está exigiendo, como meta irrenunciable del destino americano: Como una sola América, como una sola Patria. Venezuela de hoy, en nuevos tiempos bolivarianos, no puede apartarse de ese sino.

por:   Gilberto J. López