(Discurso pronunciado por el Lcdo. Rommel José Contreras Gaspar, el día 16 de octubre de 2014 en El Salado (Escuela Marco Antonio Saluzzo). Homenaje que rinde la Academia de la Geo-Historia del Estado Sucre a sus héroes en la Ciudad de Cumaná.)
Este
es un acto para recordar amargos y gloriosos hechos, sucesos acaecidos sobre
esta tierra, en estos espacios. Se lo debemos a los que nos antecedieron y
ofertaron sus sacrificios y vidas para levantarnos como República y conformarnos
como Nación. A ellos dedico estas palabras con el compromiso de que otros
(ustedes niños y jóvenes) continuarán recordando sus luchas, batallas y
victorias.
Este lugar donde nos
agrupamos, fue antiguamente la plaza pública de la
misión de Nuestra Señora de Altagracia. Un pueblo construido para alojar
a los indios recogidos en el monte y en la playa, de acuerdo a las
instrucciones iniciales del rey Felipe IV para que fuesen dotados de capellán “… los guaiqueríes e indios privilegiados y
brasiles residentes en Cumaná”. Instrucción que Fr. Damián López de Haro (obispo
de Puerto Rico) ordena cumplir cuando su visita en 1648[i].
Este suelo, antes fue
atravesado por caños y pequeños arbustos; suelo de color ocre, inundable y con manchones
de sal, hoy es centro de instrucción escolar, bordeado de sectores donde aun
habitan los descendientes de sus antiguos pobladores guaiqueríes; aunque
Altagracia fue reconstruido en lo que ahora es la Plaza Bermúdez; El Salado fue
su origen[ii].
Estos elementos; hombres y naturaleza son protagonistas de lo que vamos a
recordar.
Para hablar de los sucesos
acaecidos aquí y en los alrededores, exactamente un día como hoy 16 de octubre,
hay que serenarse para no «sobrecogerse
de dolor y espanto»[iii]. Este suelo debe
ser libro abierto que nos recuerde los peligros de la guerra civil, de la
guerra fratricida, de los extremos irreconciliables, del uso del terror como
elemento de presión social y de lo monstruoso del aniquilamiento selectivo y
sistemático de seres humanos.
En el funesto año
1814, la Revuelta Popular que inició un bodeguero en el llano venezolano: ya
era guerra civil al llegar a las sabanas de El Salado, Boves teniente Coronel y
sus seguidores… un formidable ejército popular. La principal orden del comando
de esa tropa relativa a la conducta en el oriente de Venezuela; no fue muy
distinta de las ejecutadas en Caracas y otros puntos de la geografía nacional;
se resume en una orden sucinta dirigida al gobernador interino de la Ciudad de
Cumaná:
Tte. Cnel. José Tomás
Boves
Boves fue el causante
de la gran emigración al Oriente, 20000 almas abandonan Caracas con destino a
Barcelona: veinte y tres días de intrincado camino, asediados por mar y por
tierra. Este río de gentes dirigidas personalmente por el Libertador Simón
Bolívar, a finales de agosto, el día 25, llegan en busca de refugio a Cumaná. Recibimos
una emigración agigantada; por cuatro días la ciudad se turba en la anarquía,
el día 29 fue ocupada por una vanguardia de Boves.
Hasta que aparece en
nuestro horizonte, procedente de Margarita y pasando por Cariaco, el invicto Manuel
Carlos María Francisco Piar Gómez; el General viene con un ejército de
orientales. Acude por su cuenta a la defensa de Cumaná y de su gente; la ocupa el
19 de septiembre, poniendo en fuga hacia Barcelona la avanzada de la tropa de
Boves. La presencia del ejército patriota comandado por Piar en Cumaná, desvía
a Boves de su intención original de atacar a Maturín y personalmente acude con
un grueso de su ejército a reducir a la ciudad; como lo hizo.
Hace exactamente 200
años, el ejército de Boves que acampaba desde el día anterior en los Bordones, entra
a los predios de Cumaná: la sabana de El Salado. Inútil fueron los esfuerzos
del valeroso General Piar para contener aquella arrolladora fuerza popular. Pero
gloriosa fue su única derrota, ya que permitió a muchos abandonar la ciudad.
Boves inicia la
masacre de los inmigrados y de los vecinos de Cumaná; su capellán (Llamozas)
declara el cúmulo de sus desmanes:
“Dio Boves orden a la tropa para que
entrara en la ciudad y matase cuantos hombres se encontraban, como así lo
ejecutó. Después de estar aquella
reducida, entrando varios a caballo dentro de la iglesia parroquial,
buscando a los que en ella se habían refugiado para matarlos…”
[vi].
Por respeto de la
inocencia de los niños y jóvenes que nos acompañan, que deben «por ahora» quedar ajenos a estas
vilezas de nuestras historia: no describiré el cúmulo de crímenes ejecutados
sobre los cumaneses y los refugiados emigrados de Caracas y Barcelona. Fueron crímenes
horrendos los cometidos por aquella tropa abanderada realista; compuesta de
hombres que en su muy gran mayoría eran también venezolanos. Pero muchachos: maduros ya en su temple y en
su formación será necesario que regresen a estos sucesos y los estudien en
detalle, para que entendidos en ellos cuiden de que nunca se repitan. Sin embargo citaré un pasaje tomado de Juan
Uslar Pietri que bien describe el fondo de aquella Rebelión Popular de 1814:
“Al salir de Cumaná, Boves ordenó que
se aumentara su ejército con los hombres de los pueblos vecinos… Boves pasó
revista. Terminada ésta ordenó que todos los voluntarios o reclutas que fueran blancos aunque fuesen
realistas: «Los hizo morir a todos en el campo por la noche»”[vii]
Por las acciones
anteriores a las de Cumaná, el rey asciende a Boves a Coronel; grado que no
disfrutó (y que no le hubiere gustado), muere por un justiciero lanzazo
patriota, ese mismo año, el 1ro de diciembre en Urica. Su rebelión deja
una nación ensangrentada: dice Llamozas, «A consecuencia de este sistema han
desaparecido los blancos. En Cumaná solo han quedado 5 o 8 del país [vivos]...»[viii]; y más de 2000 cadáveres de cumaneses.
Nuestro defensor del
año 14, el General Piar, héroe de la batalla de San Félix y de tantas otras: en
1817 pretende comandar las operaciones en Oriente. Pretende comandar las operaciones
en un territorio por el cual había luchado una buena parte de su vida. Por ello
se le acusa de entorpecer las acciones emanadas por el ahora Jefe Supremo Simón
Bolívar, se le acusa de querer establecer un nuevo gobierno y de sembrar desconfianza
y rivalidad entre las gentes de color,
de abandonar el ejército para reclutar gente en la provincia de Cumaná con
intenciones de formar un ejército propio, se le acusa de sedición; partes de esas
acusaciones o sombras de ellas también se extienden a otro de nuestros grandes,
el General Mariño (El Libertador del Oriente de Venezuela):
“En una Junta de Generales y Jefes fue
reconocida de nuevo la autoridad del jefe Supremo «el Libertador Simón
Bolívar», quien mandó traer preso a Piar con el General Cedeño, y puesto en
Consejo de Guerra, fue condenado como sedicioso y desertor, y ejecutado el 16
de octubre en la misma plaza en que entró triunfante pocos meses ante «en
Angostura, actual Ciudad Bolívar»” (Francisco Javier Yanes)[ix].
Como una ironía del
destino o una mala concurrencia de las efemérides históricas, el General Manuel
Carlos Piar fue ejecutado por sus propios hermanos un día 16 de octubre; el
mismo día cuando con valor enfrentó a los rebeldes realistas del año 1814 en
Cumaná. El será uno de nuestros propósitos como miembros de la Academia de la Geo Historia del Estado
Sucre: estudiar, analizar y divulgar aquellos tristes sucesos que aún se
encuentran en nuestras conciencias resonando y girando como temas no
completamente aclarados y razones no plenamente establecidas. Y me refiero
tanto al General Manuel Carlos Piar como al General y Libertador de Oriente Santiago
Mariño Carige[x],
y tantos otros héroes regionales y locales que la historia patria ha apartado con
tratamiento injusto e inmerecido.
Nada diré sobre la
otra importante efeméride que recordamos hoy, sin antes asumir y decir frente a
estos patriotas (niños y jóvenes), que un país se construye con el empeño de
sus ciudadanos, con valentía, y con justicia; todo ello requiere de disciplina
y mucho más en momentos azarosos de la República. Mientras fuerzas ajenas y
extrañas pretenden desviarnos de nuestro quehacer republicano, y de nuestra
vida ciudadana, bajo esas condiciones: es la disciplina, la unión y la justicia
lo que debe imperar sobre todo y todos.
La liberación de
Cumaná…
La Rebelión Popular
de 1814 trajo como consecuencia la pérdida de la Segunda República, a estos sin
sabores debemos agregar el arribo a nuestras costas de la expedición del afamado general español Pablo
Morillo (principios de abril de 1815), se nos aleja la Libertad, pero a su
tiempo; luego de 11 años de guerra, un 16 de octubre de 1821, llega el momento
definitivo para liberar a Cumaná del yugo español. Esa fue una responsabilidad que
el Libertador Simón Bolívar sabiamente dejo en manos de uno de nuestro grandes generales,
José Francisco Bermúdez.
Boves se llevó es su
vorágine una muy buena parte de los patriotas cumaneses y otros tantos de los
llegados de la emigración[xi].
Los patriotas que salvaron su vida se desparramaron por las islas del Caribe desde
donde emprendieron la lucha por la causa americana. El Oriente alojó a partir
de 1815 a parte de la tropa de Morillo, y bajo su guardia y presencia, en
aquellos años, Cumaná sirvió de refugio de afectos a la causa realista; incluso
muchos de los indios «vasallos privilegiados», se mantuvieron
indiferentes a la causa republicana. Recojo las palabras de un oficial español
escritas 1820, el Capitán Rafael Sevilla (en sus memorias):
“No me detendré a narrar todos los
incidentes que me acaecieron durante mi
permanencia en este puerto. Pero si debo consignar que pronto me hice querer y
respetar de aquel leal vecindario, en el que reinaba el mejor espíritu a favor
de la causa española”[xii].
Fue esa presencia de
afectos a la causa realista la que determinó que Cumaná fuera la última de las
ciudades venezolanas liberada del yugo español; después de Carabobo.
El General Pablo
Morillo junto con el Libertador Simón Bolívar, el 26 noviembre de 1820 firman
en Santa Ana de Trujillo, el Tratado de Armisticio y Regularización dela Guerra: hacer la guerra “como lo
hacen los pueblos civilizados"; respeto a los no combatientes, canje
de prisioneros, y fin a las prácticas de
la guerra
a muerte.
Este tratado es considerado actualmente como el principal antecedente del Derecho Internacional Humanitario. Bolívar dijo de él;
en su Resumen Sucinto de la Vida del
General Sucre:
“Este
tratado es digno del alma del general Sucre: la benignidad, la clemencia, el
genio de la beneficencia lo dictaron: él será eterno como el más bello
monumento de la piedad aplicada a la guerra: él será eterno como el nombre del
vencedor de Ayacucho.”[xiii]
Toñito Sucre no sólo dejó en ese Armisticio profunda
huella, fue estricto al ponerlo en práctica en su gesta libertaria de los
pueblos del Sur.
Sobre el derecho humanitario,
el Derecho de Gentes, otro
venezolano de esa época escribiría ampliamente, también en el Sur: en la
República de Chile. Uno de nuestros grandes cuya familia fue vecina de Cumaná,
se trata de Andrés Bello, fue el primero que consolidó las bases jurídicas que
hoy sostienen los Derechos Humanos
en el mundo; y así se le reconoce. No puede ser casualidad que dos sur
americanos: Sucre y Bello, consideraran formalmente hechos tan fundamentales
para el hombre y que de ellos a pesar de todos sus infinitos logros, sea lo
humano, lo más sublime de su trascendencia.
Cuando el General
José Francisco Bermúdez, el día 15 de Octubre de 1821 se entrevista en la Casa Fuerte de la Boca del Río con el
Coronel español José Caturla, para discutir los términos de la Capitulación de
las tropas acantonadas en Cumaná, y poner fin al sitio que por dos meses tenía la
muy nutrida fuerza patriota sobre la ciudad; los principios humanitarios de “Toñito Sucre” estuvieron presentes.
Cito nuevamente al español
Sevilla: El acuerdo “consistía en entregar la plaza al enemigo [los patriotas] el
día siguiente… marchando la gente [los
realistas] a alojarse al barrio de
Puente Afuera [actual plaza Bermúdez],
como si estuviéramos en paz…" [xiv]
Bermúdez ese día se
coronó de gloria: al abandonar Cumaná el ejército español no recibió ningún vejamen,
pero España toda recibió una lección que aun la humilla, respecto a la conducta
de sus tropas en los campos americanos. En Cumaná el 16 de octubre de 1821 no
se vivió el horror ni los crímenes y humillaciones que años antes Boves había
ordenado sobre los cumaneses y los inmigrados, aquí no se practicaron los horrores
y las miserias que Morillo (llamado “El
Pacificador”) permitió sobre los patriotas cuando el sitio de la ciudad de
Cartagena; defendida por Bermúdez. Nadie pensó en desconocer los acuerdos, como
lo hizo Monteverde en el año 1813 con la capitulación firmada con el ilustre General
Francisco de Miranda[xv]; por culpa del cobarde Monteverde: Zuazola, Antoñanzas y
Cervériz dieron riendas sueltas a muchísimos crímenes y barbaries en el Oriente,
pero sobre todo en Cumaná.
La Capitulación de
los españoles en Cumaná fue respetada estrictamente, no sólo ese día 16, se
hizo lo correcto todos los días subsiguientes hasta el presente[xvi].
Termino mi
disertación sobre las efemérides del 16 de Octubre, mucho falta por estudiar de
Cumaná, una ciudad que se apresta a celebrar medio milenio de historia; pero
que carece de un estudio formal sobre su historia. Espero que entre todos y desde
la Academia de la Geo Historia del
Estado Sucre, con la ayuda de ustedes que pronto nos relevarán, y de otros
más esclarecidos que nosotros, espero que podamos regalarle a Cumaná una
Historia Monumental: que eternice sus valores.
Igualmente quisiera
proponer a las autoridades presentes y a los voceros del Poder Popular, que el
próximo año este homenaje se rinda en el mismo lugar donde el General Bermúdez
se entrevistó con el gobernador español para firmar el
Acuerdo de Capitulación: La Casa Fuerte
de la Boca del Río, una infraestructura
patrimonial que nos acompaña desde 1776[xvii],
pero que hoy se encuentra secuestrada, ajena de sus verdaderos dueños El Pueblo Cumanés; atrapada dentro de
una empresa que a poco de aquí hiere y pervierte nuestro patrimonio.
¡Hoy
disfrutamos una libertad bicentenaria, pero para mantener la paz se requiere
del imperio de la justicia!
Gracias
Rommel Contreras /
16-10-2014
[i] Felipe IV ordenó mediante Cédula Real del 14 de
septiembre, que con el acuerdo y concurso del gobernador de la Nueva Andalucía,
“se nombrase un capellán para los guaiqueríes
e indios privilegiados y brasiles residentes en Cumaná”. Esto precipitó la
fundación de las misiones de El Socorro y El Salado. Debió materializarse luego de la muerte del
obispo en Margarita el 24 de agosto de 1648; murió infectado de la peste. En:
Martínez, Pbro. Ramos. Memorias para la Historia de Cumaná y Nueva Andalucía. Edit. Artes
Gráfica (1945). Pág. 41.
[ii] “La ciudad de Cumaná, capital de la Nueva Andalucía,
dista una milla del embarcadero o de
la batería de la Boca, cerca de la
cual bajamos a tierra, después de haber pasado el alfaque del Manzanares.
Hubimos de recorrer una vasta llanura, el Salado,
que separa el arrabal de los Guaiqueríes de la costa del mar.”…”Atravesamos el
arrabal de los indios, cuyas calles están muy bien alineadas y formadas con
casitas nuevas todas y de un aspecto risueño. Este barrio de la ciudad acababa
de ser reconstruido, a causa del terremoto que había arruinado a Cumaná
dieciocho meses antes de nuestra llegada [1797].”
Humboldt, en:
Humboldt,
Alejandro. Viajes a las Regiones
Equinocciales del Nuevo Continente - Hecho en 1799, 1800, 1801, 1802, 1803 y
1804 por A. de Humboldt y A. Bompland - Ediciones del Ministerio de
Educación Nacional (1941). Tomo I
Pág. 378-379.
González, Juan Vicente. Biografía de José Félix Ribas -. PDVSA (1988). Pág.72.
Autor desconocido. La guerra de independencia en la provincia de Cumaná, Boletín de la
Academia Nacional de la Historia. No. 65. Pág. 36. – Citado también por:
Yanes, Francisco Javier. Historia De La Provincia De Cumaná - En la transformación política de
Venezuela desde el día 27 de abril de 1810 hasta el presente año de 1821 -
Ministerio de Educación Nacional (1949). Pág. 147.
[vi] Llamozas, Ambrosio. Memorial Presentado al Rey en Madrid por el
doctor Don José Ambrosio Llamozas, vicario y capellán primero del ejército de
Boves – de fecha 31-07-1815. Boletín de la Academia Nacional de la
Historia. No. 17 (I del tomo V - 1921). Pág. 522.
[vii] Uslar Pietri, Juan. Historia de la rebelión popular de 1814.
Edit. Edime (1962). Pág. 179. (Usa como fuente el memorial del capellán Llamozas.
Op. cit. Pág. 522).
[x]
Hijo del capitán de milicias regladas Santiago Mariño de
Acuña y de Atanasia Carige Fitzgerald,
descendiente de irlandeses. (nota del autor)
[xi]
Recordemos entre muchos valientes e inocentes, dos hermanos de nuestro muy querido Antonio José de
Sucre ( Vicente y Magdalena) y a Juan José Landaeta; a quien se le
atribuye la música del Himno Nacional. (nota del autor)
[xii]
Sevilla, Rafael. Memorias De Un Militar - La Guerra de
América. Casa Editorial Franco Ibero-Americana, s.a. (hacia 1925). Pág. 145.
[xiii]
Bolívar, Simón. Resumen Sucinto de la Vida del General
Sucre. Ediciones de la Presidencia de la República (2001). Pág. 10.
[xv]
Como ejemplo: ”Gaspar Miguel de
Salavarría, hijo de Cumaná había permanecido entre nosotros tratado con la
mayor consideración,… más cuando entró Boves dejo la Capa de la hipocresía y
fue el más grande asesino de sus paisanos: vive y aún vive entre nosotros. ¡O
virtud de los Americanos!”. Autor desconocido, La guerra de independencia en la provincia de Cumaná. Op. cit. Pág.
36.
[xvii]
“El Gobernador de Cumaná Don Máximo de Bouchet, inrfoma
a Don José Galvez de haber construido en la boca del río Manzanares de Cumaná
una casa para alojamiento de la guardia
Dorta,
Enrique Marco. Materiales para la
Historia de la Cultura en Venezuela (1523 -1828) - Documentos del Archivo
General de Indias de Sevilla -. Fundación John Boulton (1967). No.
2267.
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