sábado, 6 de septiembre de 2014

Carta de Jamaica

La carta de Jamaica fue fue escrita por el libertador Simón Bolívar a amigo Henri Cullen, el 6 de septiembre de 1815 (carta de un americano meridional aun caballero de esta isla). Henri Cullen le había enviado una carta a Bolivar el 29 de agosto de 1815.

La Carta de Jamaica, constituye uno de los escritos mas brillantes, trascendentes, con un carácter visionario, habla de la necesidad de la unión para formar del continente suramericano, una gran patria que constituyera el equilibrio del mundo.

Es un ejemplo de como nuestro Simón Bolívar ideó sus propias estrategias y teorías sobre la liberación nacional. Bolívar en ese documento, legitima la rebelión de los hijos de españoles, nacidos en la América del sur y explica el compromiso que se debe contraer para seguir la lucha por la independencia.

Exiliado, hace los contactos, busca acuerdos y negociaciones, para lograr apoyo externo, sobre todo de Inglaterra, para seguir luchando por la libertad e independencia de Venezuela.

Bolívar, en la Carta de Jamaica, sitúa la lucha desde una perspectiva americana y mundial. Es un resumen de sus propósitos políticos y estrategias libertarias. Allí define la unión de Venezuela y la Nueva Granada como la futura Gran Colombia. Consideraba de suma importancia el concurso de las fuerzas militares inglesas , para combatir al ejercito de España.

Resaltó Bolívar, en su Carta de Jamaica, al gobierno de carácter federal como el mas adecuado para nuestra nación, debido al momento histórico y sus características sociales y culturales.

Describe como los dirigente patriotas mejicanos, utilizaron inteligentemente y con gran certeza, la imagen de la virgen de Guadalupe, símbolo religioso de los mejicanos, invocándola en los momentos difíciles y llevándola en las banderas. Este detalle me parece interesante, para las caracterizaciones de las luchas hispanoamericanas y sus culturas. No hay que deshechar, que la edad de Bolívar era de treinta y dos años y hacía tres años que hizo el Manifiesto de Cartagena.

También es bueno, tomar en cuenta, la humildad y reconocimiento de Bolívar de las limitaciones teóricas para conocer las caracterizaciones de las sociedades americanas meridionales.

por: Orlando Balbás

FRANCISCO CARABAÑO APONTE.

Nace en Cumaná el ilustre General de Brigada Francisco Carabaño Aponte, hijo del Mariscal de Campo Francisco Carabaño y doña Margarita Aponte. Era de familia distinguida. De 1810 a 1814 hizo campaña en Venezuela. Desde 1815 pasó en España siete años en las prisiones de Costa, Carraca, y en el Castillo de santa Catalina y confinada a Algeciras. Regresó a Venezuela en 1822: prestó de nuevo a la Patria servicios eminentes. Ascendió a General de Brigada. Era miembro de la Orden de los Libertadores y estaba condecorado con el Busto del Libertador. A inmediaciones de Cariaco, en la tarde del 19 de agosto de 1848 pereció asesinado por el indio Juan Antonio Salcedo, vil instrumentos de implacables enemigos políticos que así arrebataron a la Patria un hijo probo, instruido, desinteresado y benemérito.

por:  Hernán Muñoz Villafuerte

viernes, 5 de septiembre de 2014

BENIGNO RODRIGUEZ BRUZUAL

En esta fecha nació en Cumaná don Benigno Rodríguez Bruzual, inspirado músico y poeta de toda una época, hizo historia al frente de la Banda Libertad, se puede decir que él vive en ella, aunque su rastro puede sentirse en su música que es eterna, entre otros logros estará siempre en la música del himno del Estado Sucre, cuya letra escribió, el también poeta y cumanés, Ramón David León.

Figura entre los grandes músicos cumaneses: José María Gómez Cardiel, José Antonio Gómez, Salvador Llamosas, Joaquín Silva Díaz, Benigno Marcano Centeno, José Antonio Ramos, y Leopoldo Sucre. No mencionamos a don Bartolomé Bello, aunque creemos que es cumanés, como atestigua Vinicio Romero, porque no lo tenemos comprobado.

Don Benigno, llenó toda una época con su talento e inspiración; autor de una gran variedad de piezas de todos los géneros, tanto religiosos como profanos; sus piezas musicales fueron muy populares en su tiempo- Fundador de la celebrada banda “Santa Cecilia”. Director por muchos años de la “Banda Libertad”, autor de la música del Himno del Estado Sucre; y director de la Escuela de Música “José María Gómez Cardiel”. Tambien compuso el Himno del Estado Nueva Esparta. Hizo toda una época en Cumaná.

Por su carisma, por el respeto ganado fue en varias oportunidades Presidente del Concejo Municipal del Distrito Sucre del Estado Sucre.

En esta fecha de su nacimiento debería celebrarse el día del Músico en Cumaná. No se trata de compararlo con otros genios musicales de Cumaná, sino que, por su dedicación, por su permanencia, por su obra, por la variedad infinita de su trabajo, él merece que Cumaná lo eleve al pedestal que se merece en nuestro espíritu como pueblo. Don Benigno murió en Cumaná el 5-06-1925. Dejó un concienzudo legado musical.

Uno de sus discípulos fue el famoso pianista Salvador Llamosas

por: Hernán Muñoz Villafuerte

MANUEL INOCENCIO VILLARROEL

 En esta fecha  se conmemora el triunfo de Manuel Inocencio Villarroel, el héroe de Quebrada Seca,  contra el jefe español coronel Juan Bautista Prado, en LA BATALLA DE GUANIPA.  El suceso se produjo cuando Pablo Morillo, dominaba dictatorialmente toda la provincia, y sus ejércitos abusaban de su poder.

Dice el cronista Alberto Sanabria: “Es oportuno recordar al coronel  MANUEL INOCENCIO VILLARROEL que nació en Quebrada Seca. Municipio Montes del Estado Sucre. Este caudillo patriota combatió en Maturín en 1813 bajo las órdenes de Bernardo Bermúdez y de Piar. Combatió en la batalla del Salado  en Cumaná bajo el mando de  Piar contra  Boves, el 16 de octubre de 1814. Como en ese día fuese ocupada a sangre y fuego la plaza de dicha ciudad por las tropas relistas, pudo escapar con vida de tan horrorosa carnicería, y acompañado de algunos patriotas valerosos refugiose en Cumanacoa; logró allí organizar una fuerte columna, y en 1815 derrotó a los españoles  en la Rinconada, en Cumanacoa, San Fernando, la Acequia y San Lorenzo, peleó con fortuna, sagacidad y brvura, pero en el cantón o Alturas de Salas, al sur de Aricagua, tras una lucha desesperada y heroica que duró cinco horas, salió por completo derrotado, pereciendo casi todos sus soldados además de varios heridos de gravedad, y muchas  infelices mujeres y niños, que seguían con el batallón de Villarroel, para asistirlos y a la vez  salvarse de la crueldad  de los españoles, y  tambien corrieron la misma suerte y fueron también sacrificadas. Con motivo de tan fatal acontecimiento, viéndose Villarroel enteramente solo, desprovisto de elementos de guerra y aun de lo necesario para la subsistencia confiose en un indulto del gobernador de Cumaná, Brigadier don Tomás de Cires y se presentó por fin al Comandante militar de Areo: este lo fusiló en el acto por orden del propio gobernador, que, en obediencia a Morillo, derribó en Cumaná, la iglesia de la Divina Pastora y el barrio de Chiclana y mandó incendiar a Cumanacoa y las parroquias vecinas. Prisionero de Bermúdez cayó Cires en la acción del Consejo en mayo de 1821, y el caudillo republicano, que bien sabía la pérfida conducta de dicho jefe realista con el desgraciado Villarroel, lo puso a disposición del entonces vicepresidente de Venezuela general Carlos Soublette y fue pasado por las armas. 


por: Hernán Muñoz Villafuerte

miércoles, 3 de septiembre de 2014

COMBATE EN YAGUARAPARO


Sección Cumaná. Mariño contra  el comandante Francisco Jiménez, experimentado gladiador hispano del ejército de Morillo. En esta y casi todas las batallas de ese año,  participa   el coronel Antonio José de Sucre en el Estado Mayor,  que planifica, combate y decide las batallas al frente de la artillería y de su batallón de zapadores.  Ese mismo día Mariño emprende su marcha hacia Cumaná. En rápida acometida toman Rio Caribe y Carúpano, y Mariño  establece su cuartel general en Catuaro. 
Este pueblo, formado solo por españoles, es testigo de un hecho muy doloroso y que le costó la vida a muchos españoles.  En 1813 fue ejecutado en Yaguaraparo el comandante Bernardo Bermúdez hermano de José Francisco, por orden del coronel español Cerveriz. Tavera Acosta dice que la ejecución se hizo bajo un frondoso Totumo, en el cual Cerveriz sacrificó a muchos patriotas. Aún se recuerda en ese hermoso pueblo el totumo de Cerveriz.
No tenemos nada del comandante español Francisco Jiménez, pero sí del General en Jefe y Libertador de Oriuente,  Santiago Mariño, veamos un perfil de este patriota sin par:
Nace en El Valle del Espíritu Santo, en Margarita, Estado  Nueva Esparta, el 25 de julio de 1788.
Con 22 años de edad, a raíz de los sucesos del 19 de abril de 1810 fue a Trinidad en el desempeño de una comisión que le fuera encomendada por el Ayuntamiento de Cumaná ante el gobernador británico de la isla. Dos años después formó parte de la expedición que bajo las órdenes del coronel Manuel Villapol, salió de Cumaná con el encargo de dominar la insurrección surgida en la provincia de Guayana. Perdida la Primera República emigró a Trinidad y se une a varios patriotas que también huyeron de la tiranía reinante en la provincia de Cumaná;  en cuenta de la situación reinante en Venezuela con el gobierno del jefe español Domingo Monteverde, decide trasladarse al islote de Chacachacare, lugar donde se encontraba la hacienda de su hermana Concepción Mariño[]
Luego fue uno de los principales opositores de la separación de Venezuela de la Gran Colombia por parte de José Antonio Páez, fue presidente de Venezuela por un corto periodo de tiempo luego de encabezar la Revolución de las Reformas.
El 11 de enero de 1813, junto con 44 patriotas que habían emigrado con a Trinidad, constituyó una junta en la cual se discutió y decidió una ofensiva para liberar la provincia de Cumaná o Nueva Andalucía,  al oriente de Venezuela,  del dominio español; a tal fin organizo un ejército y se redactó el documento conocido como Acta de Chacachacare, redactada por el comandante de ingenieros  Antonio José de Sucre,  siguiendo las instrucciones  del general Santiago Mariño, jefe expedicionario, en su Cuartel General instalado en la  isla de Chacachacare,  al norte de la isla de Trinidad, colonia inglesa,  en una propiedad de su hermana Concepción Mariño, a la cual le correspondió toda la logística de la expedición; formaron el Estado Mayor: Francisco Azcue, José Francisco Bermúdez, Manuel Piar y Manuel Valdés.
Al día siguiente de la firma del acta, Mariño, con el grado de coronel,  con  sus oficiales y soldados, invadieron la provincia de Cumaná, y avanzó victorioso hasta la capital de la provincia. que en el curso de ocho  meses, afrentándose a mas de 8.000 hombres del ejercito realista, en diferentes combates, dieron como resultado la liberación de las provincias de Cumaná, Margarita y Barcelona.
En febrero de 1814, acudió con su ejército en auxilio de Bolívar, quien operaba en el centro y occidente del país. En La Victoria, después de haber derrotado en Bocachica al jefe realista José Tomás Boves, se entrevistaron Mariño y Bolívar el 5 de abril, para discutir los planes que desarrollarían los ejércitos de oriente y occidente respectivamente; de acuerdo con esto, marchó Mariño con 2.300 hombres[2] hacia San Carlos contra el brigadier José Cevallos, quien comandaba a 4.000 hombres,[] y [] fue derrotado por el jefe realista.
Después de esta derrota del jefe oriental se profundizan las diferencias entre Bolívar y Mariño, dice Rufino Blanco Fombona: “Pero la gran preocupación de Bolívar por el momento era Mariño no Boves; la preocupación política, no la preocupación militar.
La acción siguiente fue la primera batalla de Carabobo (28 de mayo) en la que Bolívar venció al mariscal de campo Juan Manuel Cajigal. De Carabobo, Mariño se dirigió al sitio de La Puerta donde junto a Bolívar hizo frente a José Tomás Boves con saldo desfavorable para los republicanos.   []
Caída la segunda república se fue con Bolívar a Cartagena, Jamaica y Haití. Participó en la primera expedición de Los Cayos y llegando a Venezuela fue nombrado segundo del Libertador. Inspiró el Congreso de Cariaco con José Cortés de Madariaga, en el cual se revivió el federalismo en Venezuela, lo que le ocasionó un choque con Bolívar que desautorizó dicho Congreso. Como diputado, Mariño representó la provincia de Cumaná en el segundo Congreso de Venezuela, reunido en Angostura el 15 de febrero de 1819, del cual tuvo la licencia para volver al ejército.
Ese mismo año, triunfó sobre el coronel Eugenio Arana en el combate de Cantaura; y mientras Bolívar operaba en la Nueva Granada tomó parte en el movimiento que desplazó a Francisco Antonio Zea de la vicepresidencia de la República. En su lugar fue nombrado el general en jefe Juan Bautista Arismendi, y Mariño quedó como comandante en jefe del ejército de oriente.
Una vez que Bolívar llegó a la ciudad de Angostura, Mariño fue destacado en el Estado Mayor. Posteriormente, el 30 de mayo de 1821 fue nombrado jefe del Estado Mayor General del Ejército Libertador, y con ese cargo combatió en la batalla de Carabobo (24 de junio). En 1824, fue designado en Caracas presidente del Consejo de Guerra de Oficiales Generales que debía juzgar la conducta del general de brigada Lino de Clemente en la pérdida de Maracaibo en 1823. En 1826 el Congreso de Colombia lo designó con el importante cargo de ministro y juez de la Alta Corte, función que no pudo ejercer al estallar en Venezuela el movimiento de La Cosiata, en la que fue uno de los principales dirigentes junto a José Antonio Páez.  [][]
El movimiento separatista de La Cosiata o revolución de los morrocoyes, estalló en Valencia el 30 de abril de 1826, fue el que llevó al poder al general Páez, desconociendo la Constitución, rechazando la unión de Venezuela a la Nueva Granada y al gobierno de Santander.
Como Intendente y Comandante general de Maturín se destacó en la separación de Venezuela y fue su representante ante los granadinos que dirigía el Mariscal Sucre en la reunión de Cúcuta de 1830.
Derrotado por el doctor José María Vargas en las elecciones presidenciales de 1834, dirigió la "Revolución de las Reformas" el 8 de julio de 1835 la cual tenía como objetivos establecer el fuero militar, la religión del Estado, reivindicar el nombre del Libertador Simón Bolívar y reconstruir la Gran Colombia. El 9 de julio de 1835 el Presidente Vargas y el Vicepresidente Navarte salieron desterrados a la Isla de Saint Thomas.
A pesar de que los miembros de la Junta Revolucionaria reconocerían al General Santiago Mariño como Jefe Supremo, hasta que se promulgase la nueva Constitución, los revolucionarios, en un intento por mantener el poder, también proclamaron a José Antonio Páez como Jefe Superior, y lo mismo hizo el expulsado presidente José María Vargas, cuando lo designa Jefe de Operaciones, constituido en árbitro. Páez decidió apoyar al Gobierno Constitucional, argumentando que: No vacilé pues en volar en defensa de la Constitución. En realidad, lo que hace es defender el poder que perdería con el triunfo de la revolución reformista, dirigida por su más serio opositor militar y político, pero ésta al final sucumbe y es derrotada por el propio general Paez. Mariño deja el poder y es expulsado a la Antillas. El doctor Vargas fue restituido en la primera magistratura el 20 de agosto de 1835 y continuó como Presidente de la República hasta abril de 1836, fecha en la que renunció irrevocablemente a dicho cargo.[7]
Mariño Regresó en 1848 y el presidente de la República José Tadeo Monagas,le encomienda la dirección del ejército para hacer frente al levantamiento en armas del general Páez, a raíz de los acontecimientos del 24 de enero de 1848, que derivaron en el asalto al Congreso por parte de Monagas.
Años después en 1853, fue reducido a prisión por su participación en la llamada Revolución de Mayo, la cual estalló la noche del 24 al 25 de mayo de dicho año, pero fue libertado tiempo después. Los últimos días de su existencia los pasó en La Victoria, retirado de las actividades públicas y políticas. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 29 de enero de 1877.
Bolívar reconoció en más de una ocasión la relevancia de Mariño para Venezuela.[8] Al igual que muchos personajes de la historia de Venezuela, estuvo vinculado a la masonería, siendo miembro de esta orden en grado 33
Mariño no solo merece los honores que se le han tributado, sino que él debe ser un ejemplo permanente de patriotismo y servicio a la patria. En el bronce estará siempre invicto este patriota inmortal.

Muere en La Victoria (Estado Aragua) el 4 de septiembre de 1854, fue uno de los grandes próceres de la Independencia de Venezuela.

por: Hernán Muñoz Villafuerte

martes, 2 de septiembre de 2014

GENERAL EN JEFE FRANCISCO DE ASÍS MEJÍA

EL DÍA HISTÓRICO.

(Como lo nombra  Alberto Sanabria) En esta fecha (2-09-1882) muere en Caracas, este formidable patriota.
El acucioso historiador y maestro Silverio González Varela, escribió un corto  perfil sobre él, dice: “Nació el General en Jefe Francisco Mejía, hijo natural de doña Concepción Mejía, de calidad distinguida, en 1798 en Marigüitar, en esa época parroquia foránea de Cumaná. Se crió y educó al arrimo de su tío presbítero don Francisco Mejía, cura entonces de dicha parroquia. Muy joven en 1813, incorporado como aspirante al ejército del General Santiago Mariño, asistió el 2 de agosto del mismo año, a la toma de la plaza de la ciudad de Cumaná, donde experimentó el 16 de octubre de 1814 en la Sabana del Salado la formidable derrota dada por Boves a Piar. En Juncal fue vencedor. Hallose en más de 36 combates y tres heridas recibió lidiando por la Independencia. Concurrió por Cumaná como Diputado Suplente, al Congreso Constituyente de Venezuela en 1830. Cultivó las letras, ocupó elevados cargos, obtuvo diploma de Libertador de Venezuela en 1819, el Busto del Libertador en 1827, el grado de General en Jefe en 1863 y el título de Ilustre Prócer en 1867. Anciano, pobre y digno murió en El Valle, parroquia foránea de Caracas en 1882, y sin débiles vacilaciones sostuvo en su larga existencia con cívica honradez, los luminosos principios de la bien entendida doctrina liberal. En 1902 publicamos en esta ciudad una noticia biográfica de este notable patriota.”
 EN 1997, ESCRIBÍ, POR ENCARGO DEL CORONEL CARLOS LUIS GRAU GIL, UN PRÓLOGO PARA SU BIOGRAFÍA, ESCRITA POR ILDEFONSO RIERA AGUINAGALDE. NUEVA EDICIÓN DEL MINISTERIO DE LA DEFENSA, QUE DICE:
          Hacer un prólogo para esta edición de la biografía o estudio histórico acerca de la personalidad del General en Jefe Francisco Mejía es una tarea comprometedora, primero porque las notas escritas sobre él, son escasas, y segundo porque hay mucho material que deberíamos estudiar y analizar, y, no lo tenemos en Cumaná; pero compromiso es compromiso, e intentaré, con lo que tengo en mi biblioteca, remontar este caudaloso río.
          Para tener una idea de este ciudadano esclarecido, debemos revisar y fundamentar cualquier juicio, en la obra y notas biográficas escritas por el relevante maestro cumanés Don Silverio González Varela, y tener muy en cuenta la biografía del héroe,  escrita sobre esa base, por  Ildefonso Riera Aginagalde
Dice don Silverio, que Francisco Mejía nació en Marigüitar, parroquia foránea de Cumaná, en el año de 1798, hijo natural de Concepción Mejía, y se educó bajo la protección de su tío materno el presbítero Francisco Mejía, el cual se esmeró para que su sobrino recibiera una buena educación, lo que se verá por los resultados. No se puede extrañar que este guerrero luego se dedicara al periodismo y escalara posiciones como la de Ministro de Guerra y Marina y ostentara el máximo grado militar de General en Jefe, y candidato a la Presidencia de la República.
Francisco Mejía acogió como modelo de su vida la recomendación que daba el Libertador: “Mi sentir es que, la libertad depende de las virtudes, de la moderación y del amor a la gloria del ciudadano que, por sus talentos y grandes acciones, adquiere la confianza de sus compatriotas y una grande influencia sobre ellos, si emplea estas ventajas solo en enseñarlos a ser libres,  dándoles el ejemplo del respeto y obediencia debida a las leyes, que aseguran los derechos de sus conciudadanos para que sean respetadas de todos”.
Aunque suene repetitivo incursionaré en detalles curriculares, que sé muy bien, luego encontraremos en los textos prologados, pero vistos de otra forma; veamos: Mejía entra en acción bajo la égida de Mariño, pundonoroso militar, altivo en exceso, conductor de firme y decidido carácter, que lo lleva a rivalizar con el Libertador. Bajo el mando de este héroe leyendario, participa a los 15 años,  en el bloqueo y toma de Cumaná, en 1813. No hay noticias de su actuación en esa campaña, pero no ha debido ser ignorada, puesto que se queda prestado servicios a la causa en la zona de guerra hasta 1814, y es noticia al participar en la aciaga Batalla de la Sabana del Salado, cuando el General Manuel Piar, en inferioridad de condiciones,  enfrentó a aquel terrible  gladiador que fue el general español José Tomás Rodríguez Boves. Este titán victorioso acuchilló a más de dos mil cumaneses, ríos de sangre vertieron entonces los más inocentes, la Cartago de América, fue llamada nuestra ciudad, al paso del furioso Cesar, que se cebó en las mujeres y los niños, cuenta su propio Vicario, que enturbiaron las cristalinas aguas del Manzanares, y no podemos menos que intuir las pesadillas de aquel soldado superior ante el martirio de su pueblo; pero su coraje no decae, y enseguida, lo encontramos en persecución del Asturiano temible hasta Urica, su  tumba al fin,  del  émulo de Atila; y, continuó luego batallando al lado del invencible “Ayax” venezolano, aquel guerrero inmortal que fue el General en Jefe José Francisco Bermúdez.
Las derrotas de 1814 no hicieron mella en él, pasó a las guerrillas de los llanos de Maturín, en conocimiento de las hazañas de José Tadeo Monagas, Jesús Barreto Ramírez, y otros audaces lanceros, que se batieron en mil escaramuzas contra las partidas realistas que fueron a su encuentro;  y también participa en guerrillas en las intrincadas faldas y montañas del majestuoso Turimiquire, comandadas por el genio guerrero del Coronel Domingo Montes, a quien los españoles llamaban “El Diablo”, y decían que las balas no lo herían, y cuyas hazañas son cantadas por nuestros trovadores. De tal suerte, este guerrero adolecente se destaca en 1816, cuando  forma parte del Estado Mayor de Mariño, acantonado en Catuaro; y después, en 1818, es segundo del General Antonio José de Sucre, Jefe De Estado Mayor de la División de Oriente,  que comanda el General José Francisco Bermúdez, y asedian la Plaza de Cumaná.
Pero su encuentro definitivo con su destino y la historia, lo alcanza después de adquirir una férrea disciplina, tras duro y diario batallar, dándole el frente a la muerte bajo el hálito de la gloria, cuando el 30 de mayo de 1818, el émulo del formidable “Ayax”, el General José Francisco Bermúdez, lo llama para que ocupe el cargo de Secretario de su Estado Mayor, y desde entonces, lo acompaña en las más extraordinarias acciones de guerra, en importantes y peligrosas misiones y en todas las campañas del gran jefe oriental, que es lo mismo que decir que en la biografía de Bermúdez, escrita por él,  se pinta de cuerpo entero.   
          Para conocer el carácter irreductible de Mejía, mencionaremos un pasaje de su actuación contra Páez, cuando el llanero era jefe todopoderoso en tiempos de la Gran Colombia; por aquellos tiempos se murmuraba, se comentaba que algunos partidos intentaban poner una corona en la cabeza de Bolívar, e imponer  a Colombia la Constitución Boliviana, redactada por el Libertador, eran rumores, pero que produjeron mucho malestar y profundas divisiones en el mundo político y militar del Departamento de Venezuela. Todo ello, además de muchos desaciertos de Páez en el gobierno; entonces Mejía inicia una vigorosa campaña de prensa en Cumaná, contra aquel estado de cosas. Páez alarmado y engreído envía al General Francisco Carabaño, otro insigne Cumanés, para arrestar al general Mejía y llevarlo ante Páez en Caracas. Mejía, no acepta ir en calidad de prisionero, pero se trasladó bajo palabra, y se entrevistó con Páez, que le da explicaciones, Mejía  se da cuenta de la terrible situación por la que atraviesa la Gran Nación, obra cumbre del Libertador, que costó tantos años de sacrificio,  y no solo acepta a Páez, sino que también se incorpora al trabajo político de recuperar la confianza en el Libertador, y en la unión de la Gran Patria;  entonces se traslada a Margarita y Cumaná,  para trabajar en favor de concederle al Libertador por tiempo limitado,  el poder total y dictatorial de la Gran Colombia. Cumple al lado del General Bartolomé Salóm, su delicada misión con la dignidad que siempre observó y por la cual fue dignificado. No fue fácil la labor en esta zona oriental que aspiraba la separación del poder central, pero una vez más el egregio soldado supo cumplir con las obligaciones contraídas. 
          Mejía es Bermúdez redivivo. Después de la muerte del gran Jefe cariaqueño, asesinado en Cumaná en 1831, libera su alma y comienza a caminar con el vestido que se había confeccionado al lado del invencible Bermúdez. Llamado el “Ayax” de los Libertadores,  por otro cumanés,  J. A. Cova. Entonces Mejía era representante de la provincia de Cumaná en el Congreso Constituyente de 1830 y se estrena en el campo de las grandes biografías históricas. Este libro, cuyo prólogo me fue encomendado, lo eleva en ese otro campo de la cultura, la historiografía, y nos obliga a su estudio, sin él la pátina del tiempo lo hubiera borrado y perdido el rastro de aquel pulcro soldado que solo aspiró en la vida cumplir con su pueblo dentro de las limitaciones de la jerarquía militar.
J. A. Cova, se pregunta: “¿Dónde está ahora el Áyax oriental? Con su sable va abriendo brechas por las enmarañadas montañas del Tigre. Su esclavina hecha girones es un remedo del desastre que va dejando a sus espaldas.  Por los caños pantanosas de Guiria, en lucha abierta contra la naturaleza inclemente va a salir a las costas de Paria,  para desafiar de nuevo la adversidad  entre los muros humeantes de Cartagena de Indias. Troya de América, que nuevamente lo empuja al mar a pastorear las tormentas que va arrastrando su vida cual si fuera un personaje de Esquilo”.
Para conocer el alma de Francisco Mejía, oigámoslo llorar la muerte de Bermúdez: “Adonde está el héroe con quien deba compararte, invicto Bermúdez? Adonde? Quien sino Marte mismo podrá disputarte la intrepidez y el valor? ¡Oh memoria fatal! Tú bañas mis mejillas con copiosas lágrimas y el más intenso dolor embarga mis sentidos! ¡Oh Bermúdez infortunado! ¡Tú has muerto!  Tú reposas en la mansión eterna pero tú vivirás siempre en el corazón de tus compatriotas y de tus amigos. El mío alimentado con el sentimiento del más puro reconocimiento no te olvidará jamás. Sobre la fría losa en que yaces, allí lo juro secretamente”.

En 1835 el incansable soldado participa en la Revolución de las Reformas al lado de Santiago Mariño. Derrotado, elije el exilio. Regresa a su Patria y otra vez va al Congreso representado a Cumaná; pero al poco tiempo vuelve a vestirse de soldado y acompaña como Jefe de Estado Mayor a su antiguo camarada de las guerrillas de 1814, el General en Jefe José Tadeo Monagas, y al triunfar se establece en Caracas en forma definitiva. Se dedica a escribir y es llamado para ejercer cargos importantes como el de Juez de Primera Instancia, Jefe de Estado Mayor y Ministro de Guerra y Marina. Luego de aquella magnífica hoja de servicios, en 1863, a los 66 años, después de rechazar la candidatura a la Presidencia de la Republica, lleno de merecimientos por sus servicios a La Patria, el Mariscal Juan Crisóstomo Falcón, le dio el grado de General en Jefe, grado éste con el cual es reconocido por la historia. 

por: Ramón Badaracco

Noticias Biográficas del patriota cumanés General Don Francisco Mejia - por: Jose Silverio González Varela




Noticias Biográficas del patriota cumanés General Don Francisco Mejia -
por: Jose Silverio González Varela

Fuente original: Harvard University - Collection Development Department, Widener Library, HCL / Gonzalez Varela, Jose Silverio. Noticia biografica del patriota cumanes general don Francisco Mejia. Cumana : Tip. Comercio, C.M. Rodriguez, 1902.

Biblioteca personal: Rommel J. Contrreas G.

GENERAL EN JEFE FRANCISCO DE ASÍS MEJÍA

(Como lo nombra  Alberto Sanabria) En esta fecha muere en Caracas, este formidable patriota.
El acucioso historiador y maestro Silverio González Varela, escribió un corto  perfil sobre él, dice: 
“Nació el General en Jefe Francisco Mejía, hijo natural de doña Concepción Mejía, de calidad distinguida, en 1798 en Marigüitar, en esa época parroquia foránea de Cumaná. Se crió y educó al arrimo de su tío presbítero don Francisco Mejía, cura entonces de dicha parroquia. Muy joven en 1813, incorporado como aspirante al ejército del General Santiago Mariño, asistió el 2 de agosto del mismo año, a la toma de la plaza de la ciudad de Cumaná, donde experimentó el 16 de octubre de 1814 en la Sabana del Salado la formidable derrota dada por Boves a Piar. En Juncal fue vencedor. Hallose en más de 36 combates y tres heridas recibió lidiando por la Independencia. Concurrió por Cumaná como Diputado Suplente, al Congreso Constituyente de Venezuela en 1830. Cultivó las letras, ocupó elevados cargos, obtuvo diploma de Libertador de Venezuela en 1819, el Busto del Libertador en 1827, el grado de General en Jefe en 1863 y el título de Ilustre Prócer en 1867. Anciano, pobre y digno murió en El Valle, parroquia foránea de Caracas en 1882, y sin débiles vacilaciones sostuvo en su larga existencia con cívica honradez, los luminosos principios de la bien entendida doctrina liberal. En 1902 publicamos en esta ciudad una noticia biográfica de este notable patriota.”
          EN 1997, ESCRIBÍ, POR ENCARGO DEL CORONEL CARLOS LUIS GRAU GIL, UN PRÓLOGO PARA SU BIOGRAFÍA, ESCRITA POR ILDEFONSO RIERA AGUINAGALDE. NUEVA EDICIÓN DEL MINISTERIO DE LA DEFENSA, QUE DICE:
          Hacer un prólogo para esta edición de la biografía o estudio histórico acerca de la personalidad del General en Jefe Francisco Mejía es una tarea comprometedora, primero porque las notas escritas sobre él, son escasas, y segundo porque hay mucho material que deberíamos estudiar y analizar, y, no lo tenemos en Cumaná; pero compromiso es compromiso, e intentaré, con lo que tengo en mi biblioteca, remontar este caudaloso río.
          Para tener una idea de este ciudadano esclarecido, debemos revisar y fundamentar cualquier juicio, en la obra y notas biográficas escritas por el relevante maestro cumanés Don Silverio González Varela, y tener muy en cuenta la biografía del héroe,  escrita sobre esa base, por  Ildefonso Riera Aginagalde
Dice don Silverio, que Francisco Mejía nació en Marigüitar, parroquia foránea de Cumaná, en el año de 1798, hijo natural de Concepción Mejía, y se educó bajo la protección de su tío materno el presbítero Francisco Mejía, el cual se esmeró para que su sobrino recibiera una buena educación, lo que se verá por los resultados. No se puede extrañar que este guerrero luego se dedicara al periodismo y escalara posiciones como la de Ministro de Guerra y Marina y ostentara el máximo grado militar de General en Jefe, y candidato a la Presidencia de la República.
Francisco Mejía acogió como modelo de su vida la recomendación que daba el Libertador: “Mi sentir es que, la libertad depende de las virtudes, de la moderación y del amor a la gloria del ciudadano que, por sus talentos y grandes acciones, adquiere la confianza de sus compatriotas y una grande influencia sobre ellos, si emplea estas ventajas solo en enseñarlos a ser libres,  dándoles el ejemplo del respeto y obediencia debida a las leyes, que aseguran los derechos de sus conciudadanos para que sean respetadas de todos”.
Aunque suene repetitivo incursionaré en detalles curriculares, que sé muy bien, luego encontraremos en los textos prologados, pero vistos de otra forma; veamos:  Mejía entra en acción bajo la égida de Mariño, pundonoroso militar, altivo en exceso, conductor de firme y decidido carácter, que lo lleva a rivalizar con el Libertador. Bajo el mando de este héroe leyendario, participa a los 15 años,  en el bloqueo y toma de Cumaná, en 1813. No hay noticias de su actuación en esa campaña, pero no ha debido ser ignorada, puesto que se queda prestado servicios a la causa en la zona de guerra hasta 1814, y es noticia al participar en la aciaga Batalla de la Sabana del Salado, cuando el General Manuel Piar, en inferioridad de condiciones,  enfrentó a aquel terrible  gladiador que fue el general español José Tomás Rodríguez Boves. Este titán victorioso acuchilló a más de dos mil cumaneses, ríos de sangre vertieron entonces los más inocentes, la Cartago de América, fue llamada nuestra ciudad, al paso del furioso Cesar, que se cebó en las mujeres y los niños, cuenta su propio Vicario, que enturbiaron las cristalinas aguas del Manzanares, y no podemos menos que intuir las pesadillas de aquel soldado superior ante el martirio de su pueblo; pero su coraje no decae, y enseguida, lo encontramos en persecución del Asturiano temible hasta Urica, su  tumba al fin,  del  émulo de Atila; y, continuó luego batallando al lado del invencible “Ayax” venezolano, aquel guerrero inmortal que fue el General en Jefe José Francisco Bermúdez.
Las derrotas de 1814 no hicieron mella en él, pasó a las guerrillas de los llanos de Maturín, en conocimiento de las hazañas de José Tadeo Monagas, Jesús Barreto Ramírez, y otros audaces lanceros, que se batieron en mil escaramuzas contra las partidas realistas que fueron a su encuentro;  y también participa en guerrillas en las intrincadas faldas y montañas del majestuoso Turimiquire, comandadas por el genio guerrero del Coronel Domingo Montes, a quien los españoles llamaban “El Diablo”, y decían que las balas no lo herían, y cuyas hazañas son cantadas por nuestros trovadores. De tal suerte, este guerrero adolecente se destaca en 1816, cuando  forma parte del Estado Mayor de Mariño, acantonado en Catuaro; y después, en 1818, es segundo del General Antonio José de Sucre, Jefe De Estado Mayor de la División de Oriente,  que comanda el General José Francisco Bermúdez, y asedian la Plaza de Cumaná.
Pero su encuentro definitivo con su destino y la historia, lo alcanza después de adquirir una férrea disciplina, tras duro y diario batallar, dándole el frente a la muerte bajo el hálito de la gloria, cuando el 30 de mayo de 1818, el émulo del formidable “Ayax”, el General José Francisco Bermúdez, lo llama para que ocupe el cargo de Secretario de su Estado Mayor, y desde entonces, lo acompaña en las más extraordinarias acciones de guerra, en importantes y peligrosas misiones y en todas las campañas del gran jefe oriental, que es lo mismo que decir que en la biografía de Bermúdez, escrita por él,  se pinta de cuerpo entero.   
          Para conocer el carácter irreductible de Mejía, mencionaremos un pasaje de su actuación contra Páez, cuando el llanero era jefe todopoderoso en tiempos de la Gran Colombia; por aquellos tiempos se murmuraba, se comentaba que algunos partidos intentaban poner una corona en la cabeza de Bolívar, e imponer  a Colombia la Constitución Boliviana, redactada por el Libertador, eran rumores, pero que produjeron mucho malestar y profundas divisiones en el mundo político y militar del Departamento de Venezuela. Todo ello, además de muchos desaciertos de Páez en el gobierno; entonces Mejía inicia una vigorosa campaña de prensa en Cumaná, contra aquel estado de cosas. Páez alarmado y engreído envía al General Francisco Carabaño, otro insigne Cumanés, para arrestar al general Mejía y llevarlo ante Páez en Caracas. Mejía, no acepta ir en calidad de prisionero, pero se trasladó bajo palabra, y se entrevistó con Páez, que le da explicaciones, Mejía  se da cuenta de la terrible situación por la que atraviesa la Gran Nación, obra cumbre del Libertador, que costó tantos años de sacrificio,  y no solo acepta a Páez, sino que también se incorpora al trabajo político de recuperar la confianza en el Libertador, y en la unión de la Gran Patria;  entonces se traslada a Margarita y Cumaná,  para trabajar en favor de concederle al Libertador por tiempo limitado,  el poder total y dictatorial de la Gran Colombia. Cumple al lado del General Bartolomé Salóm, su delicada misión con la dignidad que siempre observó y por la cual fue dignificado. No fue fácil la labor en esta zona oriental que aspiraba la separación del poder central, pero una vez más el egregio soldado supo cumplir con las obligaciones contraídas. 
          Mejía es Bermúdez redivivo. Después de la muerte del gran Jefe cariaqueño, asesinado en Cumaná en 1831, libera su alma y comienza a caminar con el vestido que se había confeccionado al lado del invencible Bermúdez. Llamado el “Ayax” de los Libertadores,  por otro cumanés,  J. A. Cova. Entonces Mejía era representante de la provincia de Cumaná en el Congreso Constituyente de 1830 y se estrena en el campo de las grandes biografías históricas. Este libro, cuyo prólogo me fue encomendado, lo eleva en ese otro campo de la cultura, la historiografía, y nos obliga a su estudio, sin él la pátina del tiempo lo hubiera borrado y perdido el rastro de aquel pulcro soldado que solo aspiró en la vida cumplir con su pueblo dentro de las limitaciones de la jerarquía militar.
J. A. Cova, se pregunta: “¿Dónde está ahora el Áyax oriental? Con su sable va abriendo brechas por las enmarañadas montañas del Tigre. Su esclavina hecha girones es un remedo del desastre que va dejando a sus espaldas.  Por los caños pantanosas de Güiria, en lucha abierta contra la naturaleza inclemente va a salir a las costas de Paria,  para desafiar de nuevo la adversidad  entre los muros humeantes de Cartagena de Indias. Troya de América, que nuevamente lo empuja al mar a pastorear las tormentas que va arrastrando su vida cual si fuera un personaje de Esquilo”.
Para conocer el alma de Francisco Mejía, oigámoslo llorar la muerte de Bermúdez: “Adonde está el héroe con quien deba compararte, invicto Bermúdez? Adonde? Quien sino Marte mismo podrá disputarte la intrepidez y el valor? ¡Oh memoria fatal! Tu bañas mis mejillas con copiosas lágrimas y el más intenso dolor embarga mis sentidos! ¡Oh Bermúdez infortunado! ¡Tú has muerto!  Tú reposas en la mansión eterna pero tú vivirás siempre en el corazón de tus compatriotas y de tus amigos. El mío alimentado con el sentimiento del más puro reconocimiento no te olvidará jamás. Sobre la fría losa en que yaces, allí lo juro secretamente”.

En 1835 el incansable soldado participa en la Revolución de las Reformas al lado de Santiago Mariño. Derrotado elije el exilio. Regresa a su Patria y otra vez va al Congreso representado a Cumaná; pero al poco tiempo vuelve a vestirse de soldado y acompaña como Jefe de Estado Mayor a su antiguo camarada de las guerrillas de 1814, el General en Jefe José Tadeo Monagas, y al triunfar se establece en Caracas en forma definitiva. Se dedica a escribir y es llamado para ejercer cargos importantes como el de Juez de Primera Instancia, Jefe de Estado Mayor y Ministro de Guerra y Marina. Luego de aquella magnífica hoja de servicios, en 1863, a los 66 años, después de rechazar la candidatura a la Presidencia de la Republica, lleno de merecimientos por sus servicios a La Patria, el Mariscal Juan Crisóstomo Falcón, le dio el grado de General en Jefe, grado este con el cual es reconocido por la historia. 

por: Hernán Muñoz Villafuerte

martes, 26 de agosto de 2014

Entierro en Cumaná del Capitán de Navío español Don José Guerrero


EL DÍA HISTÓRICO.
26-08-1820. Entierro en Cumaná del Capitán de Navío español Don José Guerrero”. Resalta en la historia colonial de Cumaná este formidable episodio de la guerra de independencia en nuestro mar; probablemente la batalla naval más historiada y notable en los mares de la provincia de Nueva Andalucía.      
El español comandaba el bergantín “Místico Hércules” con el cual se enfrentó al impertérrito cumanés Capitán de Navío Francisco Javier Gutiérrez, que comandaba la invicta flechera “Flor de Mayo”,  la flechera es una nave artillada, ligera, angosta  y alargada, con quilla de poco calado, propulsada por remos y velas, muy utilizada por los patriotas,  más por los portentosos guerreros que por el poder de sus armas.  
Éste  honorable y valiente cumanés, hijo de Don Francisco Javier Gutiérrez,  natural de las Islas Canarias, y la cumanesa doña Bárbara Guerra, ya era muy conocido por sus proezas.
Veamos algunas citas:
En 1817 Gutiérrez se había distinguido al lado del heroico margariteño Cap. de Nav. Antonio Díaz.
El  26 de enero, secundando al Cap. De Nav. Antonio Díaz, cuando la escuadra patriota cumpliendo órdenes del Libertador,   salió en auxilio de Barcelona,  de situarse en la boca del río Neverí, para impedir que los realistas desembarcaran artillería en apoyo del brigadier Pascual Real.
Entre el 12 de febrero y el 4 de marzo de ese año combatió contra la escuadrilla del capitán de Navío realista José María Chacón, y la Escuadrilla sutil realista, al mando del Comandante José Guerrero. En todos estos encuentros Gutiérrez demostró su patriotismo y valor.   
Debemos resaltar esta familia de valientes patriotas, de la cual  ninguno de sus vástagos quedó  con vida; todos sus hermanos murieron heroicamente en la guerra de Independencia, luchando por  la libertad de su patria.  
Pedro Elías Marcano nos  cuenta ésta batalla, dice:
“Don José Guerrero con un esquife y el falucho “Místico Hércules” ataca en Punta Gorda (Golfo de Santa Fe) a la flechera “Flor de Mayo” comandada por el coronel Gutiérrez. En la acción resulta gravemente herido Guerrero y la flechera republicana se lanza al abordaje para completar la victoria; pero, con tan mala suerte, que, desprendiéndose y rodándose su cañón, zozobró. Este conflicto favoreció al enemigo de tal manera que en la lucha murió Gutiérrez, con la mayor parte de sus soldados, huyendo el resto a la isla de Las Caracas, donde sepultaron el cadáver de su Jefe, entre tanto que las embarcaciones realistas regresaron a Cumaná con Guerrero que murió al llegar”.

El entierro del español fue celebrado con la pompa fúnebre acostumbrada, con asistencia de las autoridades y todas las jerarquías. Hubo funerales y misas y los juglares le cantaron sus endechas, en tanto, el mar lamia los restos abandonados del héroe cumanés, en las orillas silenciosas de las islas que tanto amo el guerrero heroico hijo pródigo de la Cumaná irredenta. De él no quedó ni un retrato, para mirarlo y llorar su destierro del corazón de su pueblo.

por: Ramón Badaracco
(Leído por el autor en la reunión de la Academia del 26/08/2014)


martes, 19 de agosto de 2014

1era Ordenanza sobre Aseo Urbano de la Gran Colombia, 1822

República de Colombia
Quito 19 de agosto de 1822-12º
ANTONIO SUCRE
GENERAL DE DIVISION, INTENDENTE DEL DEPARTAMENTO DE QUITO

Considerando que el desaseo en que se haya la Ciudad es una de las causas para las enfermedades que se experimentan, y observando que el deber de los vecinos de asear los frentes de sus casas ha sido olvidado con perjuicio de la salud pública, he dispuesto, mientras se arregle un plan general de policía que se observe lo siguiente:
1º. En la presente semana serán barridas y aseadas las calles, plazas y demás lugares de la Ciudad, y sus Barrios, de manera que el sábado se hayen perfectamente limpias; lo cual lo verificarán los amos de las casas por lo que respecta al 
frente de ellas y la parte de acequia que le corresponde.
2º. Las plazas serán limpias por los Prelados o Curas de los Conventos, o Parroquias a que pertenecen, y serán responsables de hacerlo así.
3º. Los que en contravención a los artículos anteriores, dejasen de asear su frente según lo mandado, pagarán por la primera vez una multa del valor doble a lo que costare hacerlo, de la cual se aplicará, la mitad al trabajo de asear su parte de Calle y, la cuarta parte a los encargados de la policía, y la otra cuarta al Hospicio. Después pagarán un triple, de que se hará la misma aplicación, dejando el exceso al fondo de la policía.
4º. En las casas de dos pisos se pagará la multa entre los que viven en ambos, y en las Casas inhabitadas, los dueños de ellas. Los que no puedan pagar la multa, se destinarán a limpiar los lugares públicos de la Ciudad, en la semana en que hayan faltado.
5º. Nadie podrá a pretexto de la limpieza, echar en las acequias cosa alguna que las empuerque o dañe, porque será sujeto a la pena del artículo anterior
6º. Los miércoles y los sábados se barrerán todas las Calles y Plazas e incurrirán en las penas expresadas los que no lo hicieren.
7º. Las Patrullas, Rondas y Rondines, se arrestarán en el Principal a toda persona que encontraren por la noche ensuciando las Calles o Plazas: y serán también condenadas a la pena del Artículo Cuarto.
8º. A pretexto de la limpieza, ni por ningún motivo, podrán tomarse a los indios por los vecinos, ni por la tropa, sino ajustándose con ellos, y pagándoles legalmente su trabajo. Los contraventores serán castigados discrecionalmente. Si alguno en el día ensuciase alguna Calle con basura el dueño de la Casa a que corresponde, podrá obligarlo a limpiarla.
9º. El Gobierno señalará jueces que conozcan en la observancia de esta disposición, sometiendo siempre los culpables a la Justicia Ordinaria.
10º. Tratando el Gobierno de poner agua corriente en todas las Fuentes o Pilas públicas, invita los rematadores que quieran hacerse cargo de este trabajo, o los Ciudadanos que desenado prestar al público este servicio se encarguen en sus respectivos Barrios de hacerlo lo más breve.


Publíquese y Fíjese- Dado y Firmado


Antonio José de Sucre
El secretario de la Intendencia
Eusebio Borrero G.

Doy Fe que en cumplimiento del superior acuerdo y merecido, lo hice publicar en forma de bando por las calles públicas de la ciudad, con la escolta de tropa necesaria a son de casa y por medio del pregonero público Clemente Cárdenas. A quien pongo por diligencia en junio diez y nueve de agosto de mil ochocientos veinte y dos. Duodécimo.

Juan Antonio Ribadeneyra


Colaboración: Prof. Celestino Flores