miércoles, 11 de junio de 2025

La figura de un capitán general español

 El poder de la imagen: (el enemigo es un espejo)

Si la arrogancia hubiese de vestirse con carnes y gesto, bien pudiera escoger esta imagen para su encarnación. 

 "Retrato ecuestre del Conde-Duque de Olivares"
[https://mdl.artvee.com/sftb/224582fg.jpg]

Un retrato que condensase en la figura humana la soberbia del mando, es sin duda el "Retrato ecuestre del Conde-Duque de Olivares" de Diego Velázquez (~1636), donde el valido de Felipe IV -montado su caballo bayo, como si presintiera el comando de una carga gloriosa- aparece ataviado con armadura bruñida, cruzado al pecho por la banda carmesí de capitán general, señalando con su bastón de mando hacia un campo de batalla que jamás visitó. No es precisamente ese gesto lo que debe impresionar, sino el rostro mismo del valido, vuelto en tres cuartos con la barba en punta y los bigotes envalentonados, lanzando una mirada altiva hacia la izquierda (donde ha de suponerse a sus subalternos), como quien revisa si los hombres, las provincias y hasta los cielos están dispuestos a obedecerle; y aunque nunca condujo tropa alguna al combate, ahí está -firme, teatral, magnífico en su impostura-.

No hay comentarios:

Publicar un comentario