sábado, 26 de julio de 2025

A PROPÓSITO DE MIS 70 AÑOS DE GRADUADO DE “MAESTRO DE ESCUELA”

por: Juan Antonio Perffetti Valdiviezo


A mis compañeros de Promoción, vivos o extintos.

IN MEMORIAM de todos los profesores y profesoras que en los dos últimos años de nuestra Educación Normal (1953-1955) en la Normal “Pedro Arnal” de Cumaná, contribuyeron a nuestra formaron como “maestros de escuela”, especialmente a Angélica Martínez de Franco, a quien siempre he considerado como mi “Madre Profesional”.

Este mes de julio de 2025 ya es prisionero de los estertores que indican su tránsito a un agosto de vacaciones. Padres, familiares y amigos felicitan y se felicitan por la hazaña que significa que niños, adolescentes y jóvenes, terminen con felicidad sus cursos escolares, más aún si se trata de la obtención de certificado de culminación de ciclo, nivel o carrera. Uno también se alegra y saluda a quienes obtuvieron semejantes éxitos. No obstante, uno, además, se siente prisionero de la nostalgia. No es para menos, pues en otro julio de tiempo atrás uno también sintió algo así. Fue en julio de 1955, en la Cumaná de mi amor eterno. Concretamente, de la Escuela Normal “Pedro Arnal” egresaba la Promoción “Luis Ezpelosín”, la promoción de uno, que ya alcanza los SETENTA AÑOS, suficientes para imaginar que todos los graduados de entonces, que aún somos retenidos por la vida, ya hemos sido relevados de esa hermosa tarea que escogimos para contribuir al forjamiento de la patria a través de la formación de sus niños y jóvenes. Por este motivo, quiere uno, en esta oportunidad, regalarse de nuevo algunos acápites de un libro que uno escribió y se regaló a sí mismo hace algunos años: “Hormigas de la misma cueva. Retablo de una Promoción de Maestros”. Es que uno quiere aliviar la nostalgia confundiéndola con el recuerdo. Todo esto que sigue ha sido extraído de ese libro.

SIN TOGA NI BIRRETE

La colación de grado de uno se produjo en el marco de un acto sencillo, revestido de una gran solemnidad, con la presencia de familiares, amigos y allegados que llenaron el auditórium de la Normal. Felizmente, el consumismo y el afán por el boato aún no invadían los predios de la culminación de determinados niveles de estudio, como ahora ocurre, que hasta las promociones del Preescolar, son atosigadas de anillos, togas, birretes, pergaminos enfundados en largos tubos protectores y fotografías para escoger. La de uno fue una graduación que sólo exigió a los muchachos un traje azul oscuro y a las muchachas el uniforme de gala, el cual consistía en falda y chaleco azul oscuro y cota beige.

Previo al acto de graduación, el 26 de julio de 1955, en los pasillos de la Normal, durante una misa de campaña oficiada por Monseñor José Antonio Ramírez Salaverría, fueron bendecidos y colocados en las manos de uno, los anillos de oro de 18 quilates que tenía por arriba incrustación de piedra amatista, a un costado, en alto relieve, el escudo de la Normal y por adentro el nombre de uno.

Por la noche fue el Acto Solemne. Miguel Bennazar Camargo organizó, por orden alfabético, las filas de hembras y varones, que hicieron su entrada al auditórium bajo los aplausos de los asistentes. El Presídium estuvo integrado por Luis Fermín y Josefina Chópite, Director y Subdirectora de la Normal, Miguel Ángel Pérez, en representación del Despacho de Educación, Alipio Niño Somaza, Superintendente de la V Superintendencia de Educación y José Ortiz Fariñas, Supervisor del Distrito Escolar con sede en Cumaná. La Banda Oficial del Estado entonó los himnos Nacional y del Estado Sucre, y los profesores Luis Fermín y Miguel Ángel Pérez pronunciaron elocuentes palabras referidas a la naturaleza del acto.

Aparte del momento cumbre de uno recibir el título de “Maestro de Educación Primaria Urbana”, que el 25 de julio de 1955, justo el día anterior al del acto de graduación, aprobara el Consejo Técnico de Educación, traídos desde Caracas por el representante ministerial, lo que más lo impactó a uno fueron las palabras con las cuales Juan Celestino Mago Gutiérrez, en nombre de los graduandos, agradeció a la Normal, a los profesores y a los familiares de uno el concurso y todos los esfuerzos que hicieron posible coronar esta aspiración de grado. Igualmente, Maguito señaló, con fraternal entusiasmo, el espíritu gregario de la Promoción, la cordialidad, la camaradería y la contracción al estudio que caracterizó durante dos años escolares la vida de uno en el viejo lar de la Pedro Arnal.

Terminado el Acto Solemne de Graduación, con la misma emoción del verso de Andrés Eloy, graduandos, ductores, padres, familiares, amigos y allegados irrumpieron colectivamente con “…las manos que se buscan con la efusión unánime /de ser hormigas de la misma cueva”.

Después vino el resto de la noche. En las casas de algunos compañeros residentes en Cumaná hubo celebración íntima. El Bar Sport acogió a otros. El acto festivo para celebrar colectivamente no pudo ser, pues, desde el mismo momento de formar las filas para entrar al auditorium, la aflicción, inesperada, invadió a los graduandos: se conoció la infausta noticia de la muerte trágica del padre de Máximo Edmundo Monasterios Malavé, compañero de uno. Además, sin percatarnos, Paulita Ordosgoitti se había ausentado. Tiempo después uno supo que, también, su padre, había fallecido aquel día.

El camino de la formación sistemática de uno había llegado a su fin. Por delante se abría un nuevo camino lleno de rumbos y derroteros sospechados e insospechados, por donde se habría que transitar para consolidar la formación del “maestro de escuela”. Era el ejercicio profesional, en el cual se ponen de manifiesto vivas contradicciones entre lo que uno aprendió a ser y lo que uno está obligado a ser, donde la solidaridad estudiantil consolidada en la Normal, se topa con el individualismo inmisericorde y reticente. Es así como uno llega a la conclusión de que la abuela Martina Lyon de Valdiviezo, tenía razón en recomendarle a uno, palabras que posiblemente ella escuchó de alguien: “Tu peor enemigo es el de tu propio arte”.

LA DIÁSPORA

Cuando uno se graduó, al menos en Cumaná, no tenía que asistir a la Superintendencia ni al Distrito Escolar a hacer antesala ni colas para buscar colocación. Mediante telegrama, uno era llamado a comparecer ante la oficina correspondiente para ser informado acerca de la plaza que le ofrecían, la cual, por algo así como que “por razones de disciplina”, uno aceptaba y pasaba a firmar los recaudos pertinentes que eran llenados a máquina de escribir, por las secretarias de la oficina. Esos recaudos eran: la Proposición de Nombramiento, la Cédula de Contraloría y el Acta de Toma de Posesión. A los dos primeros se le colocaba una fotografía de uno tomada de frente y tamaño carnet, las cuales suministraba uno mismo.

La Cédula de Contraloría era el instrumento válido, existente para la época, que permitía el control de los funcionarios públicos por parte de la Contraloría General de la Nación, no obstante que ya la Cédula de Identidad comenzaba a ser asequible en las ciudades importantes del país y que, una vez graduado, uno estaba en la obligación de obtenerla en la Oficina correspondiente. En la oficina cumanesa, Nerio Labrador, compañero de pensión de Aurelio Velásquez, atendía muy solícito a los recién graduados maestros de escuela.

Después de la graduación, cada cual volvió a sus lugares de origen. A través de los diferentes distritos escolares de la región oriental, unos fueron empleados por la V Superintendencia Regional de Educación, o lo que es lo mismo, por el Ministerio de Educación, mientras que otros fueron absorbidos por la educación estadal o municipal o algunas empresas que mantenían planteles educativos. De esta manera, comenzaba la diáspora de la Promoción de Maestros Luis Espeluzan de la Normal Pedro Arnal.

Uno recuerda que Aurelio Velásquez fue a parar al Grupo Escolar Francisco Javier Yánez de San Antonio de Maturín, Luis Beltrán Valerio y Maritza Rada a los predios de El Tigre, Juan Celestino Mago y Julián Millán a Río Caribe, Omaira Ortiz y Juan Perffetti a Las Piedras de Cocollar, Adelfa Flores a Tunapuy, Inés Grau y Paula Ordosgoitti a Santa Inés en Anzoátegui, Juan Castillo Toledo a Aragua de Maturín, Carmen Cecilia Maza, Teolinda Montaner, Aída Loaiza Carmona y Berthalina Espinoza a Maturín, Luis Porfirio Mayz y Pablo Ramón Díaz a Caripito, José Luis Reyes Torres a Punta de Mata, José Francisco Bermúdez a Caicara de Maturín, Carmen Martínez y Eira Zerpa a Caripe, Josefina Araguainamo, Pedro Rafael Moreno y Martina Figueras a la conurbación Barcelona-Guanta-Puerto La Cruz, Reina Lyón, María Josefina Stredel, Carmen María Rodríguez, María España y Mercedes Villarroel se quedaron en Carúpano; Ángel Ávila, Carmen Susana López, Asiscla Rodríguez, Isabel Lárez, Carmen Teresa López, Aída Raquel Rodríguez y Luis Beltrán Rodríguez se quedaron en Margarita; Isaura Boada, Fredesvinda Bermúdez, Lila López, Zuleima Marín, Mercedes Márquez, Abigail Mejías, Rosa Beatriz Vásquez y Rebeca Mejías se quedaron en Cumaná.

Así comenzó la desbandada de los compañeros de dos años de ilusiones y esperanzas. El paso inexorable del tiempo nos reuniría de nuevo veinticinco años más tarde para celebrar las Bodas de Plata profesionales.

Esas Bodas de Plata se convirtieron en una suerte de rendición de cuentas de lo que habíamos hecho, de aquí que dijéramos entonces:

“Hace un cuarto de siglo, salíamos de las aulas de la Escuela Normal Pedro Arnal. Éramos, entonces, sesenta y seis promesas para construir patria a través de los polvorientos caminos de una Venezuela tiranizada y preterida. He aquí que hoy, después de veinticinco años de duro batallar, volvemos de nuevo al sitio de partida, a una suerte de rendición de cuentas respecto al compromiso contraído. La alforja que ayer salía de aquí llena de esperanzas y de ilusiones, hoy regresa pletórica de misiones cumplidas y anhelos satisfechos. Quienes han seguido nuestros pasos, no pueden juzgarnos de otro modo y quienes revisen nuestras hojas de servicio, constatarán que no hemos defraudado las promesas de ayer, pues HEMOS CUMPLIDO…”

Alberto Yegres Mago, condiscípulo de uno en la Normal, en el Prólogo de este libro del cual hemos extraído los párrafos precedentes, dice lo que sigue:

“Leer el libro Hormigas de la misma cueva de Juan Perffetti, es como haber desandado un largo camino para encontrarse nuevamente con la vitalidad juvenil que creíamos distante o perdida. Volver a todas esas cosas que nos han sido tan gratas en la vida -el hogar, el pueblo lejano, la ciudad que nos abrigó cuando comenzamos a transitar los primeros peldaños de la educación formal, los amigos, los maestros y profesores que fueron nuestros guías cuando visualizábamos los inciertos horizontes del porvenir-, es vivir de verdad. Eso sentí cuando leí este libro de relatos escrito por alguien que retorna a los lugares y a las personas que le fueron tan amados. No es un derrotado quien regresa. Viene a contarnos que ha cumplido la misión encomendada, su misión, la que se forjó en su adolescencia. Así lo expresó en palabras que no se ponen en duda: “Quienes han seguido nuestros pasos, no pueden juzgarnos de otro modo y quienes revisen nuestras hojas de servicio, constatarán que no hemos defraudado la promesa de ayer, pues hemos cumplido». En esas palabras suyas quedó plasmado el testimonio de su mundo, la visión de un destino compartido, como si con ello reconociera que debemos ir juntos como hormigas de la misma cueva al encuentro con Venezuela, esperanzados en su gran destino, «de un destino sin término que salga de la tierra y de los hombres”.



PIE DE FOTO:


Junta Directiva del Centro de Estudios Artísticos “José Ángel Lamas” de la Escuela Normal “Pedro Arnal” de Cumaná. De izquierda a derecha los alumnos: Juan Perffetti, Jesús López Inserny, Zuleima Morales, Pero Rincones, Máximo Monasterios, Nena Villarroel y Pedro Elías Boada y el Profesor Asesor Julio César Martus.

jueves, 24 de julio de 2025

Nuestro Libertador Simón Bolívar descrito por el General Daniel Florencio O'leary

  CRÓNICAS DE CUMANÁ. 

EN HOMENAJE A NUESTRO LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR, LES DESCRIBO SOBRE SU PERSONA, LA REDACCIÓN DEL GENERAL DANIEL FLORENCIO O'LEARY. CON MOTIVO DEL ANIVERSARIO DE LA CELEBRACIÓN  DE SU NACIMIENTO.


O'Leary fue amigo y secretario del General en Jefe Antonio José de Sucre y Edecan del Libertador Simón Bolívar. 

    Las memorias del General O'Leary recogen 20 años de historia en torno a Bolívar, gracias a la recolección de información que hizo con la participación de figuras como el coterráneo cumanés Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho. 

"¿Se podría hacer revolución Venezolana y Latinoamericana, sin haber leído e interpretado sintiendo latir en nuestro pecho a Simón Bolívar?":

Descripción de Bolívar redactada por el General Daniel Florencio O'Leary. 

"Bolívar tenía la frente alta, pero no muy ancha y surcada de arrugas desde temprana edad (indicio de pensador). Pobladas y bien formadas las cejas; 

los ojos negros, vivos y penetrantes; la nariz larga y perfecta, tuvo en ella un pequeño lobanillo que le preocupó mucho, hasta que desapareció en 1820, dejando una cicatriz casi impredecible; los pómulos salientes y las mejillas hundidas; la boca fea y los labios algo gruesos. La distancia de la nariz a la boca era notable. Dientes blancos, uniformes y bellísimos, los cuidaba con esmero; las orejas grandes, pero bien puestas; el pelo negro, fino y crespo; lo llevaba largo entre los años 1818 - 1821, hasta que empezó a encanecer y desde entonces lo usó corto. Las patillas y bigotes rubios, se los afeitó por primera vez en Potosí en 1825. Su estatura era de cinco pies y seis pulgadas inglesas. 

  Tenía el pecho angosto, el cuerpo delgado, las piernas sobre todo. La piel morena y algo áspera. Las manos y los pies pequeños y bien formados que cualquier mujer habría envidiado. Su aspecto, cuando estaba de buen humor, era apacible, pero terrible cuando estaba irritado; el cambio era increíble. 

   Bolívar tenía siempre buen apetito, pero sabía sufrir hambre como nadie. Aunque gran apreciador y conocedor de la buena cocina, comía con gusto los sencillos y primitivos manjares del llanero o del indio. Era muy sobrio, sus vinos favoritos eran grave y champaña; ni en la época en que más vino tomaba nunca lo vi beber más de cuatro copas de aquel o dos de éste. Cuando se servía, llenaba él mismo las copas de aquel o dos de éste. Cuando servía, llenaba él mismo las copas de los huéspedes que sentaba a su lado. 

   Hacía mucho ejercicio. No he conocido á nadie que soportarse como él las fatigas. Después de una jornada que bastaría para rendir al hombre más robusto, le he visto trabajar cinco o seis horas, o bailar otras tantas, con aquella pasión que tenía por el baile. Dormia cinco o seis horas de las veinticuatro, en hamaca, en catre, sobre un cuero, o envuelto en su capa en el suelo y a campo raso, como pudiera sobre blanda pluma. Era de sueño tan ligero y su despertar tan pronto. En el alcance de la vista y en lo fino del oído no le aventajaban ni los llaneros. Era diestro en el manejo de las armas, y diestrísimo y atrevido jinete, aunque no muy apuesto a caballo. Apasionado por los caballos, inspeccionaba personalmente su cuido, y en campaña o en la ciudad, visitaba varias veces al día las caballerizas. Muy esmerado en su vestido y en extremo aseado, se bañaba todos los días, y en las tierras calientes hasta tres veces al día. 

   Prefería la vida del campo a la de la ciudad. Detestaba a los borrachos y a los chismosos y embusteros. Era tan leal y caballeroso, que no permitía que en su presencia se hablase mal de otros. La amistad era para él sagrada. Confiado como nadie, si descubría engaño o falsía, no perdonaba al que de su confianza hubiese abusado. 

  Su generosidad rayaba en lo pródigo. No sólo daba cuánto tenía suyo, sino que se endeudaba para servir a los demás. Pródigo con lo propio, era casi mezquino con los caudales públicos. Pudo alguna vez dar oidos a la lisonja, pero le indignaba la adulación.

   Hablaba mucho y bien;  poseía el raro don de la conversación y gustaba de referir anécdotas de su vida pasada. Su estilo era florido y correcto; sus discursos y sus escritos están llenos de imágenes atrevidas y originales. Sus proclamas son modelo de elocuencia militar. En sus despachos lucen, a la par de la galanura del estilo, la claridad y la precisión. En las órdenes que comunicaba á sus tenientes no olvidaba ni los detalles más triviales: todo lo calculaba, rodo lo preveía. 

   Tenía el don de la persuasión y sabía inspirar confianza a los demás. A estas cualidades se deben, en gran parte, los asombrosos triunfos que obtuvo en circunstancias tan difíciles, que otro hombre sin esas dotes y sin su temple de alma se habría desalentado. Genio creador por excelencia, sacaba recursos de la nada. Grande siempre, éra en mayor grado en la adversidad. "Bolívar derrotado era más temible que vencedor", decían sus enemigos. Las reveses le hacían superior a sí mismo. 

   En el despacho de los negocios civiles, que nunca descuidó, ni aún en campaña, era tan hábil y tan listo, como en los demás actos de su vida. Meciéndose en la hamaca o paseándose, las más veces a largos pasos, pues su natural inquiedad no se avenía con el reposo; con los brazos cruzados, ó asido el cuello de la casaca a la derecha sobre el labio superior, oía a su secretario leer la correspondencia oficial y el sin número de memoriales y cartas particulares que le dirigían. A medida que leía el secretario iba él dictando su resolución a los memoriales, y esta resolución era, por lo general, irrevocable. Dictaba luego, y hasta a tres amanuenses a la vez, los despachos oficiales y las cartas; pues nunca dejaba una sin contestar, por humilde que fuese el que le escribía. Aunque se le interrumpiese mientras dictaba, jamás le oí equivocarse ni turbarse para reanudar la frase. Cuando no conocía al corresponsal o al solicitante, hacía una o dos preguntas. Esto sucedía muy rara vez, porque, dotado de prodigiosa memoria, conocía no sólo a todos los oficiales del ejército, sino a todos los empleados y personas notables del país. 

   Gran conocedor de los hombres y del corazón humano, comprendía a primera vista para qua podía servir cada cual; y en muy rara ocasión se equivocó. 

   Leía mucho, a pesar del poco tiempo que sus ocupaciones le dejaban para la lectura. Escribía muy poco de su puño, sólo a los miembros de su familia o a algún amigo íntimo; pero al firmar lo que dictaba, casi siempre agregaba uno o dos renglones de su letra. 

    Hablaba y escribía frances correctamente e italiano con bastante perfección; de inglés sabía  poco, apenas lo suficientemente para entender lo que leía. Conocía a fondo los clásicos griegos y latinos, que había estudiado y los leía siempre con gusto en la buenas traducciones francesas. 

   Los ataques que la prensa dirigía contra él le impresionaban en sumo grado y la calumnia le irritaba. Hombre público por más de veinte años, su naturaleza sensible no pudo nunca vencer esta susceptibilidad, poco común en hombres colocados en puestos eminentes. Tenía alta opinión de la misión sublime de la prensa, como fiscal de la moral pública y freno de las pasiones. Al buen uso que de este agente civilizador se hace en Inglaterra atribuía él la grandeza y la moralidad del pueblo inglés,"


   (Memorias del General O'Leary, tomo XXVII, Página 486  - 489).  


          "Recordar es vivir"


Por: Víctor Lemus. 

Exconcejal de Cumaná. Primogénita del Continente Americano. 

     Cumaná 24 de julio de 2025.

miércoles, 23 de julio de 2025

Vicente Sucre y Urbaneja

 CRÓNICAS DE CUMANÁ 

CORONEL VICENTE DE SUCRE Y URBANEJA. (PADRE DE ANTONIO JOSÉ DE SUCRE Y ALCALÁ GRAN MARISCAL DE AYACUCHO)    (1761-1824)



  Tal día como hoy nació el 23 de julio de 1761 en Cumaná, Primogénita del Continente Americano Vicente Vitto Luis Ramón de Sucre Pardo y Garcia de Urbaneja. Hijo del coronel cubano Antonio Mauricio Sucre Pardo y Trelles y de la cumanesa Josefa Margarita Garcia de Urbaneja Sánchez de Torres.  Se casó en 1782 con María Manuela Alcalá y Sánchez Ramírez de Arellano (1767-1802) y en 1803 con la también cumanesa Narcisa Márquez de Valenzuela y Alcalá. En su primer matrimonio tuvo tres hijas y seis hijos, incluidos el Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre (1795-1830), en su segundo matrimonio tuvo once hijos: cuatro varones y siete hijas. Alcanzó el grado de Coronel en la Guerra de la Independencia de Venezuela. Fue regidor y alcalde del ayuntamiento de Cumaná y fue comandante del cuerpo de cadetes de Cumaná: como tal, reconoció el movimiento independentista; miembro de la Junta Suprema de Gobierno de Cumaná en 1811 y 1812; en este último año, fue firmante de la capitulación de Cumaná ante los emisarios de Domingo Monteverde; hecho preso por orden de éste fue remitido a las bóvedas de La Guaira, y liberado al entrar el Libertador Simón Bolívar a ese puerto (1813), en 1814, participó en la Emigración a Oriente y se marchó a Trinidad. El 25 de octubre de 1817, el Libertador Simón Bolívar lo nombra gobernador de las fortalezas de Guayana la vieja y comandante militar del departamento del bajo Orinoco, sustituyendo a su hijo el entonces coronel Antonio José de Sucre; ejérció el cargo hasta 1818.

   Murió en Cumaná en 1824.


            "Recordar es vivir"


Por:  Victor Lemus.

Exconcejal de Cumaná. Primogénita del Continente Americano. 

     Cumaná 23 de julio 2025.

sábado, 5 de julio de 2025

Nativos de Cumaná que firmaron el Acta de la Independencia

 CRÓNICAS DE CUMANÁ. 

CUATRO ILUSTRES COTERRÁNEOS NATIVOS DE CUMANÁ PRIMOGÉNITA DEL CONTINENTE AMERICANO QUE FIRMARON EL ACTA DE LA INDEPENDENCIA DE VENEZUELA Y LA CONSTITUYENTE FEDERAL DE 1811.


    Coronel Francisco Mayz y Márquez, General José Gabriel de Alcalá, Don Juan Crisóstomo Bermúdez de Castro y Rodriguez Parejo, abogado Mariano de la Cova; cumaneses eminentes y patriotas quienes firmaron el 5 de julio de 1811 la Independencia y la Constituyente Federal. 

    La Independencia de Venezuela fue el proceso jurídico-político con el que se puso fin a los lazos que existián entre la Capitanía General de Venezuela y el imperio español, estableciendo el primer Congreso Nacional. Este proceso, que involucró tanto  la declaración formal como la lucha armada, marco el inicio de una nueva república y la Constitución de una nación independiente.

    Hoy celebramos y conmemoramos los 214 años de este evento patriota e histórico de nuestro pueblo orgullosamente venezolano 

    

           "VIVA VENEZUELA"


       "Recordar es vivir"


por: Víctor Lemus.
Exconcejal de Cumaná. Primogénita del Continente Americano.

      Cumaná 24 de julio de 2025.

viernes, 27 de junio de 2025

EL MERCADO DE CUMANÁ QUE CONOCÍ

El mercado es un lugar o edificio público destinado permanentemente o en días señalados, a comprar, vender o permutar géneros o mercancías. O una concurrencia de gente dedicadas a comprar y vender mercancía.


Los mesopotámicos hacia los años 6000 a 5000 a.C., realizaban transacciones y ventas de mercancías y a la entrega moldeaban con arcilla la bulla que era una bola para introducir el número de figuras que correspondía a la cantidad de artículos vendidos, sellaban la bulla o esfera y el trato se cerraba al romper la bulla.

Desde la antigüedad el trueque era la forma de mercadeo que se utilizaba en el mundo conocido. Así se crearon los primeros mercados que en su versión tradicional son espacios públicos donde se llevan productos para su venta e intercambio, En el Génesis tenemos evidencia de los primeros trueques en la época de hambruna con la revelación de los sueños del Faraón por parte de José. Hay evidencias escritas y talladas en tablas de arcilla y escritura cuneiforme de contratos comerciales en la antigua Mesopotamia a más de 2000 años a.C. los etruscos emplearon la raíz “Merk” para relacionar el comercio con palabras y tiene que ver con el Dios Mercurio “Dios del comercio”. Los romanos llamaban al comercio “Mercatus” derivado del verbo “Mercar” (comprar), registrado en castellano en su forma actual desde la primera mitad del siglo XII.

En la edad media surgió la ruta de la seda con sus ventas de condimentos y especias aparte de armas y ganados, luego las cruzadas garantizaron el comercio y las ventas.

La utilización de la moneda, dio un cambio a la comercialización y los mercados sustituyeron a los contratos, letras y documentos para validar las ventas y compras de mercancías y aunque las guerras llevaron a un retroceso en la adquisición de productos y la vuelta a la economía de trueque y vales, pero superadas éstas, la tecnología trajo nuevas formas de mercadeo y pago y la publicidad la acrecentó.

Original del Perlarum insula ob unionum copiam sic dicta; Theodor de Bry, 1594.

[Detalle}. (John Carter Brown Library: 07376-46).


El primer indicio de mercado o intercambio tipo trueque descrito en la historia de América y específicamente en Venezuela fue con la llegada de Colón a Cumaná en 1493 donde intercambió con los nativos baratijas y espejos por barriles de perlas que le costaron su detención y encarcelamiento con la primera deportación del continente, luego se describen intercambios entre barcos españoles, ingleses y holandeses con los nativos que proporcionaban avituallamiento, animales y casabe, recibiendo a cambio, licores, espejos, armas y baratijas, luego se intercambió por pieles y sal, En la colonización productos derivados de la siembra tales como cacao, coco, café, añil, maíz y otros. Es en Cumaná donde nace la primera relación comercial y un tipo de mercadeo ya que a parte de la venta de productos de la siembra se vendían perlas y sal. Fue Gonzalo de Ocampo al construir la villa de Nva. Toledo que inició el mercado a las orillas del río Cumaná a media lengua del mar, comerciando e intercambiando agua y sal con los habitantes de Cubagua, también existió un mercado en Nva. Córdova y se vendían y comerciaban frutas, casabe, arepas, pescados, vasijas, además plantas comestibles y medicinales y algunos animales, y según fray Bartolomé de las Casas eran muy efímeras sin saber las causas.

El primer mercado creado en Cumaná hacia 1558 funcionó en la propia costa y caserío fundado por los frailes jesuitas a un tiro de ballesta de la costa, luego se trasladaría hacia donde se fundarán las diferentes ciudades. Hacia 1761 la gobernación de Cumaná o de Nva. Andalucía ocupaba unamplísimo espacio, que comprendida las provincias de Guayana (segregada por la Real cedula del 4 de junio de 1762), la de Barcelona (anexada en 1654) y la de Cumaná propiamente dicha que incluía Trinidad, y las islas de sotavento hasta Sta. Lucia, es decir lo que en la actualidad son los estados: Sucre, Bolívar, Anzoátegui, Monagas y Delta Amacuro formaban parte de la gobernación de Cumaná. Pero estaba escasamente poblado según el informe de Diguja su gobernador de esta manera en la zona costera montañosa la actividad económica era de tipo agrícola pesquera y en la región llanera se explotaba la ganadería. La agricultura respondía a dos tipos de unidades de producción las haciendas y los conucos, siendo el cacao el producto preferido para exportación europea y un poco el tabaco proveniente de Cumanacoa ilegalmente, los otros rubros tales como café, caña de azúcar, algodón maíz caraotas, plátanos, yuca, arroz y ocumos eran preferiblemente de consumo local, el añil se comenzó a cultivar a partir de 1782. En cuanto a la ganadería, en Araya predominaba la cría de ganado caprino, mientras que en los llanos y las mesas se prefería la cría de ganado vacuno, caballar y mular estos últimos se exportaban legal o ilegalmente, del vacuno se obtenía sebo, cuero y carne y se exportaban a Europa. Hasta 1761 el comercio con España se hacía con navíos registrados en Cádiz, aunque también se tenía contacto y comercio con provincias españolas como: Caracas, Margarita, Trinidad, Sto domingo y Pto. Rico, así como también era normal el contrabando; los productos que llegaban a Cumaná eran de tipo agrícola, aguardiente, harinas y vinos; la extracción de productos Cumaneses se concentraba en cacao el 40,2% y cueros 32,3% primordialmente por compañías catalanas. Algunos autores refieren que hasta el gobierno de Vicente Emparan existía un mercado en la plaza mayor de Cumaná y que tal vez se mantuvo hasta la guerra de independencia a las orillas del río manzanares y rodeado de un meandro del mismo, frente al cabildo donde cuenta Humboldt que vio vender pájaros, víveres y esclavos; existió también en la época colonial un pequeño mercado de mercancías producidas en las haciendas y charas cercanas a la ciudad que funcionaba una vez a la semana en las afueras del barrio San Francisco muy cerca del río en el sitio donde se construyó la casa de las conchas a pocos metros del seminario de San Francisco donde los campesinos y productores traían sus mulas y burros hasta el puente de la madera y el bebedero donde hacían una parada obligada de sus arreos y luego continuaban hasta este mercado y el de la plaza mayor.


El primer mercado Municipal de Cumaná fue creado según las cartas y el libro de registros municipal el día 19 de marzo de 1945 por el presidente Isaías Medina Angarita, se ubicaba a las orillas del río manzanares entre las calles Zea, Herrera y Carabobo, con el acceso por vía marítima muchos pescadores llegaban a traer sus mercancías y a comprar sus productos en sus botes, para los pobladores de Cumaná y pueblos aledaños es el punto obligatorio para las compras y ventas de sus productos; la estructura física era de bloque de cemento en forma de C cuadrada, o un rectángulo abierto por un extremo de 8 metros de alto y 80 metros de largo aproximadamente, con una pequeña mezanina donde se ubicaba un pequeño restaurant y oficinas administrativas, un local donde había un audio que publicitaba algunos comercios y lo que vendían, recuerdo que promocionaba el restaurant interno y decía “venta de pescado frito con arroz, plátanos y ensalada, quipe frito, quipe crudo; pero a los oídos sonaba pipe y todo el mundo decía ese locutor es un pasao” en la parte interna baja estaban las ventas de ropa , artesanías, mecerías , la librería de paquita, dulces, jugos y otros de ventas de variedades, en la parte externa hacia la calle Carabobo estaban camiones y negocios de pequeños comerciantes de granos, víveres, piñas, de los cuales recuerdo a Manuel Mago, Juan Bautista Carvajal, Enrique Carvajal, Juan José Carvajal, en el exterior se ubicaba el local que pertenecía a Víctor Manuel Mago el pariente, en la cara lateral; la pared que daba a la calle Carabobo no tenía negocios solo camiones con puestos fijos, en la pared que daba hacia el interior del mercado estaban los locales de ventas de víveres de 3 x3 m, y de derecha a izquierda se ubicaban Gregorio Mago, Víctor Mago, Arístides Velásquez, Félix Espín, Héctor Jiménez, Leopoldo Micett, Severiano Marcano, Miguel Veliz (pitipuas), Jesús Octavio Blomh, Juan de Dios Castañeda, algunos 3 locales de ventas de chucherías y artesanías, al terminar el ultimo negocio venia un espacio abierto de la nave de 10 x 6 m exclusiva para la venta de casabe, en el centro del mercado fuera de la nave y entre esta y la calle estaban los quioscos de minoristas y verduleros, recuerdo a Estanislao Salazar (penetro), Julio Cumana, Luis Tineo, Luis Beltrán Rodríguez, Juan Márquez (clavillazo), María Vívenes (mama tía), Juana Carreño, Jesús Prada, Juan José Mago, Williams Parejo en la acera de enfrente al cruzar la calle Carabobo era la zona de los mayoristas comenzando desde lo que hoy es la Av. el islote que no existía estaban el negocio de Ventura Salazar que luego lo vendió a José B. Marcano, Cesar Cabello quien vende a Augusto Vásquez, Venancio Benítez, (Elías Benítez su hijo lo adquirió al morir su padre), Miguel Boada, Asunción Guzmán, Rafael García, (al morir su hijo Jesús García se hizo cargo), Jesús A. Benítez, (morocho, al morir su esposa Berta siguió con el local), Amadeo Guagliotto, en la acera del frente Delfín García luego murió y su hijo Julio siguió con el negocio, luego habían 4 casas de familias y el ultimo negocio antes de llegar a la calle Mariño era el de Jesús Ortiz Cardozo; en la transversal de la calle Carabobo estaban los negocios de los Árabes algunas casas de familia que servían de depósitos a algunos comerciantes y carrucheros, y el restaurant de Matute, en la calle Carabobo al frente de los mayoristas separados por la acera se ubicaban los camiones distribuidores de mercancía al por mayor con sus cargas que debían entrar en la noche o madrugada, para asegurar un puesto aunque la mayoría mantenía el mismo tradicionalmente, pero era al azar y si no llegabas a tiempo quedabas fuera del sitio, de estos recuerdo a Mariño, los Tucusos, los Fernández , Jesús Campos (el Chivo), los Antón, los Guerra algunos distribuidores entraban después que los camiones salían como a las 11 am, especialmente los de cervezas y refrescos, de estos recuerdo Miguel Gonzáles (Savoy), Enrique Acosta, José Batista (Madrid), al frente de los casaberos y en la calle que bordea la nave se ubicaban los camiones de los papeloneros, que si tenían puesto fijo recuerdo a Pablo Guzmán, Cástula Marín, Luis Brito, Luis Beltrán Brito, Luis Portillo, Efraín Franceschi, Juan Vásquez, Luis Gómez, Rubén Castillo, Lucas Parejo, detrás de estos camiones estaban los camiones plataneros, algunos vendedores improvisados, donde se vendían aves y otros animales como chivos y cerdos, los baños y una casilla policial, este mercado nunca cerraba sus puertas que solo la nave tenía y cada negocio lógicamente, las ventas comenzaban de 3 a 4 am hasta la 1 pm aproximadamente, la mayoría de las veces los comerciantes al salir se iban al río especialmente viernes, sábado, domingo y lunes, a hacer sancochos; las ventas, trueques e intercambios con los campesinos y pescadores se hacían hasta las 6 am, luego venían las ventas y entrega de mercancías, y a partir de las 10 am comenzaba la cobranza, este mercado era muy particular se dejaba la mercancía a consignación, pero el pago era después de la entrega de la factura nueva, es decir pagabas la factura vieja después que recibías la nueva a las 7am; y casi todo el mundo salía rascado o con varias copas de más.

Como todo mercado gritos, risas, bulla, discusiones, peleas, robos, trampas, juegos, basuras; como dije antes en la parte interior de la nave estaban los negocios de artesanías, y un restaurant con pocas mesas porque la mayoría de los comensales pedían la comida para consumir en su negocio, como siempre en esta ciudad el calor era insoportable y la humedad asfixiante, pues el sol era intenso los 12 meses del año y era hasta mejor que cuando esporádicamente llovía púes inundaba el mercado y convertía en charco y fango todas las vías, aparte que se inundaba toda la ciudad que hasta los botes paseaban por algunas calles especialmente las cercanas al río, aunque una vez vi pasar botes hasta la calle blanco Fombona, eso se mejoró al hacer un aliviadero en el puerto de la madera; como siempre la cordialidad, amabilidad y trato del comerciante vendía más que el precio de la mercancía: “mi amigo que deseaba por allí”, “si lo tengo” y aunque no se tuviera se compraba a quien lo tuviera y se le traía al cliente; los carnavales en ese mercado eran de otro mundo, se jugaba con agua, harina, huevos, cervezas y cuando llegaban al hogar ni el perro los conocía, y algunas veces ni uno mismo sabía quién era, no sabría decirle si por tanto licor o por que se desorientaba por tantas cosas que hasta los oídos quedaban tapados. Era muy emocionante ver los botes trayendo el pescado y vendiéndolo por cajas y esos mismos pescadores llevaban café, verduras, y víveres en general, los campesinos trayendo su mercancías en camiones llenos de gente y con música ranchera a todo volumen, otros campesinos en camiones repletos de todo tipo de mercancía agrícola, (auyamas, , pimentones , ají, batatas, ocumos, yuca, piñas, mapuey, apio, cambures), había una zona exclusiva para el pescado a la orilla del río pero también se vendían, cerdos, gallinas, huevos criollos, pollos para peleas, alguna que otra cacería, pájaros; era común ver caleteros, carretilleros, pescadores en pantalones cortos ,sin camisa, sudorosos, descalzos o en alpargatas iban y venían vociferando frases que solo ellos entendían, “¿qué pasó temiga? No seas tan boque gua…”, “arrequinta” ese coroto y trae ese bicharrengo”, “cojate el camarín y zámpalo paya” e infinidades de groserías; en un ala de la nave interna estaban las ventas de pescado al detal, que también se hacían a la orilla del río y estas ventas informales pagaban más impuestos que las ventas formales en algunas oportunidades pues los pechaban los policías, los cobradores de la alcaldía y cualquier autoridad que pasara, razón por la cual sus ventas eran antes de las 6 am. Un día cualquiera se veía pasar a Popo un borrachín que nunca estaba en sus cabales, o pasaba manito “manito dame medio” con su cara de hambre, cuando veían a “pituca” era un rebullicio el mercado, silbidos, risas, “a que no me conoces”, algo parecido pasaba cuando venían mujeres en pantalones cortos o uno que otro turista, cambiaban la voz los hombres, se reían las mujeres este mercado cerró sus puertas el 30 de noviembre de 1986, para dar paso a un nuevo mercado a unos setecientos metros más allá hacia la playa.




       Entre las Avenidas El Islote y Petión y bordeado por las calles El realengo, y El Islote y al fondo el río manzanares, el 1° de diciembre de 1986 se inaugura el nuevo y actual mercado de Cumaná con una nave en forma de un cuadrado y con la capacidad de albergar a todos los minoristas que en el mercado anterior estaban fuera de la nave, con locales de 3 x 3 m en las paredes de la nave y de 2x2 en el centro de la nave con una disposición hacia el oeste las carnicerías y embutidos, hacia el este verduras y vegetales, al sur y norte víveres y granos;  y  con una nave más pequeña destinada a la venta de pescado fresco, y un área de pequeños locales de 3x3 m destinados a la venta de casabe tiendas de ropa, artesanía y venta de plantas medicinales, muy cerca están las ventas de arepa con chicharrón, empanadas y comidas rápidas, jugos y refrescos con un área también fuera de la nave principal destinada para la venta de plátanos y pollos vivos, hacia esa zona están los baños públicos, hay unos locales tipo quiosco de 2 x 1 m destinados a venta de hortalizas y otros rubros al frente de la nave central pero en el perímetro del mercado estaba la zona de mayoristas locales de 4 x4 m, sin embargo no todos los mayoristas del mercado viejo abrieron sus puertas más bien alquilaron sus locales como fueron José Marcano, Elías Benítez, Miguel Boada, Berta de Benítez y Jesús Ortiz, y se retiraron; en cambio Juan Vásquez monto su comercio de mayorista en la recta de 3 picos donde era su casa de habitación, Julio García decidió quedarse en el mercado viejo, dedicándose al ramo de licores; este mercado quedó corto para los nuevos comerciantes bien porque se asignaron locales a personas que no pertenecían al antiguo mercado o bien porque habían nuevos comerciantes, o ambas situaciones, lo cierto es que en  el área donde estaba  destinado para el estacionamiento se improvisaron locales para la venta de verduras, y otros rubros y lo que estaba bien planificado para que todo estuviera en orden y bien ubicado se volvió un caos fuera de la nave, ya que dentro de esta gran nave  se distribuyó con el área para carnicería y charcutería hacia el oeste, hacia el este verduras y frutas al norte y sur los víveres y en el centro pequeños comerciantes variados.

Se construyó dentro de la nave una pequeña mezanina para las oficinas administrativas, pero la radio o el audio interno desapareció, el gran problema de este nuevo mercado son las aguas negras que es un problema de toda la ciudad, pero el mercado está rodeado de aguas negras, al final de la calle Cajigal hay una Avenida para entrar al mercado la carga que fue tomada por vendedores ambulantes que se llama la playita donde los pequeños productores ponen sus artículos en carretillas y puestos improvisados, haciendo más difícil el control de las autoridades y creando mayor caos, en la Avenida El Islote también se venden en carretillas pescados frescos, verduras, productos de limpieza, comidas rápidas como arepas, empanadas, huevos sancochados, mazorcas, y bollos, jugos y agua de coco, lo que no se veía en el mercado viejo y  abunda en éste, en el espacio desde la venta de pescado fresco hasta los locales de comidas se encuentran los agachaditos ferreterías ambulantes al aire libre, los camiones de distribuidores de mercancía ya no entran al mercado sino que hacen sus ventas desde las calles  aledañas, las mismas mañas viejas del antiguo mercado, en éste nuevo mercado siguen,  los camiones de refrescos y licores no tienen el horario de ventas del mercado viejo y los hacen en cualquier horario, este mercado tiene la ventaja que puede cerrar las puertas del estacionamiento después de las 3 pm, al igual que regular las cargas de los camiones distribuidores en la entrada por la calle Cajigal, es decir hay horarios de cierre y apertura del mercado y día de limpieza. Frente a la entrada del estacionamiento y al pasar la avenida se dispusieron ventas de pescado fresco, de forma improvisada, ya que en los puestos hacia la playa donde están algunos locales no los utilizaron estos vendedores. De cierta manera se les dio orden y formalidad a los comerciantes, a diferencia del mercado viejo hay mayor vigilancia se ven muy pocos pescadores en pantalones cortos menos sin camisa, ya poco se escuchan dialogar en lenguaje incomprensible y como preguntaban los Caraqueños y turistas “¿qué dijo?” y había que traducirle, pero al igual que en el mercado viejo, mucha bulla, gritos, discusiones, peleas, chismes, cuentos, ese fue el mercado que conocí, y que añoro al recordarlo. Me gustaría mucho y me agradaría que las autoridades municipales, policiales y de las comunidades entendieran que el mercado es la puerta de entrada de la ciudad y del turismo, al cual se accede por vía terrestre y marítima, es lo que ven los turistas y deberían llevarse la mejor impresión, por lo tanto, los olores nauseabundos y las aguas de cloacas que rodean dicho mercado deberían desaparecer. La revisión y regulación de precios, balanza e inspección sanitaria debe ser permanente, el control policial debería ser interno y externamente dentro del perímetro del mercado municipal, siempre habrá que recordar que Cumaná es una ciudad histórica, con lindas playas, un rio que divide la ciudad y una de las pocas ciudades donde su centro histórico está habitado casi en su totalidad razones por las cuales es muy visitada por propios y extraños.







por: DR. KELVIS CAMPOS


Mariano de la Cova

Con motivo del día del Abogado en Venezuela (23 de junio) recordamos: al Dr. MARIANO DE LA COVA Y PLANES. Abogado, Ilustre ciudadano cumanés, Prócer de la Independencia de Venezuela.    (1764-1812)


   El Abogado Mariano de la Cova nació en Cumaná, Primogénita del Continente Americano, Estado Sucre el 5 de febrero de 1764. Hijo legítimo del matrimonio de Don Luis de la Cova Ascanio Márquez y de Doña Leocadia Planes ambos nacidos en Cumaná; su hermano era el maestro y sacerdote cumanés Martín de la Cova.

  Miembro de la Junta de Cumaná el 27 de abril de 181O y representante por su provincia natal (Cumaná) ante el Congreso de 1811-1812. Firmante del Acta de la Independencia de Venezuela y de la Constitución Federal de 1811.

   Recibió sus primeros estudios en Cumaná y continuó su educación en el Colegio Seminario de Caracas. Luego en la Universidad de esta ciudad obtiene el grado de bachiller en derecho civil en 1786 y posteriormente el título de maestro en filosofía. También en dicha Universidad obtiene en 1788 la licenciatura en derecho civil y en 1789 el doctorado. En 1790 se recibe de abogado en Caracas, tras lo cual regresa a su ciudad natal, donde en 1806 es nombrado Alcalde. 

   Perteneció a los primeros Abogados venezolanos de Las Reales Audiencias de Santo Domingo o Santa Fe, de esta se crea la Universidad Real Pontificia de Caracas, de gran beneficio, ya que los venezolanos no se ausentan del país para obtener su título de Abogado en Caracas. Curso estudios de Derecho Canónico y Civil en la Universidad Real y Pontificia.

  Como miembro del Congreso obtuvo la licencia de esta institución para regresar a su ciudad natal donde falleció el 29 de agosto de 1812 a la edad de 48 años. Sus restos fueron sepultados en el cementerio colonial de Cumaná!


El Dr. Mariano de la Cova fue probablemente el primer abogado que tuvo Cumaná. 


        "Recordar es vivir"


Felicitaciones a todos los Abogados venezolanos en su día. Dios los bendiga. 


por: Víctor Lemus.
Exconcejal de Cumaná. Primogénita del Continente Americano. 

    Cumaná 23 de junio 2025.

Doctor Cristóbal Mendoza

Don Cristóbal Mendoza uno de los más prominentes próceres de nuestra Independencia y primer presidente de Venezuela, nació en la ciudad de Trujillo el 23 de junio de 1772, fue licenciado en filosofía, abogado y doctor en Derecho civil.

Culminando sus estudios se residencia en esta ciudad y ejerce su profesión de abogado, como protector de naturales de la provincia de Barinas.

El 5 de mayo de 1810 en la ciudad de Barinas, se adhiere al movimiento emancipador que se inició en Caracas el 19 de abril de ese año, organizando en esta ciudad una junta de gobierno que lanza la proclama: “Paz y tranquilidad son nuestros deseos. Morir o ser libres nuestra divisa”.

Fue electo diputado por la provincia de Barinas al Congreso Constituyente de 1811, cargo que no llega a ejercer, ya que el mismo Congreso lo elige presidente del célebre Triunvirato ejecutivo, acompañado de Juan de Escalona y Baltasar Padrón lo que le hace ser el primer presidente de Venezuela.

Luego de la Campaña Admirable el Libertador Simón Bolívar lo nombra gobernador de la provincia de Mérida y posteriormente gobernador político de la provincia de Caracas.

Fue uno de los que propuso en 1813 que el Cabildo abierto celebrado en Caracas ese año le confiriera el título de Libertador a Bolívar.

En 1821 en designado Ministro de la Corte de Justicia. En 1826 edita la primera gran obra histórica para el estudio de Simón Bolívar, titulada Colección de documentos relativos a la vida pública del Libertador de Colombia y del Perú. Para ese año fue nombrado Intendente del Departamento de Venezuela por el Vice-presidente de la Gran Colombia Francisco de Paula Santander, le toco enfrentar al movimiento separatista de La Cosiata, liderizado por el general José Antonio Páez; pero una grave enfermedad lo hace separar del cargo y apartarse de la vida pública.

En honor al día de su nacimiento se celebra todos los 23 de junio en Venezuela, el Día nacional de los abogados. 


por: Alberto Pérez Larrarte

Cronista Oficial de la Ciudad de Barinas

De su libro: Calendario histórico de Barinas. Volumen III, meses mayo-junio.

Publicado en Amazon.

viernes, 20 de junio de 2025

Coronel y sacerdote Dionisio Centeno Mejía

CRÓNICAS DE CUMANÁ. 

PRIMER PARROCO DE NUESTRA SEÑORA DE ALTAGRACIA DE LOS GUAIQUERIÉS. EN CUMANÁ, PRIMOGÉNITA DEL CONTINENTE AMERICANO.  

     Fue uno de los estudiantes de la Universidad de Caracas y del seminario que combatió en las filas republicanas bajo las órdenes de los generales José Felix Ribas y Simon Bolívar. Hijo de Melchor Centeno del Rosal y de María  Magdalena Mejía. Curso estudios primarios en su ciudad natal. En 1811 viajó a Caracas e ingresó al Seminario e inicio los estudios eclesiásticos. Como integrante del escuadrón denominado "de escolares" peleó en la batalla de Vigirima en noviembre de 1813, en la batalla de la Victoria (Aragua) 12 febrero 1814, la de Araure y en el asedio de Puerto Cabello, en diciembre del mismo año; luego en las acciones de Guama y Cocorote (enero de 1814), éstas a las órdenes del general Rafael Urdaneta; con el mismo jefe se halló entre los defensores de San Carlos (12-17-3 de 1814 ) y de Valencia el 28-3-1814). A la caída de Caracas (julio 1814) tomó parte en la retirada del Oriente de Venezuela: combatió a las órdenes del general Piar en el Salado el (16 de octubre), donde recibió una herida en un brazo; al lado de su primer jefe, general José Felix Ribas, peleó en la última batalla de Maturín (1814). En 1817 se hallaba en Angostura con el grado de capitán. Licenciado a causa de su herida, pasó a la isla de Trinidad y después de la liberación de Cumaná volvió a su ciudad natal, donde casó en 1823 con Concepción González, hija del militar republicano Francisco González Moreno. En enero de 1831, en Cumanacoa, apoyó el pronunciamiento del general Andrés Rojas a favor de la integridad de la Gran Colombia. En 1835 fue diputado al Congreso Nacional por la provincia de Cumaná; ese mismo año falleció su esposa. En 1840 fue senador por su provincia natal. Después de enviudar decidió reanudar la carrera eclesiástica, interrumpida en 1813, y en 1842 recibió las órdenes menores de manos del obispo Mariano Fernández Fortique - en el Pao de Barcelona- y las mayores en Angostura, ofició su primera Misa en Cumaná el 8 de diciembre de 1843. Desde 1844 hasta 1845 fue párroco de Río Caribe y a partir de ese último fue cura  de la parroquia Altagracia en su ciudad natal hasta 1872. Ejerció internamente durante ese último lapso la Gobernación del Obispado de Guayana en sede vacante y luego se trasladó a Caracas donde residenció hasta su muerte. 

    El Coronel y sacerdote Dionisio Centeno Mejía fue el primer párroco de Altagracia de los Guaiquerí, a partir del el 15 de agosto de1856, el presbítero Dionisio Centeno Mejía había nacido en Cumaná Primogénita del Continente Americano el 8 de abril de 1797 y murió en Caracas el 21 de noviembre de 1874. 


       "Recordar es vivir"


por: Víctor Lemus

 Exconcejal de Cumaná. Primogénita del Continente Americano 

      Cumaná, junio 2025 

lunes, 16 de junio de 2025

ANDRÉS AURELIO LEVEL

Militar y político, precursor de la estadística moderna en Venezuela. Hijo de ANDRÉS AURELIO LEVEL de Goda y Grimaldo y de Luisa Antonia de la Guerra Vega. Con el grado de capitán de navío, había servido, en tiempos del presidente Juan Crisóstomo Falcón, en la subsecretaría de Marina del Ministerio de Guerra y Marina (1863). En esa oportunidad, había preparado un informe especial en el cual se enfatizaba la necesidad de poseer una buena marina y formulaba recomendaciones sobre matrícula marinera, organización de la armada, instrucción naval, academias náuticas, astilleros y construcción de faros y muelles. En el mismo documento, Level sustentaba el criterio de que las empresas de navegación a vapor debían preceder a los ferrocarriles. En 1864, ascendido a general de brigada, asumió la cartera de Guerra y Marina. Nombrado director general de estadística (1871), le fue encomendada por el presidente Antonio Guzmán Blanco la tarea de organizar y poner en marcha la recién creada Dirección General de Estadística, así como de preparar el Primer Censo Nacional de Población que se realizara en el país (1873); este primer censo fue completado con la publicación del Anuario estadístico de Venezuela y de los Apuntes estadísticos de los estados (1874-1876). Ministro interino de Relaciones Interiores (1873-1874), fue también gobernador del Distrito Federal (1879). Al igual que en 1873, formó la Junta que dirigió, a escala nacional, el censo de 1881. En 1876, publicó un trabajo titulado Las revoluciones de Venezuela a la luz de la estadística. Su Nomenclator de Venezuela fue editado por el gobierno con motivo del centenario del nacimiento de Simón Bolívar (1883). Miembro fundador de la Academia Nacional de la Historia (1888) instalada en 1889, fue diputado por el Gran Estado Miranda en el Congreso de 1890.

 El padre: Andrés Level de Goda y Grimaldo


Fuente: El texto es copia fiel de lo referido en el Diccionario de la Fundación Polar

𝐓𝐎𝐃𝐎𝐒 𝐒𝐎𝐌𝐎𝐒 𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐈𝐀𝐒

Incluso del papa, si rastreamos lo suficiente en el pasado

Este es un resumen con propósito informativo sobre la posible relación genealógica entre Antonio José de Sucre, prócer de la independencia suramericana, y Robert Francis Prevost, el actual papa León XIV, basada en hallazgos referidos en una investigación publicada por el New York Times, firmada por Henry Louis Gates Jr. en colaboración con American Ancestors y el Cuban Genealogy Club of Miami.

El análisis parte de una idea sencilla pero poderosa: si se busca lo suficiente, todos estamos emparentados con todos. Estudios de genealogía genética indican que millones de personas vivas hoy podrían ser descendientes de personajes históricos como Carlomagno, los reyes católicos, o incluso líderes revolucionarios del siglo XIX, como Sucre. Esto se debe al fenómeno conocido como colapso de ancestros, que muestra cómo con cada generación retrocedida se duplica la cantidad de antepasados… hasta que, inevitablemente, las líneas se cruzan.

El análisis parte de una idea sencilla pero poderosa: si se busca lo suficiente, todos estamos emparentados con todos. Esto se debe al fenómeno conocido como 𝗰𝗼𝗹𝗮𝗽𝘀𝗼 𝗱𝗲 𝗮𝗻𝗰𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼𝘀, que muestra cómo con cada generación retrocedida se duplica la cantidad de antepasados… hasta que, inevitablemente, las líneas se cruzan.

Así, más allá de la precisión documental, esta infografía busca ilustrar cómo es matemáticamente plausible que compartamos linajes con figuras célebres, incluso sin saberlo.



por: Rommel Contreras